Los remakes de videojuegos llevan existiendo desde la época de las consolas de 16 bits, pero nunca habían estado tan de moda como ahora. Ya sea con más o menos cambios, basta echar un rápido vistazo a los lanzamientos de este mismo año para darnos cuenta de lo populares que son este tipo de productos a día de hoy, demostrando lo poderosa que puede ser la nostalgia y lo bien que le sienta este tratamiento a muchos clásicos.
A pesar de la incuestionable calidad que atesoran muchas de estas producciones, actualmente no existe ningún remake con la ambición y escala de lo que Square Enix está haciendo con Final Fantasy VII, un proyecto tan grande que ha acabado por transformarse en toda una trilogía.
Un remake que ha ido más allá de los sueños
Tras una primera entrega sobresaliente que con su final consiguió que nos cuestionáramos qué es en realidad un remake, este 2024 nos ha traído su segunda parte, Final Fantasy VII Rebirth, una secuela que no solo ha estado a la altura de lo que se esperaba de ella, sino que ha superado todas las expectativas y nos ha ofrecido uno de los juegos mejor valorados de toda la saga.
¿Las claves de su éxito? Para empezar, la forma tan acertada en la que adapta el mapamundi del original, convirtiéndolo en un gigantesco mundo abierto a escala real que nos ha permitido recorrer a pie y de un modo mucho más inmersivo que nunca este universo que tanto adoramos. Y si bien su estructura puede resultar un tanto tradicional para algunos jugadores, sorprende con lo entretenidas, variadas y adictivas que resultan las muchas actividades que nos proponen, donde destaca especialmente la elevada cantidad de minijuegos que incluye y sus desafiantes y emocionantes combates opcionales.
Por supuesto, el magnífico sistema de combate de Final Fantasy VII Remake también se ha mejorado con nuevas mecánicas, mejores jefes y nuevas materias que amplían nuestras posibilidades, haciéndolos más divertidos si cabe y añadiendo otra capa más de profundidad que le sienta de fábula.
La narrativa tampoco se queda atrás, profundizando muchísimo más en sus personajes que en el original y recreando de formas muy sorprendentes algunos de nuestros momentos favoritos, por no hablar de los "cambios" que introduce y de todos los nuevos interrogantes que se plantean para tenernos teorizando mientras esperamos la llegada de su tercer y último juego.
Tratándose de un remake, a nivel gráfico y sonoro también ha dado el do de pecho, deleitándonos con un espectáculo constante en pantalla (especialmente en PS5 Pro) mientras disfrutamos de una banda sonora extensísima y apabullante capaz de de jugar con montones de estilos distintos mientras compagina composiciones completamente nuevas con maravillosas remezclas de los temas clásicos.
Por todo esto y mucho más, Final Fantasy VII Rebirth es el juego que ha devuelto el lustre y el brillo perdido a una saga icónica. Un remake descomunal que ha ido mucho más lejos de lo que nunca llegamos a soñar para permitirnos disfrutar del viaje de Cloud con la misma ilusión y expectación con la que lo vivimos originalmente en PlayStation hace casi 30 años. ¿Estará su cierre a la altura con el final de la trilogía? No lo sabemos, pero, desde luego, Square Enix se ha puesto el listón muy alto para superar lo que ha conseguido con este juego, aunque precisamente por eso se han ganado nuestro voto de confianza.
