Estos días, los aficionados a los videojuegos están viendo cómo se ultiman los detalles para la presentación "formal" de la realidad virtual, que está poco a poco ultimando los flecos que la separan de su lanzamiento comercial. Oculus Rift ha desvelado ya las características finales de su versión final, que llegará acompañada de algún que otro juego exclusivo, compatibilidad con Xbox One e integración nativa con Windows 10, entre alguna que otra sorpresa más. Por otra parte, sabéis que Sony sigue trabajando en su Project Morpheus, y que Microsoft también tiene entre manos su HoloLens, que en lugar de ser un casco de realidad virtual como los mencionados apuesta por la realidad aumentada.
Son buenos tiempos para estas tecnologías, pero fueron otros aventureros exploradores los que intentaron abrir el camino hace ya más de dos décadas. En esta misma columna, os hablamos hace ya algún tiempo de Sega VR, el casco de realidad que preparaba la compañía japonesa para su exitosa Mega Drive. Anunciado en 1991 y previsto para su debut en 1994, era un dispositivo que, conectado a la consola, nos permitiría controlar la cámara con el mero movimiento de nuestra cabeza, sumergiéndonos en la jugabilidad de varios títulos diseñados específicamente para ello.
A pesar de que el casco nunca llegó a venderse, hoy no venimos a hablaros del Sega VR –nos repetiríamos–, sino de sus juegos obviamente cancelados. En total, éstos fueron cuatro títulos, la mayoría diseñados entre 1992 y 1993, y según parece, al menos alguno llegó a estar incluso completo. Éstos iban a usar cartuchos de 16 Mb, y al menos uno de ellos llegaría incluido en un pack junto al periférico. Es difícil concretar los planes de lanzamiento, ya que, según se acercaba la fecha de lanzamiento, el Sega VR se desvaneció.
Matrix Runner
El primero que comentaremos es Matrix Runner, un título de acción y aventura desarrollado por ZCT Systems Group en el que nos poníamos en la piel de un hacker de élite que se sumergía en el ciberespacio para intentar capturar a un asesino antes de convertirse en la siguiente víctima. Pocos detalles se conocen de este juego, más allá de que usaría polígonos de manera muy básica, y que gran parte de la jugabilidad giraría en torno a conseguir pistas para desvelar el misterio.
Se rumorea que tras la cancelación de Sega VR y la consecuente cancelación de Matrix Runner, el concepto habría podido convertirse en Free Runner, un proyecto para Sega Saturn también cancelado. Rebellion, el estudio detrás de este nuevo juego también fallido, en principio, no tienen relación con los creadores del juego para el casco de realidad virtual, pero quizás Sega intentó reutilizar el concepto para su nueva máquina.
Nuclear Rush
Nuclear Rush iba a ser un juego de disparos, en el que controlaríamos una nave para combatir en una guerra de corte futurista. Este proyecto nos llevaba hasta el año 2032 –así que, cuidadito, que en nada estamos pegando tiros en el espacio–, y nos ponía en la piel de un pirata nuclear. En esta época, la humanidad vivía una segunda fiebre del oro, aunque esta vez intentaban hacerse con residuos nucleares, que eran prácticamente la única fuente de energía que quedaba. Nuestra misión era combatir a los robots y drones que guardaban los restos radiactivos, y que no dudarían en aniquilarnos.
Este título se pasó más de un año en desarrollo, y llegó a estar totalmente terminado. Quizás por eso era uno de los que solía estar presente en las demostraciones del Sega VR, periférico que, irónicamente, no llegó a estar "terminado". Para que os hagáis una idea, sería como las versiones para desarrolladores que hemos visto de Oculus Rift, si bien nunca hubo esa versión final para comercializar al público.
Outlaw Racing
Éste es el título más desconocido de los destinados a poblar el catálogo de Sega VR. No hay pantallas ni vídeos para la posteridad, y se desconoce cuánto tiempo estuvo en desarrollo y lo completo que pudo estar. Como se desprende de su título, iba a ser un juego de conducción bastante violento, en el que nos enfrentaríamos a otros veinte coches en una carreras sin normas. Como si de un Burnout se tratase, tendríamos que empotrar a nuestros rivales contra las paredes con el objetivo de abrirnos camino a cualquier precio.
Suponemos que la idea sería un propuesta en primera persona, en la que podríamos ver a nuestros competidores mirando a ambos lados con el Sega VR, ya que, además, Outlaw Racing prometía hacer un gran uso del sonido estéreo. El único detalle más que nos queda es que serían carreras outdoor, ya que también se mencionaba que competiríamos sobre el barro.
Iron Hammer
El último de los juegos conocidos para Sega VR era Iron Hammer, un proyecto que, hasta donde sabemos, se parecía bastante a Nuclear Rush. Se trataba, en efecto de otro juego de disparos de corte futurista. La principal particularidad de éste es que todavía se conserva un prototipo jugable, aunque, a falta del casco, sólo puede probarse en la televisión. A continuación podéis verlo en acción.
El final del Sega VR ya lo sabéis. Si con la tecnología de Oculus y Morpheus todavía hay gente que se marea, os podéis imaginar con la tecnología de principios de los noventa. Estamos seguros de que la compañía japonesa se gastó una gran cantidad de dinero en este ambicioso proyecto y en sus juegos, pero finalmente decidió prevenir problemas y, poco a poco, ir dejando que Sega VR cayese en el olvido.