La Comic-Con de Málaga ha dado mucho que hablar. Ha tenido grandes invitados y momentazos, y ha ocupado titulares más allá de las colas o los problemas de organización. En un momento político dominado por la crispación y el discurso incendiario, Arnold Schwarzenegger ha vuelto a levantar la voz, y lo ha hecho desde un escenario inesperado: la San Diego Comic-Con de Málaga. Frente a miles de asistentes, el actor y exgobernador de California aprovechó su masterclass para mandar un mensaje que, aunque disfrazado de reflexión vital, apuntaba directamente al presidente Donald Trump y a su retórica del odio.
Arnold Schwarzenegger carga contra Donald Trump en la Comic-Con de Málaga: “El odio no es necesario”
"Puedes respetar a la gente cuando piensa de forma diferente a la tuya, no hace falta odiar a nadie", dijo con contundencia, contrastando con las recientes declaraciones de Trump, que en el funeral del activista Charlie Kirk aseguró "odiar a sus oponentes". El encuentro, titulado Total Recall: La masterclass de Arnold Schwarzenegger era uno de los platos fuertes de la convención. Antonio Banderas ejerció de maestro de ceremonias recordando su amistad con el austriaco, y Álex de la Iglesia se encargó de conducir la conversación, confesando su devoción por Conan el Bárbaro y dejando caer que no se resistiría a trabajar con él algún día.
Pero más allá de las anécdotas de rodaje, las bromas sobre su rivalidad con Stallone o los inevitables “Volveré” y “Hasta la vista, baby”, la cita quedó marcada por el alegato político final del protagonista de Terminator. Schwarzenegger repasó su vida con la naturalidad de quien lleva décadas convertido en icono global: de sus primeros años como culturista a su desembarco en Hollywood con títulos como Depredador (1987), Desafío Total (1990) o Mentiras arriesgadas (1994). No faltaron recuerdos de su intensa preparación para Conan el Bárbaro -dos años de entrenamiento con espada y caballo- ni las lecciones de disciplina aprendidas en el gimnasio que trasladó después a los rodajes. Sin embargo, cuando tocó hablar de política, la masterclass dio un giro inesperado.
Recordando sus años como gobernador republicano de California (2003-2011), Schwarzenegger insistió en la necesidad de superar trincheras ideológicas. Frente al tono agresivo que domina buena parte del discurso público en Estados Unidos, defendió un espíritu más conciliador: "Tenemos la responsabilidad de dejar el mundo mejor de como lo encontramos. Y eso implica respeto, no odio". Una frase que, en pleno clima de radicalización y polarización política, resonó como un mensaje claro contra la estrategia de Trump.
El público, que esperaba sobre todo guiños cinéfilos y recuerdos de rodaje, encontró también a un Schwarzenegger con voz propia en el debate político estadounidense. No en vano, el actor se define como “ciudadano del mundo” y asegura que su éxito no depende solo de su fuerza de voluntad, sino de quienes lo han acompañado en el camino: directores, compañeros de reparto y millones de seguidores. A sus 78 años, sigue siendo un mito de la cultura popular, pero también un referente político incómodo para un sector de su propio partido, que ve en él una alternativa moderada al trumpismo.
En Málaga, mientras el cómic tenía protagonismo, el héroe del cine de acción dejó claro que aún tiene mucho que decir. Y esta vez, más allá de espadas y cyborgs, sus palabras sonaron como un recordatorio de que el cine puede ser espectáculo, pero también tribuna.
