Durante la promoción de su libro We Did Ok, Kid, que llegará a librerías el próximo martes, Anthony Hopkins se sentó con el podcast The Interview del New York Times y desnudó, con una franqueza que sorprende incluso a sus seguidores más leales, episodios oscuros de su vida.
El actor británico relató cómo su relación con el alcohol le llevó al límite, poniendo en riesgo su vida y la de los demás. "Recuerdo conducir completamente ebrio por California, sin saber ni hacia dónde iba", confesó. "Me di cuenta de que podía haber matado a alguien… o morir yo mismo, algo que en aquel momento no me preocupaba".
El oscuro pasado de Anthony Hopkins: alcohol, volante y vidas al borde del abismo
Hopkins, de 87 años, no esquiva el dolor familiar. Reconoce que la comunicación con su hija Abigail sigue rota, pese a sus intentos de reconciliación. "Si quieres guardar rencor, adelante", admite, con la resignación de quien ha vivido demasiado para fingir.
El actor recuerda cómo, en uno de sus episodios más peligrosos, su comportamiento podía haber acabado con "una familia entera" y él ni siquiera sentía remordimiento. Solo años más tarde, cuando decidió dejar el alcohol, sintió una especie de llamada interior: una voz que le preguntaba si quería vivir o morir. Al optar por la vida, la respuesta llegó clara: "Todo ha terminado. Ya puedes empezar a vivir. Todo tenía un propósito, así que no olvides ni un instante".
En sus memorias, Hopkins subraya que el camino hacia la sobriedad no fue inmediato ni sencillo. "Me llevó otros doce años cortar de raíz y descubrir un mundo nuevo", escribe, reflejando la paciencia y la disciplina que requirió su proceso.
Su primer matrimonio con Petronella Barker quedó marcado por su adicción. "Fueron los dos peores años de mi vida", confiesa. De esa relación nació Abigail, y Hopkins reconoce que su alcoholismo la condenó desde el principio. "Mi depresión era ilimitada. El alcohol era mi chupete", explica, recordando un momento en que temió tanto por sí mismo como por ella, y decidió abandonar la casa. Tras recuperarse, intentó reparar los lazos con su exmujer y su hija, aunque sin éxito pleno: "Abigail nunca pareció poder perdonarme por haberla dejado cuando era un bebé. No puedo culparla… pero ha sido y sigue siendo una fuente enorme de dolor".
Dos pilares le ayudaron a sobrevivir: Alcohólicos Anónimos y su actual matrimonio. Sobre Stella Arroyave, su esposa, dice: "Me abrió por completo. No importa lo que haya ocurrido en el pasado. Puedes reconocerlo y seguir adelante". A sus 87 años, Hopkins no solo mira atrás con honestidad brutal, sino también hacia delante, consciente de que la vida -con todo su caos y sus errores- todavía tiene sentido y oportunidades de redención.
