De vez en cuando aparece de la nada un videojuego que se convierte en un completo fenómeno de masas; Among Us, Valheim, Phasmophobia… Todos proyectos que, sin hacer ruido y casi sin planearlo, encuentran un tremebundo éxito que los colocan en primera plana del sector sin que antes apenas supiéramos nada de ellos, revirtiendo el tradicional ritmo al que nos tiene acostumbrados la industria. Quizás Vampire Survivors, el caso que nos ocupa hoy, no es tan sonado como los mencionados anteriormente, pero también es una de esas sorpresas que no sabemos muy bien de dónde viene hasta de repente consigue más de 77.000 jugadores simultáneos en Steam y colocarse ya entre los 80 juegos más vistos de Twitch, pese a ser todavía un proyecto en early access.
Si intentamos definir este juego probablemente nos tengamos que ir a uno de los eslóganes que Poncle, el estudio encargado de su desarrollo, ha utilizado para vender el juego: "Sé el bullet hell".¿Qué significa esto? Que en Vampire Survivors vamos a presenciar un giro completo del clásico género de disparos en dos dimensiones para que sean los enemigos quienes se tengan que enfrentar a las oleadas de proyectiles que saldrán de nuestro personaje. Con una idea tan singular como esta y una ejecución sencilla en las formas, pero profundísima en el fondo, vamos a encontrarnos con una divertida propuesta a la que es muy fácil engancharse, aunque no lo parezca.
Sólo puedes hacer una cosa: moverte
A nivel jugable, Vampire Survivors propone una idea arriesgada pero que funciona de maravilla: sólo podemos mover al personaje (con las teclas de dirección o con el joystick izquierdo, si jugamos con mando) mientras este ataca automáticamente. A medida que nos movemos por el escenario, que es infinito, nos persiguen enemigos que sueltan gemas de experiencia cuando nuestros ataques impactan contra ellos. Esas gemas nos permiten subir de nivel y conseguir tanto nuevas habilidades como mejoras para nuestros poderes. Todo ello mientras nosotros lo único que hacemos es movernos esquivando a las grandes oleadas de enemigos que se van generando a nuestro alrededor.
Estos enemigos comienzan siendo fáciles de derrotar, pero poco a poco se van haciendo cada vez más fuertes y vienen en grupos más numerosos. Eso sí, en ningún momento tienen un ataque que vaya más allá del mero daño por impacto: no nos van a lanzar proyectiles ni tratar de golpear con sus lanzas, únicamente nos perseguirán a un ritmo más o menos rápido para chocar contra nosotros y quitarnos algo de vida. Puede parecer que es un diseño algo básico, pero Vampire Survivors se las apaña para desafiarnos con decisiones inteligentes, como hacer aparecer un círculo de enemigos invencible que nos acorrala por tiempo limitado o generando una bandada de murciélagos difícil de esquivar.
A fin de cuentas, Vampire Survivors va precisamente de eso: de esquivar. Nuestra interacción no es otra que la de movernos por el escenario mientras nuestros ataques automáticos se encargan de matar enemigos para que consigamos experiencia y mejoremos nuestras habilidades. Esto nos impide jugar de forma errática: si queremos sobrevivir el máximo tiempo posible nos va a tocar aprender cómo guiar a la masa de enemigos para que los poderes que hayamos escogido acaben con el mayor número posible. Aprender a posicionarse, esquivar y colarse entre los huecos es clave en este juego, de igual modo que lo sería en un bullet hell aunque aquí seamos nosotros quienes estemos generando proyectiles constantemente. En este sentido, las cajas de colisión cobran una importancia supina; algo que el estudio sabe y en consecuencia ha ejecutado a la perfección, por lo que no vamos a encontrar problemas en ese ámbito.
Cuidado, Vampire Survivors es muy adictivo
La estructura de cada partida, como ya habéis podido imaginar, es la de un roguelite infinito: comenzamos escogiendo un personaje, cada uno con unas características propias que hacen variar tanto sus estadísticas como las armas iniciales, y nos lanzamos a recorrer los diferentes escenarios que hay disponibles. Estos se generan procedimentalmente ofreciéndonos un campo de juego infinito, igual de infinito que el tiempo de partida, que va sumando para indicarnos cuánto hemos aguantado en cada run. Las gemas de experiencia nos permiten subir de nivel y cada vez que aumentamos uno podemos escoger entre varias mejoras que nos otorgan o nuevas armas y habilidades o mejoras para las que ya tenemos.
Como buen roguelite, cuando morimos lo perdemos prácticamente todo. Se mantienen, eso sí, las monedas que hemos conseguido: estas sirven para desbloquear mejoras y personajes en la pantalla inicial, de manera que cada partida nos ayuda a avanzar en el conjunto, por muy corta que esta haya sido. El progreso general también se basa en los logros que vayamos consiguiendo: Vampire Survivors tiene una cantidad enorme de contenido, casi inabarcable en nuestras primeras interacciones con él, y para desbloquearlo tenemos que superar ciertos desafíos como acabar con un determinado número de enemigos, alcanzar nuevos niveles o mejorar armas al máximo.
Detrás de estos logros se esconde la mayor cantidad del contenido del juego, recompensando así a los jugadores más constantes y dándonos una idea de progreso que va más allá de la simple adicción del 'una partida más'. Conseguir todo lo que ofrece Vampire Survivors, entre nuevos personajes, escenarios y habilidades, nos va a llevar un buen puñado de horas, aunque ni siquiera jugar todo ese tiempo nos asegura desbloquear la cantidad de opciones que tiene. En este sentido hay que felicitar a Poncle, su estudio de desarrollo, por haber conseguido una propuesta extensa que ya en su versión de acceso anticipado presenta un nivel de afinado que ya querrían para sí otros videojuegos con más presupuesto.
Estética retro, para bien y para mal
Para el final dejamos lo que sin duda puede ser uno de los puntos flacos del proyecto, aunque por otro lado pueda encantar a los amantes de lo retro: su estilo gráfico. Vampire Survivors no sólo apuesta por la sencillez en su premisa jugable, sino que también opta por un apartado visual y sonoro muy anclado a la estética de principios de los 90, con reminiscencias incluso a software de épocas anteriores. Una mezcla de conceptos que aprovecha para simplificar la base y buscar profundidad en otros aspectos, como la ingente cantidad de enemigos y efectos que puede llegar a poner en pantalla.
Es un juego de corte clásico en lo visual, pero que no se podrá haber desarrollado en aquella época por las limitaciones del hardware. Esa estética no sólo le ayuda a acogerse a aquellas tendencias gráficas retro, sino que también facilita la legibilidad del mapa, enemigos y objetos (que se mantienen siempre en el escenario, sin desaparecer en ningún momento) y la comprensión de las cajas de colisión. Quizás la contrapartida más visible de estas influencias clásicas es que su banda sonora, de estilo chiptune, termina siendo algo repetitiva, una característica que no le sienta nada bien a un juego en el que vamos a pasar tanto tiempo yendo de un lado a otro.
Conclusiones
Vampire Survivors es uno de esos juegos que no llaman de primeras, ni cuando te explican de qué van, pero basta con echar un par de partidas para darse cuenta de por qué han cosechado tanto éxito desde su lanzamiento hace apenas unos meses. Su simple premisa jugable consigue que la experiencia roguelite, de partidas cortas pero intensas, se convierta en toda una adicción de esas que nos incita a pensar 'una partida más y lo dejo' cuando vemos la pantalla de game over. Buen diseño con a priori pocas herramientas, jugabilidad profunda y afinada, una enorme cantidad de contenido que no se desvela de primeras y un loop de juego que nos mantiene enganchados aunque no entendamos por qué. El juego de Poncle es ya un título muy recomendable, pese a seguir en acceso anticipado, y esperamos que su continúe evolucionando durante mucho tiempo, a ser posible incluso en nuevas plataformas.
Hemos realizado estas impresiones con una copia del juego para PC.
