La Comisión de juegos de azar del Reino Unido ha insistido en la posición oficial en que las cajas de recompensa en los videojuegos no son apuestas según la legislación del país, una posición opuesta a la de Bélgica, Australia y un grupo de políticos estadounidenses. Recuerdan que debe producirse un cambio en la definición legal, algo que es responsabilidad del parlamento británico, para así tener la capacidad de tomar medidas al especto. De hecho, reconocen preocupación ante este fenómeno.
Tim Miller, director ejecutivo de la comisión, ha explicado que "la definición de lo que es una apuesta está determinada por el Parlamento y no por nosotros". Miller recuerda que "nuestro papel es aplicar esa definición a actividades y cualquier cambio sobre la definición debe realizarse por el Parlamento".
En el caso de la legislación británica, como los ítems adquiridos son virtuales y se limitan a su uso dentro del juego, quedan fuera de la definición legal recogida por el Reino Unido. "En casos como estos, no tenemos poder legal para tomar medidas", señala Miller.
Sin embargo, admite que los padres están preocupados y no les importa si las cajas de recompensa responden o no a un tecnicismo, porque lo importante es que suponen un riesgo potencial. Miller admite que en la Comisión están "preocupados con el aumento de ejemplos en los que la línea entre videojuegos ya apuestas se disuelve".
Se sugiere que esta actividad debería ser regulada por los organismos de clasificación por edades, algo que va en línea con lo que se ha indicado desde Australia.