OnlyFans, la plataforma británica asociada históricamente al contenido erótico creado por sus propios usuarios, ha iniciado un giro estratégico que apunta directamente al deporte español. La compañía ha comenzado a patrocinar a deportistas de alto rendimiento en disciplinas minoritarias, un terreno marcado por la precariedad económica y la necesidad urgente de apoyos externos.
En esta relación simbiótica -aunque claramente descompensada en términos de poder e influencia- empiezan a surgir dudas sobre el verdadero alcance de la maniobra, que ya habían intentado en el pasado.
OnlyFans entra de lleno en el deporte español mientras Europa aprieta el cerco contra el porno online
La jugadora de pádel Vero Virseda, la boxeadora Jennifer Miranda y la surfista Alazne Aurrekoetxea compiten ya con el logotipo de OnlyFans en sus equipaciones. La periodista y divulgadora Mara Mariño, en una investigación publicada en Artículo14, interpreta estos patrocinios como un paso calculado dentro de una estrategia de normalización. Según explica, la plataforma busca abrirse hueco en ámbitos con buena reputación pública, aprovechando el atractivo del deporte y el fitness para distanciarse de la etiqueta puramente pornográfica.
El plan cuenta con dos frentes: OnlyFans paga a las atletas por lucir su marca, y al mismo tiempo les ofrece la posibilidad de monetizar contenido exclusivo sobre entrenamientos, rutinas, nutrición o vida personal. Esta fórmula híbrida funciona como un argumento silencioso: la compañía pretende presentarse como un espacio de contenido general y no solo erótico.
Pero el movimiento no está exento de riesgos. Mariño alerta de que, al exhibir el logotipo, estas deportistas pueden legitimar involuntariamente ante audiencias juveniles una plataforma que podría atraer a menores sin plena conciencia de los peligros asociados. Esto ocurre en un momento delicado: España aprobó en 2022 una ley audiovisual que obliga a reforzar la verificación de edad en plataformas con contenido pornográfico, un requisito todavía en fase experimental.
En paralelo, Europa intensifica su ofensiva regulatoria. Francia permite desde 2024 bloquear webs pornográficas sin controles adecuados, y Alemania ha vetado el acceso a gigantes como Pornhub o RedTube tras constatar que su empresa matriz anteponía sus beneficios a la protección del menor.
El giro deportivo de OnlyFans responde a una motivación empresarial evidente: mejorar su imagen para atraer inversores. La compañía busca financiación con una valoración superior a los mil millones de dólares, pero necesita demostrar que puede desvincularse del porno que aún representa la mitad de su actividad. Su desembarco en el deporte es, así, un sofisticado ejercicio de rebranding con múltiples aristas y un impacto aún incierto.















