Las correas de los relojes, del mismo modo que la mayoría de pulseras, que llevamos atados a nuestras muñecas son un increíble foco bacteriano que solemos pasar por alto. Un estudio publicado en Advances in Infectious Diseases ha determinado que hasta el 95% de pulseras y correas de plástico, goma, tela, cuero y metal estaban hasta los topes de bacterias. En concreto, se encontraron sobre todo dos tipos comunes en la piel: Staphylococcus (en el 85% de las pulseras) y Pseudomonas (en el 30%).
Las correas de los relojes y las pulseras de la mayoría de las personas están hasta arriba de carga bacteriana
"Las pulseras de plástico y goma pueden proporcionar un ambiente más propicio para el crecimiento bacteriano, ya que las superficies porosas tienden a atraer y ser colonizadas por bacterias", señalaban desde el estudio en cuestión. Además de las bacterias mencionadas, también se detectó la bacteria intestinal E.
coli en el 60% de las correas y pulseras, la cual se encuentra en los intestinos de las personas y los animales y puede provocar graves infecciones ocasionando vómitos, diarreas y calambres estomacales. Para combatir este foco bacteriano, los investigadores de la Universidad Atlántica de Florida recomiendan hacer uso de etanol al 70%, que es capaz de eliminar más de 95% de las bacterias en menos de un minutos.
Las personas que suelen hacer deporte con relojes y pulseras tienen una mayor carga bacteriana en dichos complementos debido al sudor, por lo que se recomienda a ese grupo que sea aun todavía más cuidadoso con la higiene y se aplique un poco de desinfectante a cada correa una vez se termine de hacer deporte, siempre teniendo cuidado de no dañar el dispositivo en caso de que se trate de un reloj digital, por ejemplo. En las correas de metal, las más recomendables, es más complicado que se alberguen bacterias patógenas en grandes cantidades, por lo que también se recomienda hacer uso de las mismas siempre que sea posible.