Cualquiera que haya seguido la actualidad del videojuego durante el último par de décadas recordará el nombre de Six Days in Fallujah. Es un shooter táctico que ha tenido sus idas y venidas rodeadas de polémicas. Es habitual que en este medio se representen, con mayor o menor veracidad, conflictos bélicos reales, pero el proyecto original de Atomic Games comenzó su desarrollo en 2005, poco después de la batalla que mostraba. La discusión ética sobre la propia existencia del proyecto llevó a Konami, quien iba a publicar en 2010 el título anunciado un año antes, a separarse del juego. El estudio norteamericano se declaró en bancarrota y el título desapareció.
Hasta 2017. Los principales responsables de la idea, bajo el paraguas de la editora Victura y con el desarrollo del estudio independiente Highwire Games, comenzaron a trabajar en la versión actual de Six Days in Fallujah, aún rodeada de cierta división entre la comunidad de jugadores, pero ya alejada de un conflicto que quiere retratar desde diferentes prismas: por un lado, haciendo sentir a los jugadores la experiencia real, cruda y terrorífica de la guerra, alejada del heroísmo y la lucha en solitario, recuperando la esencia de los shooters tácticos de principios del 2000; por otro, divulgando, tanto con misiones para un jugador como con un documental de varios episodios, sobre lo que ocurrió en la Segunda Batalla de Faluya que tuvo lugar en noviembre de 2004.
"No hay nada que sea una guerra buena y amable [...] Siempre comienzas otra guerra", dice el director ejecutivo de Victura y abanderado del proyecto desde sus inicios, Peter Tamte, en una pequeña sala en Gamescom donde mostraban gameplay inédito del esperado modo para un jugador del título, que aterrizó en el acceso anticipado de Steam en junio de 2023 con algunas misiones cooperativas online, lo que según el CEO suponía alrededor del 10 % del contenido total del proyecto. El 7 de noviembre se actualizará gratuitamente con las dos primeras misiones de la campaña y los primeros episodios del documental de un título ideado por Tamte y Eddie García (un marine lesionado en el conflicto representado), y creado tras entrevistar a cientos de marines y soldados estadounidenses, pero también decenas de soldados y civiles iraquíes; eso sí, los fragmentos que vimos de los documentales tenían cierto toque sensacionalista, como de programa de Equipo de investigación.
Táctico y terrorífico
Lo que pudimos ver de Six Days in Fallujah es un shooter táctico fotorrealista muy diferente a cualquier juego moderno del género: es pausado, en las antípodas de la espectacularidad y las explosiones de un Call of Duty, y hasta cierto punto terrorífico. Cada puerta, cada escalera, cada balcón, cada terraza, cada barricada es un elemento a temer: la bala que termine con la vida del protagonista de la misión puede esperarle en cualquier esquina. Pero no está solo. Comanda un equipo de otros tres soldados con sus propios roles, que actúan por su cuenta de manera convincente y a los que se les puede dar diferentes órdenes imprescindibles para cumplir los objetivos.
Las dos misiones que llegan en noviembre tratan sobre los eventos que llevaron a la creación del Dáesh o ISIS. La primera misión será la primera batalla en la que los iraquís y los estadounidenses unieron fuerzas para combatir a Al Qaeda; el primer día de la Segunda Batalla de Faluya. También habrá una misión en la que se juega como un ciudadano iraquí, un padre que quiere salvar a su hija. Los desarrolladores prometen ceñirse a los hechos a lo largo de una campaña que, una vez completada, durará alrededor de ocho horas (sin contar las misiones cooperativas existentes y las que están por llegar). "Nuestra industria ha glamorizado la guerra", responde Tamte al plantearle la posibilidad de que vuelva a surgir el debate sobre la representación lúdica del conflicto. El director argumenta que los juegos son el principal entretenimiento de los jóvenes, como lo era el cine para las anteriores generaciones, por lo que deben asumir su rol didáctico: "Si los videojuegos no tratan estos temas sensibles, ¿quién lo va a hacer? Es nuestra responsabilidad".
La principal novedad que encontrarán en la actualización de noviembre los actuales jugadores de Six Days in Fallujah es también una de las razones de ser del propio juego: recuperar los shooters tácticos para un jugador. Gracias a un sistema que han denominado como Go! Command, se han introducido personajes controlados por la inteligencia artificial que son autosuficientes y a los que es imprescindible darles órdenes, tácticas militares reales, para avanzar, pero todo esto con un sistema contextual que lo hace versátil a la vez que accesible. El director del título lamenta que los juegos del estilo Rainbow Six, Ghost Recon, SOCOM y Brothers in Arms sean cosa del pasado; admite que actualmente es muy difícil crear una IA fidedigna, y alaba el que, para él, es el único juego que lo ha conseguido recientemente: Ready or Not.
Los tres soldados que nos acompañan en las misiones tienen una visión de 360 grados (mientras avanzamos revisan balcones, ventanas y recovecos), son capaces de cubrirse y devuelven fuego si les disparan. Cada cual tiene su rol, y es fundamental comprender esto a la hora de ejecutar las diferentes maniobras militares. Se les puede indicar que disparen sin cesar a los enemigos a cubiertos para flanquearles por el otro lado, que avancen hasta cierto punto y se cubran, que atraviesen una puerta a la vez que otros entran por una ventana… Todo ello se hace o bien con un menú radial o de manera contextual, apuntando, por ejemplo, a una cobertura, y pulsando la tecla que se indica.
Una Faluya a la que es imposible acostumbrarse
El otro pilar del videojuego de Highwire Games es lo que denominan como "arquitectura procedimental". Básicamente, el mapa de Faluya cambia en cada incursión, tanto en el exterior como en el interior, con el objetivo de que la sensación de incertidumbre siempre permanezca y que nunca haya un camino claro hacia el objetivo, una ruta perfecta. La actualización de noviembre añadirá más variedad, pero aún no es tal y como lo quieren los desarrolladores. A esto hay que sumar el añadido de la octava misión cooperativa, HLZ Wolf, que puede jugarse también en solitario con personajes de la IA: a partir de noviembre los bots podrán llenar los huecos vacíos para estas actividades.
Por último, el parche mejora considerablemente los gráficos. Aun siendo Unreal Engine 4 (aunque el estudio no descarta dar el salto a UE5 más adelante), es uno de los shooters más fotorrealistas que hayamos visto. Esto se debe a que han añadido RTXGI (iluminación global por trazado de rayos), que se complementa con un espectacular resultado con la climatología dinámica del sistema de "arquitectura procedimental". Además, el realismo que busca transmitir también influye en los efectos: pocas veces hemos visto un humo tan agobiante. A todo ello hay que sumar más de 300 mejoras técnicas que van desde la rapidez de la respuesta de los controles al rendimiento, pasando por el comportamiento de los enemigos, aunque todavía hay cosas que mejorar como las animaciones de los adversarios.
La versión 1.0 se estrena en 2025 en PC, PlayStation y Xbox
Así, se dan pasos para una versión final que saldrá, a mayor precio que la actual, en algún momento de 2025 para PC, PlayStation y Xbox (no aclaran si será exclusivo de la última generación o si tratarán de llevarlo a las consolas de 2013); una actualización 1.0 en la que además de más misiones cooperativas y la mecánica de los civiles, se ofrecerá la campaña completa y el documental, los elementos narrativos con los que pretenden poner fin a una polémica que está durando más de tres lustros.
Hemos realizado estas impresiones tras asistir a una presentación en Gamescom 2024.
