Estamos llegando a la recta final de nuestro especial con los 24 mejores juegos del 2024 en los que hemos recopilado los títulos que han tenido mejores notas durante los últimos doce meses, sin dar un orden concreto a los mismos (los hemos publicado por su orden de lanzamiento) para no daros pista alguna de cara a nuestro reportaje con el Juego del Año (GOTY) que se publicará el 31 de diciembre.
El penúltimo de estos juegos es Dragon Age: The Veilguard, lo nuevo de Bioware, un título que un estudio que nos ha dado alguna de las mejores obras de rol de la historia necesitaba que saliese bien para poder remontar el vuelo después del patinazo de Anthem.
El rol ha muerto, larga vida a las aventuras de acción con toques roleros
Dragon Age: The Veilguard es un juego muy disfrutable que se aleja aun más si cabe del rol, de hecho, las mecánicas roleras se reducen al mínimo siendo en este caso un título que nosotros consideramos una aventura de acción con algún toque rolero lo que en realidad supone un paso más en la tendencia de la saga que, desde Dragon Age: Origins, siempre ha ido sumando puntos para dirigirse hacia este género más dinámico.
¿Esto significa que sea un mal juego? Ni mucho menos. Dragon Age: The Veilguard es una aventura súper disfrutable, un título de acción en el que el combate está muy bien ejecutado que cuenta además con un diseño de niveles simplemente magistral en cuanto el título nos da un poco de libertad para explorarlos con más profundidad.
Además, el diseño de las misiones, aunque simple, tiene muy buen ritmo ofreciéndonos pequeñas aventuras breves pero intensas que hacen que se mantenga el interés y que se unen a una toma de decisiones que en un principio puede parecer insignificante pero que acabará afectando de forma notoria al final de la partida.
Todo esto se suma a un apartado artístico muy pero que muy chulo si nos centramos en los paisajes, mazmorras y otros lugares que iremos visitando y un buen trabajo en lo técnico. En definitiva, se trata de un Dragon Age adaptado al nuevo público que conserva lo suficiente como para gustar a un fan clásico que sepa aceptar el cambio de rumbo de la saga y, desde luego, es un buen título para que Bioware vuelva a coger confianza y quizás le sirva para volver al camino de la genialidad que parecían haber abandonado hace tiempo.