Jason Rubin, confundador de Naughty Dog, ha hablado en un libro titulado Gamers at Work: Stories Behind the Games People Play sobre la creación del estudio, así como de la creación de sus principales obras, en las que no podía faltar Crash Bandicoot.
Rubin cuenta cómo cuando Crash Bandicoot 3: Warped estaba sobre la mesa, Naughty Dog decidió no renovar su acuerdo con Universal, ya que creían que lo único que hacían era cobrar los derechos de la propiedad intelectual. Rubin asegura que Naughty Dog hacía todo el desarrollo, y que Sony financiaba y publicaba los juegos. Además, Mark Cerny tampoco trabajaba ya para Universal, así que no tenían motivos para continuar después de Crash 3.
"En ese momento, la directiva de Universal Interactive perdió la cabeza", cuenta Rubin. "Nos obligaron a desarrollar Crash 3 en los pasillos de sus oficinas. Incluso aunque aún teníamos un contrato por el que nos tenían que dar un espacio, decidieron hacer nuestras vidas tan miserables como les fue posible".
Rubin explica que ya no era sólo por ellos, sino que los ordenadores y kits de desarrollo no funcionaban bien, y que tuvieron que colar un mini aire acondicionado y utilizar cubos de hielo para refrigerar sus herramientas.
"Podría contar miles de historias sobre el resentimiento y el mal comportamiento contractual de Universal Interactive ese año, pero ya está en el pasado. Intentaron rompernos. No pudieron", recuerda. Crash 3 haría que Universal ganase cientos de millones, y "si Universal hubiese sido más humana y razonable, es posible que Naughty Dog aún estuviese haciendo productos de Crash hoy en día", comenta.
Tras esto, Naughty Dog comienza a trabajar en Jak & Daxter para PlayStation 2, evitándose así problemas de licencias en un futuro.
