Un nuevo estudio de caso ha documentado a una adolescente con hipertimesia, una condición extremadamente rara —diagnosticada en menos de un centenar de personas en el mundo— que le permite recordar en detalle una cantidad extraordinaria de eventos personales de su vida y, además, proyectarse hacia el futuro con la misma viveza.
La investigación, publicada en Neurocase y liderada por la neuropsicóloga Valentina La Corte de la Universidad Paris Cité, describe a la joven, identificada solo como TL, como alguien capaz de “revivir” escenas de su pasado con tal precisión que llega a experimentar de nuevo las emociones, los olores y las sensaciones de aquel momento. En pruebas de memoria, TL alcanzó el máximo nivel del rango normativo para la recuperación de recuerdos autobiográficos.
Una biblioteca mental para archivar la vida
Lo más fascinante es la forma en que ella misma describe su mente: como una “gran sala blanca”, similar a una biblioteca, donde cada uno de sus recuerdos está cuidadosamente archivado por fechas y categorías. Allí puede “consultar” desde fotografías familiares hasta los juguetes que tuvo en la infancia, cada uno con una etiqueta que indica de quién los recibió y en qué momento. Incluso los recuerdos dolorosos, como la muerte de su abuelo, están guardados en un cofre dentro de esta sala.
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TL también ha desarrollado habitaciones mentales auxiliares: una “sala de hielo” a la que acude para calmar la ira, una “sala de problemas” donde se concentra sin distracciones y otra habitación habitada por soldados que apareció cuando su padre se fue para seguir su carrera militar, asociada a sentimientos de culpa.
Viaje mental hacia el futuro
La investigación revela que TL no solo revive su pasado, sino que es capaz de “pre-experimentar” eventos futuros, una especie de viaje mental hacia adelante, que le provoca la sensación de haber vivido algo que aún no ha ocurrido. Esto, según los autores, podría abrir nuevas vías para entender cómo el cerebro humano construye identidad y continuidad temporal a partir de la memoria.
Aunque el estudio no se centra en las dificultades que puede entrañar esta capacidad, otros individuos con HSAM han descrito su experiencia como una corriente incesante de recuerdos, “automática e imposible de apagar”. La Corte advierte que aún quedan muchas preguntas abiertas: ¿cómo afecta el envejecimiento a esta memoria prodigiosa? ¿Se puede aprender a regular el flujo de recuerdos?















