Llegaba la Navidad cuando, los creadores de ARK decidían lanzar un nuevo proyecto en acceso anticipado llamado Atlas, una aventura pirata que presumía de ofrecernos un mundo gigantesco y muchísimas opciones con las que pasar decenas de horas de diversión pero… ¿qué es lo que nos ofrece realmente el nuevo juego de Grapeshot Games?
La vida pirata… ¿la vida mejor?
Como os decimos, en esta ocasión los creadores de ARK nos ofrecen una aventura que se traslada de un mundo prehistórico a un universo pirata en el que pueden entrar, según sus palabras, hasta 40.000 jugadores, permitiéndonos crear nuestra propia embarcación, conquistar nuestras islas, asaltar otros barcos y, en definitiva, vivir como auténticos piratas.
Nuestra aventura empezó, después de un par de intentos de aparecer en la zona correcta (un bug nos hacía comenzar en mitad del mar siendo deborados por peces a los pocos segundos), en una pequeña ciudad pirata, una zona inicial que nos sirve para aprender las mecánicas básicas del juego antes de adentrarnos en el peligroso y grandioso mundo que nos espera.
Aquí descubrimos cómo recolectar materiales (de forma similar a ARK), crear herramientas, cocinar y atender nuestras necesidades básicas, es decir, comer y beber. Estos primeros minutos de partida se hacen un tanto tediosos ya que la progesión para subir de nivel es lenta, así como la recolección de recursos para crear nuestro primer y modesto barco con el que podremos explorar el resto del mundo de Atlas.
Algo que ya nos chirría bastante en estas primeras horas de la partida es el combate, con un sistema para fijar objetivos muy mejorable o animaciones carentes de sentido, utilizando una lanza como si fuera una espada para cortar a nuestros enemigos en lugar de intentar clavar su filo que, como es lógico, era la función principal de un arma de este tipo.
Un personaje más completo
Si saltamos de lo que podemos hacer en los primeros instantes de juego a nuestro personaje, nos encontramos con un desarrollo más profundo, desde su personalización antes de iniciar la partida a su desarrollo a medida que vamos subiendo de nivel de forma, una vez más, muy lenta, quizás demasiado, que apenas recompensa lo que vamos haciendo durante la partida.
Dentro de esta profundidad podemos encontrar un árbol de progresión de habilidades más complejo que se divide en varias categorías y que nos permite tanto aprender a construir ciertas herramientas como mejorar nuestra pericia con cierto tipo de armas e incluso mejorar nuestra capacidad para nadar, entre otras muchas habilidades.
También nos encontramos con un sistema de alimentación más completo que nos ofrece diferentes ventajas dependiendo de si comemos vegetales, carne animal, frutas o pescado. Habrá que estar también muy atentos ya que, si en algún momento descuidamos nuestra alimentación de cualquiera de los tres tipos de nutrientes, también podremos ver como nuestra salud merma teniendo ciertas desventajas como agotarnos más rápido o el aturdimiento.
La grandeza de jugar con amigos u otros piratas que conozcamos en la red
Como os dijimos, la zona inicial de Atlas y las primeras horas de partida nos parecieron menos acertadas que las de Ark u otros juegos de supervivencia, siendo un tanto lentas y tediosas, convirtiéndose casi un suplicio para un jugador en solitario que poco tiene que hacer sin ayuda del resto de jugadores.
Por suerte, nuestra fortuna cambió al conocer a una pequeña comunidad hispana que estaba reclutando nuevos piratas, uniéndonos a ella para contemplar, por primera vez, lo que Atlas de verdad puede ofrecernos, trabajando codo con codo con nuestros compañeros para recolectar materiales de forma organizada y construir un barco, viendo la gran fortaleza que ya habían sido capaces de crear con sus propias manos mientras nos contaban sus aventuras intentando conquistar ciertas zonas, enfrentándose a otros navíos pirata luchando por un territorio.
Desde luego, como suele ocurrir con muchos títulos de este estilo, la experiencia de Atlas es mucho más enriquecedora junto a otros jugadores y, por nuestras sensaciones durante las primeras horas de juego, creemos que este título está hecho específicamente para ser jugado así y no en solitario, en el que Atlas sufre de monotonía y de un desarrollo demasiado lento para nuestros personajes.
Un apartado técnico que hunde el barco
Antes de cerrar estas primeras impresiones tenemos que mencionar el apartado técnico del juego que, una vez más, sufre de una mala optimización que parece ya característica de Grapeshot Games que es incapaz de ofrecer, durante las primeras semanas en acceso anticipado, una experiencia sólida a nivel gráfico, con un juego cargado de problemas tanto en la carga de texturas como en la tasa de frames y, por supuesto, plagado de bugs que incluso pueden estropear la experiencia de juego.
Normalmente el que os escribe es bastante comprensivo con los juegos en acceso anticipado. Al final, tenemos que ser conscientes de que compramos un título que no está acabado, que puede mejorar y que tiene, a ciencia cierta, un buen puñado de errores.
Sin embargo, cuando ya has publicado juegos similares y has tenido los mismos problemas que encontramos en Atlas, el estudio no tiene demasiadas excusas para justificar el en ocasiones pobre rendimiento del juego, que presume de ser muy grande pero que, en realidad, simplemente nos ofrece pequeños mundos separados por sectores, con cada uno de ellos teniendo su correspondiente tiempo de carga.
Eso sí, a favor del estudio hay que decir que, desde luego, se están afanando por corregir todos los fallos con actualizaciones continuas, lanzando parches de forma casi diaria para solventar todos los errores que se están produciendo pero que, a día de hoy, son insuficientes para mantener a flote al juego.
Un título para el futuro, no para el presente
Grapeshot Games no ha empezado con buen pie su aventura con Atlas, un juego muy ambicioso que tiene mucho que ofrecer pero que, actualmente, se queda en el camino debido a multitud de fallos técnicos y a un inicio de partida lento y tedioso que es difícil de llevar para un sólo jugador.
Cuando empezamos a jugar con otros piratas hemos podido ver el potencial del juego, ese tesoro escondido en una isla que puede llegar a ser Atlas gracias a sus batallas navales, a lo grande que es su mundo y a sus acertadas mejoras en la progesión del personaje pero, de momento, estamos ante un juego para el futuro y no ante una verdadera alternativa que vaya a poder hacer frente a Sea of Thieves o a otros juegos de supervivencia, al menos a corto plazo.
Nos queda esperar a que Grapeshot Games siga trabajando para mejorar los errores y convertir Atlas en un juego interesante y atractivo para los jugadores. Con el tiempo y la dedicación necesaria puede llegar a serlo. Hoy el barco se hunde.