Generalmente se cree que la Game Boy no tuvo rival alguno que fuera capaz de hacerle competencia. Esto es cierto si miramos los números, ya que el éxito de Game Boy fue tan rotundo que el resto de consolas portátiles pasaron al olvido y solo intentaron hacerle sombra unos pocos años hasta desaparecer del mercado.
Nada se acercaba al poder ni efectividad en ventas de la gallina de los huevos de oro de Nintendo. Sin embargo, hay una consola que se acercó en diseño, y de una peculiaridad abrumadora para la época. Una consola que muy poca gente conoce y que salió tan solo un año más tarde que la Game Boy que conocemos.
Fue la primera rival que tuvo el icono de Nintendo, no llegó a venderse en España y es mucho menos conocida que Game Gear y Lynx, portátiles mucho más grandes que optaban por un diseño horizontal. Turbo Express era igual que vertical de Game Boy. Ésta es su historia.
La Turbo Express es una consola portátil desarrollada por NEC Home Electronics, y que salió a la venta en Japón y Estados Unidos a finales de 1990. Era básicamente y para que nos entendamos una versión portátil de la consola Turbo-Grafx-16, que había salido anteriormente. Lo más curioso de esta consola era lo avanzada que era para la época, es decir, imaginad jugar juegos de consola en esa época en una consola portátil.
Su alias era Game Tank, y no es de extrañar ya que en imágenes parezca del mismo tamaño o proporciones que la Game Boy, lo cierto es que es bastante más grande y aparatosa que esta, aunque la pantalla era exactamente del mismo tamaño que la de Game Boy. Su primer prototipo se reveló en abril de 1990, y finalmente lanzada en diciembre de ese mismo año. Su precio de salida original fue de 249.99$, aunque más tarde se bajó hasta 199.99$ en 1992.
Debido a un problema con los condensadores que era generalizado en muchos productos a principios de los 90, muchas de las Turbo Express tenían problemas de sonido, y no precisamente con el uso, sino que podía ser perfectamente nueva. Los controles, disposición de los mismos, recuerdan mucho a los de Game Boy. Otro de los principales problemas que tuvo la Turbo Express fue su pantalla, LCD, demasiado nueva para el momento en que salió, presentando problemas de ejecución, eficiencia y píxeles fallidos o caídos. Incluso el texto de algunos juegos era imposible o complicado de leer en muchas ocasiones, por lo que muchos juegos RPG de la época eran imposibles de jugar.
Lo más sorprendente es que la Turbo Express funcionaba con los mismos cartuchos de juego que la Turbo Grafx empleaba. Aunque la consola como tal no tenía memoria interna, por lo que no era capaz de guardar nuestro progreso, partidas... por lo que la mayoría de juegos tenían un sistema de guardado de niveles por contraseñas.
La batería duraba tres horas, pero requería hasta 6 pilas, y es que no podía competir con la duración de otras como la Gameboy, sino también como la Atari Lynx o la Game Gear. Pese a todo ello, fue una consola más vendida de lo esperado, y más aún teniendo en cuenta que la Game Boy había dominado por completo el panorama. Estamos hablando de más de un millón y medio de unidades vendidas, no de cientos de miles. Un resultado más que mediocre comparado con Game Boy, pero plenamente satisfactorio para una consola portátil adelantada a su tiempo y circunstancias. Algo que hizo que esta se resintiera a nivel técnico y de eficiencia. Fue olvidada por muchos, y no puede ser recordada por quienes ni siquiera tuvimos acceso a ella aquí en Europa. Sin embargo prevalece en el colectivo estadounidense más de lo que muchos imaginan, y su repercusión fue mayor de la que pensamos.
En definitiva, esta versión petada de esteroides de la Game Boy, con pequeñas orejas de gato y tamaño colosal, es una consola muy curiosa. Os invitamos a interesaros por esta clase de consolas olvidadas. Proyectos fallidos, fracasos, o simplemente eclipsados, pero igual de dignos a nivel tecnológico y conceptual que la portátil nipona más famosa del mundo.