El género de la gestión y construcción es un mercado que podríamos decir estuvo dominado por juegos como Los Sims, centrados en la simulación de vida (aunque su reinado está en peligro con la irrupción de un rival coreano). Pocas hostilidades reales o amenazas hay en esas experiencias, a diferencia de otros del estilo. Por ejemplo, juegos como Stardew Valley (cuyo creador por cierto, hace poco ha prometido no cobrar nunca por un DLC) o el juego español que hace algo parecido, pero en el espacio; permiten construir, pero también hay que gestionar, conseguir recursos y neutralizar amenazas. Nada más lejos de lo que ofrece Tiny Glade, que ya está disponible en PC después de estar un tiempo en formato early access.
En este juego, la experiencia se reduce a crear y que todo luzca bonito. No habrá nada que te distraiga de dedicarte a ser el arquitecto de un mundo en el que eres, ante todo, la mente que hace que todo sea como quieres. En serio, nada de complicaciones, tú simplemente te dedicarás a edificar y reformar.
Tiny Glade, el juego en el que la construcción y las reformas son lo único que debe preocuparte
Como indicábamos más arriba, en Tiny Glade tu única obligación es construir. Quien dice construir dice modificar todo lo que veas, cuando quieras y como quieras. Si quieres hacer un túnel en una montaña, puedes hacerlo sin más trazando un camino a través de ella. Se abrirá un arco en la roca, y podrás pasar sin misterios ni complicaciones. Pero lo más importante y que diferencia este juego de otros está en que se elimina cualquier otro elemento que te estorbe.
Nada de tener que recoger objetos por todas partes. No hay que ir picando piedra durante horas para construir un castillo. Lo levantas y punto. Lo reformas, cambias las puertas, ventanas, altura. Le añades plantas, le cambias el color. Pones unas almenas que te gusten más. Una muralla, un foso, arcos de piedra, ¡lo que quieras!
Pero entonces, ¿cuál es el objetivo real del juego? Pues... ninguno, es todo una experiencia estética. Es cierto que se trata de un producto para un público muy concreto, pero el que ha experimentado la satisfacción de hacer una maqueta o montar un diorama por la simple satisfacción de poder hacerlo; sabe que hay un componente relajante que este juego sabe explotar con eficacia.
