Warhammer 40.000 es cada vez más popular. El juego de miniaturas de Games Workshop, que pronto tendrá una serie de acción real a cargo de Prime Video con Henry Cavill, ha logrado conquistar el corazón y la mente de millones de jugadores en todo el mundo pese a que el hobby a día de hoy no es demasiado comprendido. En cualquier caso, la pasión por el futuro distante del 41º milenio, sigue dando que hablar. Y unas fotografías de una épica partida de dos oficiales de la Marina británica, en mitad del Antártida, ha logrado despertar el interés de medio planeta por lo épico e inusual de su emplazamiento.
Una épica partida de Warhammer que ha conquistado internet: dos miembros de la Marina británica disputan el combate más gélido en la Antártida
Todo comenzó hace un par de días, cuando se hicieron virales un puñado de imágenes, en las que se veían a un puñado de Marines Espaciales del Capítulo Rift Stalkers luchando contra algunos soldados del Astra Militarum -en principio, heréticos y guiados por el Caos- en mitad de un paraje helado de la Antártida. No hay había trampa.
Esta batalla en miniatura se libró entre dos tenientes de la Marina Británica, el teniente Jonny 'Alpha Strike' Talbot y el teniente Max 'Always Overcharging' Friswell, miembros del HMS Protector, dando como resultado la partida más austral jamás jugada a Warhammer 40.000.
"No podíamos dejar que este combate histórico pasara desapercibido, así que nos pusimos en contacto y tuvieron la amabilidad de responder nuestras preguntas", comentaban en Warhammer Community. Ambos pertenecen a la HMS Protector, una patrullera de los helados mares de la Antártica, que se encarga de dirigir y controlar distintas operaciones militares, civiles o científicas en la zona. Recaban información sobre el medio ambiente, supervisan misiones y están pendientes de garantizar la seguridad de la región junto a otros destacamentos británicos y estaciones de investigación internacionales. "Ambos somos vigilantes del puente, lo que significa que dedicamos un mínimo de ocho horas cada día a ser responsables de la seguridad del barco y su tripulación", remarcan.
"A menudo podemos terminar trabajando entre 14 y 16 horas y, por lo tanto, Warhammer es una excelente manera de relajarse en períodos más tranquilos a bordo", afirman explicando que estuvieron en la base Rothera, del Reino Unido, y aunque suelen jugar en el barco, aprovecharon la situación para mostrar una partida de miniaturas en el sangriento y distante futuro del 41º milenio en mitad de la nieve. Disputaron una partida de unos 500 puntos, entre el Astra Militarum y un capítulo sucesor de la Guardia del Cuervo.
Eso sí, aunque tienen miniaturas y suelen jugar en las salas comunes del navío, no tienen demasiado tiempo para montar y pintar. Los dos militares han dejado caer que en el futuro se llevarán sus pinturas y su vergonzante marea gris de plástico, pero de momento no han aclarado nada. "Ambos acordamos llevarnos nuestras minis de Warhammer con nosotros en este despliegue. Max no ha jugado durante años, por lo que tenía muchas ganas de quitarse el polvo de encima y redescubrir lo divertido del juego. Hay algunos otros jugadores a bordo, pero lo que es muy notable es el nivel de interés de las personas que nunca han jugado antes. ¡Tengo la sensación de que los aficionados a bordo crecerán en un futuro cercano!", comentaba uno de estos generales de miniaturas.
La partida de 500 puntos se saldó a favor de los Marines Espaciales, aunque es cierto que tuvo sus percances por el camino. "¡El viento hizo que poner las miniaturas sobre la nieve fuera muy difícil! Estoy seguro de que todos hemos jugado Gardenhammer en un día de verano en el patio de atrás de alguna casa, pero esto está a un nivel completamente nuevo. La inestabilidad de la superficie de juego también fue particularmente evidente a lo largo de la partida: se formaron trincheras allá dónde poníamos las rodillas y los codos en todo momento", explicaban.
Es habitual que existan clubs de juego de wargames como Warhammer entre los miembros de las Fuerzas Armadas, con ambientes competitivos que enaltecen la comunidad y fomentan la competición y las dotes artísticas de todos sus componentes con el pintado, el montaje o la ejecución de pequeños torneos. A ambos, Jonny y Max, les ha venido bien comenzar a jugar de nuevo con sus miniaturas. Jonny ha sacado su espíritu competitivo y Max, que coleccionaba figuras pero no jugaba desde quinta edición -sí, echa de menos las plantillas-, ha vuelto a pillarle el gusto a las reglas de la actual novena edición del juego de mesa de Games Workshop.