La revista Playboy es sin duda alguna la más famosa revista para adultos del mundo, y su creador, Hugh Hefner, un auténtico mito, poseedor del Imperio Playboy y constantemente haciendo honor al nombre de la revista. Hefner no solo tiene una mansión llena de mujeres en paños menores acompañándole en sus ociosos quehaceres diarios, sino también un avión con el famoso conejito de Playboy pintado, y su atuendo habitual es además un batín y unas zapatillas.
Considerando la fama de la revista y de su propietario y el reciente éxito de los juegos para adultos, un videojuegos de Playboy encaja perfectamente y el encargado de distribuirlo en Europa será Ubisoft, que ya tiene experiencia en estas lides gracias a Singles: En tu casa o en la mía, el famoso Los Sims pornográfico.
Precisamente Playboy: The Mansion sigue el estilo de la famosa casa de muñecas de Electronic Arts para meternos en la piel, o mejor dicho, en el batín de un joven Hefner que tiene que comenzar desde cero y lanzar mes a mes la revista, haciendo juegos de malabares para conseguir celebridades que salgan en sus páginas, hacer relaciones, seleccionar playmates, y, por qué no decirlo, mantener relaciones sexuales con ellas.
El juego, como decíamos, sigue las líneas maestras de Los Sims en lo que a necesidades de los personajes e interacción con ellos se refiere, pero también incluye un ligero elemento de estrategia y gestión empresarial que se interrelaciona bien con las relaciones sociales. Cada número de Playboy tiene que tener artículos, entrevistas, una celebridad en portada y una playmate enseñando por qué quieres que sea tu compañera de juegos, y para eso habrá que trabajar mucho y, sobretodo, hacer muchas relaciones.
Mientras que las partes menos complicadas de la revista podrán gestionarse con periodistas y fotógrafos a sueldo, para conseguir esa entrevista o ese desnudo que la gente está deseando leer, o ver, o en cualquier caso comprar impreso, tendremos que hacer buenas relaciones con los futuros protagonistas de dichos artículos, a través de las fiestas. Las fiestas serán uno de los puntos principales, y en ellas tendremos que combinar tanto nuestra capacidad decorativa como nuestra capacidad social. Una mansión de un PlayBoy no puede estar siempre igual, y tiene que cambiar de decoración cada poco tiempo, además de poseer los muebles o aparatos más modernos.
De este modo, tendremos grandes posibilidades para comprar items y diseños para decorar nuestra opulenta morada, un capítulo a donde irá a parar buena parte del dinero que obtengamos de nuestros negocios editoriales. Además, en las fiestas tendremos que encargarnos de que los invitados se diviertan y se sientan cómodos. Esto implica no solo invitar a la gente adecuada, sino también relacionarnos con ella de una forma estratégica para intentar caerles lo mejor posible, ya que cada persona tendrá una forma de ser, en ocasiones acentuada dado que con la celebridad suele ir apareada la excentricidad. El juego, además, contará con personajes reales como por ejemplo Carmen Electra y playmates de anteriores años de Playboy.
Pero la parte de las fiestas no solo se limita a nosotros, ya que aquí es donde entra la gestión empresarial del juego. Tendremos que enviar a nuestras conejitas, nuestros fotógrafos y nuestros periodistas hacia invitados con aficiones comunes, para que así sean más proclives a hacer acuerdos publicitarios o editoriales con nosotros. De igual modo, a la hora de entrevistar a un famoso le causará mejor impresión y le caerá mejor un buen periodista con aficiones comunes que otro peor y menos afín, resultando en artículos de mejor o peor calidad y por lo tanto en mayores o menores ventas.
Tanto la calidad de nuestros empleados como la popularidad de las celebridades se mide en estrellas, de forma que cuantas más tenga un periodista más cobrará y mejores serán sus habilidades, y cuantas más tenga una estrella más venderán los artículos o fotos sobre ella pero más difícil será que acceda a salir en la revista. El salto cualitativo deberemos ponerlo nosotros con nuestras fiestas y nuestro trato personal con dichas celebridades, y a medida que vaya creciendo nuestra revista será más fácil que las celebridades estén por la labor de trabajar con nosotros, y tendremos más dinero para tener un personal de mayor calidad.
Luego está la parte de las chicas. El bueno de Hugh Hefner no solo podrá tener cuantas "novias" quiera, sino que además se permitirá las "canitas al aire" que le plazcan o le permitan, lo cual es decir prácticamente lo mismo. Dentro de las relaciones sociales estarán también las de ligar, y una vez camelada la muchacha, podremos tener relaciones sexuales con ella, o incluso pedirnos que nos haga un numerito delante de público. Estas relaciones nunca cruzarán el Rubicón del sexo explícito, como si hace el videojuego Singles, pero mostrarán desnudos parciales y movimientos ruborizantes, aparte de situaciones morbosas como los desnudos con público. Según parece, todo se debe a las restrictivas normas de contenido de los Estados Unidos, que hacen que los creadores se hayan puesto ese límite para que el juego pueda tener una clasificación M y no superior. No parece que vaya a haber cambios en este aspecto en lo que a la versión europea se refiere.
De igual modo, nosotros podremos sacar las fotos personalmente –aunque teóricamente las saque uno de nuestros fotógrafos-, en una especie de plagio de los clásicos simuladores japoneses del estilo. Podremos hacer que nuestra modelo fotográfica pose de varias formas y con más o menos ropa, y luego podremos consultar las páginas de nuestra revista – y de ediciones anteriores- para ver nuestros logrados retratos subidos de tono.
Este curioso videojuego, que quizás no quedará exento de polémica, estará en las tiendas el mes de marzo distribuido por la muy desinhibida Ubisoft. Combinando elementos de Los Sims, de los simuladores empresariales y de típicos juegos japoneses como Primal Image, Arush Entertainment intentará que nos sintamos como si estuviésemos en el batín –y con la compañía- de uno de los iconos del vividor moderno. Los jugones de PS2, Xbox y PC ya pueden dirigir su imperio empresarial subido de tono.
