El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto ha anunciado la cancelación del ambicioso proyecto que buscaba revestir la pirámide de Micerinos con bloques de granito. La decisión se tomó tras el informe de un comité de expertos que cuestionó la viabilidad de esta restauración, destinada a devolver a la estructura su apariencia original. Este plan, promovido por el arqueólogo Zahi Hawass en colaboración con expertos japoneses, había sido presentado como un regalo de Egipto al mundo en el siglo XXI, pero suscitó un amplio debate en la comunidad científica.
Una de las principales razones detrás de la cancelación del proyecto fue la preocupación por violar las directrices de la UNESCO sobre la restauración de monumentos del Patrimonio de la Humanidad. El comité de expertos concluyó que cualquier adición a la pirámide podría comprometer su valor arqueológico global.
Este caso resalta la delicada línea entre la preservación y la restauración de los tesoros antiguos, un desafío constante para los conservacionistas y las autoridades responsables del patrimonio cultural.
Identidad y patrimonio
La propuesta inicial había despertado una amplia controversia, reflejada en videos difundidos que mostraban la colocación de los bloques de granito, muy distintos en apariencia a los originales. Críticos como Mansour Brik y Ibrahem Badr señalaron la importancia de adherirse a las convenciones internacionales para la restauración y conservación de antigüedades, subrayando la necesidad de un enfoque más científico y respetuoso hacia la intervención en monumentos antiguos.