El compositor Marty O'Donnell, que creó música para juegos como Halo o Destiny mientras era empleado de Bungie, ha ganado la demanda que había presentado contra sus antiguos empleadores.
En verano de 2014 ya os contábamos que una primera sentencia le había dado la razón al músico y que Bungie debía devolverle las acciones. O'Donnell alegó que su contrato solo incluía la pérdida de acciones en caso de dejar voluntariamente la compañía; sin embargo, el músico fue despedido.
Ahora, la sentencia es firme tras denegarse las apelaciones de Bungie y resultado de un arbitraje designado por los juzgados y que ha corrido a cargo de la jueza retirada Sharon Armstrong. Se ha determinado que Bungie debe cumplir con la sentencia y darle al compositor parte de las acciones de la compañía. Es su segunda victoria en los tribunales por su despido, pues ya se había sentenciado en un juicio independiente que debían pagarle más de 95.000 dólares en concepto de vacaciones no disfrutadas y trabajo no remunerado.
Asimismo, la sentencia describe también la situación laboral que afrontó O'Donnell tras discutir con Bungie en relación al trabajo creativo y su derecho sobre las acciones de la compañía, de la que es cofundador. El arbitraje determina que Bungie violó el contrato con O'Donnell en su despido y que le obligaron a renunciar a todas sus acciones.
Según la sentencia, O'Donnell pasa a disponer de sus 192.187,5 acciones de Bungie o bien un 20% del valor de las mismas (a 11 de abril de 2014) o el equivalente en efectivo al 50% del valor (a 2 de julio de 2014) según él decida. No se puede determinar el valor de las acciones porque Bungie no cotiza en bolsa, por lo que no es información pública. Por su parte, O'Donnell debe devolver a Bungie cualquier propiedad de la compañía que no le fuera regalada específicamente (por ejemplo, la versión CD de la música de Destiny), algo que ya ha hecho.
Con la sentencia, es la primera vez que trascienden los hechos que han llevado a esta situación y que os relatamos a continuación.
Un conflicto legal que nace en 2010
La disputa legal tiene sus raíces en 2010, según recoge la sentencia, cuando Bungie y Activision firman un acuerdo para crear la saga Destiny (según dicho acuerdo, con cinco entregas) y especificarse con contaría con música compuesta por O'Donnell. Al compositor se le encargó, por parte de Pete Parsons (director de operaciones de Bungie) crear toda la música de la saga al mismo tiempo, en vez de entrega a entrega. O'Donnell firmó una suite sinfónica de ocho movimientos junto a Paul McCartney y se grabó a principios de 2013 y el plan era utilizar esa música en la saga. Además, O'Donnell trabajó en efectos de sonido, diseño de sonido, etc.
La sentencia recoge que Activision no estaba interesada en lanzar la sinfonía como una obra independiente, que se titularía Music of the Spheres, lo que fue frustrante para O'Donnell, quien consideraba que Bungie no estaba haciendo suficientes esfuerzos para conseguir lanzar la música.
En el E3 de 2013, cuando se presentó el tráiler oficial del juego, Activision cogió el tráiler que había preparado Bungie y sustituyó la música de O'Donnell por otra música de la propia Activision.
O'Donnell reaccionó negativamente ante esta situación al considerar que Activision había tomado el control artístico e intentó que el tráiler no se difundiera, llegando incluso a interrumpir sesiones con al prenssa durante el evento estadounidense. La sentencia reconoce que O'Donnell hizo todo esto creyendo que estaba "protegiendo el proceso creativo, la integridad artística y la reputación" de Bungie y que Activision se había entrometido en decisiones artísticas.
La directiva de Bungie consideró que estos actos "dañaron a Bungie, al juego y promovieron una discusión en línea negativa", además de ir contra las órdenes del máximo dirigente del estudio. La directiva también consideró que O'Donnell estaba poniendo sus intereses personales por encima de los de Bungie. Activision, por su parte, sugirió a Bungie que lo que había hecho O'Donnell podía constituir un incumplimiento del contrato entre la editora y el estudio.
Aunque en un primer momento no fue despedido (pese a que esta fue la recomendación del consejero delegado de Bungie), sí se le evaluó negativamente en el informe anual de la compañía. En la sentencia se indica que Bungie no fue capaz de presentar ninguna evidencia de que lo que hizo O'Donnell dañara permanentemente las relaciones entre Bungie y Activision.
Tras varios retrasos en el juego, motivados por cambios en el guion y otros elementos, Bungie decidió iniciar los trámites para despedir a O'Donnell, quien alegó que el trabajo de audio no podía finalizarse hasta que el juego ya no tuviera errores y se pudiera jugar con él. Consideró que estaba siendo tratado injustamente, pero siguió trabajando en el juego. Miembros del equipo de sonido, por su parte, consideraron que O'Donnell no estaba implicado en el juego ni realizando las contribuciones que se esperaban de él. Entoncese se propuso nuevamente su despido en la junta directiva, lo que condujo a un despido improcedente el 11 de abril de 2014, según determina la sentencia.
Bungie decidió no pagarle por las vacaciones no disfrutadas si no renunciaba a sus participaciones en el capital de Bungie. En un juicio separado, O'Donnell consiguió que le pagaran este dinero y, desde entonces, se ha litigado por las acciones de la compañía.
Cuando las participaciones iban a convertirse en acciones, siguiendo la votación de los accionistas de la compañía, en julio de 2014, se determinó que los derechos de O'Donnell debían ser restituidos, lo que se encontró con la oposición de Bungie al considerar que esto implicaría que el compositor sería "una presencia perturbadora en las reuniones de la junta directiva y en la compañía". Estas alegaciones no fueron tenidas en consideración y es lo que condujo a la primera sentencia del arbitraje.
Ahora ha concluido el periodo de evaluación de las alegaciones de Bungie para recurrir el primer arbitraje, siendo estas denegadas.