Este mes de octubre, o "Rocktubre", como lo llaman sus creadores, llegará a las tiendas una nueva producción de Double Fine Productions y Tim Schaffer para PlayStation 3 y Xbox 360. El surrealista argumento que los creadores de Psychonauts nos plantean es el siguiente: un joven montador de conciertos interpretado por Jack Black, aficionado a muerte al heavy metal, se despierta en un mundo alternativo "hecho" de Rock y Heavy Metal, que tendrá que salvar de un malvado emperador. Jack Black y Tim Schaffer unen sus fuerzas en uno de los títulos más prometedores, y al mismo tiempo desconocidos, de este año 2009. Pero comencemos por el principio, ¿Quiénes son estos tipos?
¿Quién es Tim Schafer?
Con decir que Tim Schafer fue uno de los creadores de Monkey Island bastaría para avalar sus dotes de contador de historias llenas de humor y ligeramente surrealistas, pero además este veterano de LucasArts trabajó en Day of the Tentacle y Grim Fandango, antes de dejar la compañía para probar suerte en solitario con Double Fine. Con su nuevo estudio creó Psychonauts, uno de los juegos más originales de la pasada generación, que con los años se ha convertido en un título de culto, pero que tuvo unas ventas decepcionantes, precisamente el riesgo al que se enfrenta Brütal Legend.
¿Quién es Jack Black?
Para reconocerlo basta con decir que es el protagonista de Escuela de Rock y un habitual de las películas de humor de Ben Stiller o Will Ferrell, pero Jack Black tiene una faceta bastante desconocida fuera de Estados Unidos, la de cómico y miembro del dúo de rock Tenacious D, autores de memorables canciones parodia/homenaje de los estereotipos del rock. Jack Black se ha convertido, al menos en los Estados Unidos, en una especie de humorista/evangelista del rock y el heavy metal, y presta su cara y su voz al protagonista del juego.
De la mano de dos gigantes en sus campos solo puede salir un producto muy bien definido y de una calidad indudable. Lo cierto es que no se sabe cómo calará entre el público aunque ya avanzamos que promete muchas horas de diversión y risas con las continuas bromas del bueno de Black en el videojuego. Ciertamente, se ha sabido reproducir al personaje no solo en cuanto a fisonomía –salvando las distancias– sino en la forma de comportarse. Hace pocos días, en una comparecencia pública pudimos gozar otra vez de sus dotes artísticas delante de las cámaras. El juego tiene grandes momentos donde los chistes y comportamiento del personaje son dignos de mención.
El "salto a la fama" de nuestro protagonista se produce después de un accidente durante el montaje del escenario de un concierto. A partir de aquí, Eddie se convertirá en un héroe que tendrá que luchar contra centenares de criaturas que nunca había visto en un espacio de lo más mitológico. Entre espacios muy trabajados gráficamente, nuestro protagonista tendrá que acabar con sus rivales a base de hachazos –con The Separater–, un hacha mística cuyo poder no logra comprender ni el propio Eddie, y Clementine, una guitarra con la que realizará grandes solos para noquear a las diferentes criaturas que intentarán acabar con su vida.
Los tintes "metaleros" de este título y la afición del propio creador a este mundo se unen inseparablemente durante todo el juego. El propio Schafer afirmó que "muchas partes de los escenarios y comportamientos del juego" estaban totalmente ligados a la realidad de este tipo de juegos con lo que a los más aficionados a este "mundillo" no les sería difícil identificarlos y colocarlos en su imaginario. Que un juego tenga tintes reales es un punto que en muchas ocasiones no se tiene en cuenta pero que el jugador más fan tiene totalmente presentes a la hora de hablar y valorar un producto.
Guitarrista fiero busca "grupillo"
El futuro de Eddie parece negro al aparecer en medio de un sacrificio donde –confirmado por los asistentes que corean su nombre– él mismo es el objetivo. Después de un malentendido, nuestro chistoso personaje descubre que el líder al que apelan no es el mismo sino que se trata de un simple trozo de carne que están ofreciendo a su superior. En este momento, Lord Doviculus, el típico "malo" de la historia le confirma a Eddie que un pequeño grupúsculo de humanos está amenazando aún el mundo dominado por los demonios.
La soledad de Eddie pronto se verá solucionada con la presencia de Ophelie, una señorita a la que nuestro amable protagonista recibe preguntando si hasta el momento ha estado matando bellas señoritas encapuchadas, lo que confirma el toque humorístico del juego.
Montado en su enorme "carro", digno del metalero más puesto, avanzará a través de sinuosos caminos librándose de sus enemigos a golpe de parachoques. Estos avances irán descubriendo la historia del juego y el motivo del "viaje" del guitarrero a esta tierra misteriosa.
Otro de los guiños al mundo del heavy-metal serán los transportes que utilizados para desplazarse por todo el mundo. Grandes autobuses y motos de lo más extremas serán el medio adecuado para ir avanzando niveles y descubrir criaturas cada vez más fieras a las que nuestro personaje atacará blandiendo su guitarra ayudado por nuevos compañeros de grupo que poco a poco se unirán a su estirpe.
La interacción del personaje con el escenario no será pasiva sino que a nuestro paso se irá derrumbando, con lo que será una parte activa de nuestro avance a lo largo y ancho de unas tierras que son totalmente desconocidas para el nuevo héroe de la resistencia humana en estos lares. Conocer a Ophelie lleva a Eddie a nuevos compañeros a los que posteriormente –cual grupo famoso– se juntarán unos "fans" muy peculiares… los headbangers, que harán las delicias de nuestro nuevo líder obedeciendo a nuestras ordenes. El que Eddie domine a estos nuevos seguidores será crucial para el devenir de nuevas misiones ya que nos serán de gran ayuda a la hora de eliminar a algún rival.
El hecho diferencial de estos fans es que se pasan las horas dando cabezazos y serán totalmente fieles a Eddie, que podrá pedirles que ataquen sobre un objetivo o se estén quietos. Un público de lujo que hará las veces de pequeño ejército para avanzar en un juego que promete mucha acción con tantísimos tintes de humor como es posible. La pinta de los personajes secundarios –muy metaleros– y con clichés muy reconocibles que contrastaran perfectamente con la multitud de criaturas y diferentes cachivaches que iremos encontrando a lo largo de nuestro camino.
Un mundo totalmente explorable
En el mundo en el que Eddie va a parar tenemos una historia que seguir pero también muchas horas de diversión y libre albedrío que nos permitirán campar a nuestras anchas por grandes parajes diseñados al más puro estilo de la mitología aliñado por el estilo desenfadado y "cartoon" de los personajes.
Todo juego que se precie tiene una banda sonora y una serie de efectos. En este caso, la música pasa de ser una simple BSO para convertirse en uno de los motivos principales del juego. Los viajes de Eddie a bordo de sus espectaculares máquinas se amenizarán continuamente con canciones de grupos archiconocidos tanto por los más fieles a este género musical como por aquellos a los que el metal no les emociona especialmente. Iron Maiden, Black Sabbath, Judas Priest o Megadeth serán algunos de los grupos de culto que alegrarán los oídos del jugador mientras montamos los bólidos que Schaffer y compañía han armado para las aventuras de Eddie y su grupo.
Un gran trabajo del que los incondicionales del gran creador esperan un gran resultado. Los primeros contactos con el juego han sido muy buenos y, por lo tanto, los secretos que depara deberían estar, al menos, a su mismo nivel. Uno de los puntos fuertes será la historia, de la que no se conoce todavía todo su contenido y la incidencia de algunos secundarios sobre la vida de Eddie, como por ejemplo, Ophelie, que recibe piropos del protagonista desde el primer momento. En fin, la mente de este genio no ha escatimado en ideas para crear un juego que, seguramente, dará muchas horas de diversión a sus seguidores.
