La serie de acción real de One Piece ya está disponible en Netflix y ha enamorado tanto a la crítica como al público. El producto, que se desarrolló bajo la supervisión de Eiichiro Oda, está recibiendo excelentes puntuaciones allá por donde pasa, y en medios de prestigio como Rotten Tomatoes luce la brillante puntuación de 82% de valoraciones positivas por parte de la crítica y un increíble 94% de buenas puntuaciones a manos del público. Es decir, los fans de la obra original parece que están muy contentos con el trabajo realizado por la gigante del streaming.
El live-action de One Piece cumple con lo prometido y se convierte en el primer producto capaz de contentar al público del manga
Con un total de ocho episodios publicados hasta la fecha, la primera temporada de One Piece sigue los primeros pasos de Monkey D. Luffy como pirata, quien deberá formar una tripulación de confianza para enfrentarse a los muchos peligros que le esperan en los vastos mares creados por Oda. Durante su travesía encuentra compañeros como Nami y Roronoa Zoro para hacer frente a payasos terroríficos como Buggy, teniendo que huir además de la peligrosa Marina, que se encarga de mantener el orden en alta mar y de arrestar a los piratas más buscados y peligrosos.
Tras el éxito en crítica, ahora sólo falta ver si los números de audiencia convencen a Netflix para dar luz verde a otra temporada. Estos primeros capítulos han tenido un coste de 18 millones de dólares cada uno, y es probable que todo ello ascienda de cada a la temporada 2.
En nuestra crítica, os comentábamos lo siguiente: "El live-action de One Piece no es una mala serie y, en general, funciona correctamente como adaptación del material de Eiichiro Oda si se entiende el proyecto como un resumen de lo más destacado con un tono más occidentalizado. Netflix huye del abusivo CGI empleado en otros proyectos de acción como El agente invisible o Agente Stone y ejecuta un trabajo más artesanal con unos decorados y un vestuario muy cuidados".