Focus Entertainment es de las pocas compañías que han decidido acomodarse en ese nicho de la industria en el que se han convertido las producciones AA, títulos con un presupuesto moderado que no suelen deslumbrar ni llegar al nivel de los mejores, pero que a veces nos dejan obras muy apañadas y entretenidas que cumplen su función de hacernos pasar un buen rato sin necesidad de ir más allá.
Como buena muestra de ello, el próximo 16 de mayo nos traerán Atlas Fallen, la nueva creación de Deck 13 Interactive, los responsables de The Surge, un juego al que ya hemos podido jugar durante un par de horas y que cumple a rajatabla la mayoría de rasgos que suelen compartir los proyectos de esta editora, ofreciéndonos una entretenida aventura cuyas limitaciones quedan muy patentes desde el primer instante.
Una aventura a través de las dunas de un mundo en ruinas
Quizá el mayor pecado de Atlas Fallen lo tengamos en su obsesión por intentar contentar a todo el mundo copiando la gran mayoría de cosas que suelen tener las grandes superproducciones, algo que acaba por restarle muchísima personalidad y que deja todavía más en evidencia sus carencias. Su historia nos lleva a un mundo de fantasía en ruinas en el que la humanidad perdió una guerra contra una serie de dioses corruptos y quedó esclavizada bajo su yugo, por lo que nuestra misión no será otra que romper esas cadenas que nos atan bajo la voluntad de dichas deidades.
De la historia no os podemos contar mucho, ya que la demo a la que hemos tenido acceso pertenece a un punto del título en el que la trama ya está en marcha con todas las presentaciones hechas, aunque sí que hemos podido comprobar que la presentación de sus momentos narrativos es muy poco estimulante, con conversaciones estáticas en las que nos muestran a los personajes hablando uno frente al otro sin ni siquiera variar el plano de la cámara. Al menos, para las explicaciones más importantes se recurre a una serie de ilustraciones que hacen gala de un estilo llamativo.
Centrándonos en su jugabilidad, lo que nos hemos encontrado es una aventura de acción con toques de rol que nos ha soltado en una gran zona de mundo abierto en la que la arena y los desiertos son los grandes protagonistas. Lo primero que nos ha llamado la atención al empezar a jugar es la movilidad de nuestro personaje, quien es capaz de deslizarse y "surfear" por las dunas y dar grandes saltos, un repertorio de movimientos que se va ampliando a medida que avanzamos en la trama y desbloqueamos nuevas habilidades, como poder impulsarnos dos veces en el aire para sortear grandes abismos.
Esta es, probablemente, una de las partes que más hemos disfrutado del juego, ya que consigue que desplazarse por el mapa y llegar a ciertos lugares resulte en una experiencia divertida, vertical y con un "plataformeo" bien medido que nos obliga a encadenar varias acciones. No es que sea nada especial o increíblemente elaborado, pero funciona y cumple su cometido de hacer que nuestros paseos sean más llevaderos.
La mala noticia es que las actividades que nos hemos encontrado nos han echado muchísimo para atrás, apostando por la clásica marabunta de iconos repletos de actividades genéricas y anodinas misiones secundarias de recadero. Perseguir animales de forma sigilosa para que nos lleven a recompensas ocultas, activar unos pilares en sucesión dentro de un tiempo determinado, tocar un artefacto que nos marca en el mapa los puntos de interés… Son tareas muy poco estimulantes que se repiten y que no consiguen aportar nada que no se haya visto ya o que nos incentive a invertir nuestro tiempo con ellas. Si todo el juego va a seguir esta línea, puede convertirse en su gran talón de Aquiles, ya que ni siquiera nos hemos encontrado un buen diseño en las misiones principales.
Eso sí, el combate (muy presente, pues hay enemigos por todas partes), tiene buenas ideas y se hace ameno. Su funcionamiento es muy sencillo: equipamos un arma principal y otra secundaria para usar cada una con su botón correspondiente, pudiendo realizar combos al alternar los ataques de ambas. A medida que encadenamos golpes, nuestra barra de impulso se llena y cuando esta sube de nivel, nuestros movimientos ofensivos cambian y nuestro arsenal se transforma, haciéndose más grande y dañino. Ahora bien, cuando esto ocurra, también recibiremos más daño, por lo que se trata de una mecánica con sus riesgos y recompensas que nos ha gustado y que creemos que le da un poco de carácter a la acción sin necesidad de apostar por algo demasiado profundo, complejo o elaborado.
Por supuesto, contaremos con un ataque especial tremendamente devastador que solo podremos realizarlo cuando hayamos llegado a cierto nivel de impulso, y si bien suele acabar casi todas las peleas del tirón, también reduce toda la energía que hubiésemos acumulado, devolviendo nuestras armas y nuestra defensa a su estado base, por lo que saber cuándo usarlo resultará clave. Más allá de esto, disponemos de una esquiva, un bloqueo capaz de aturdir si lo realizamos en el momento preciso, combos aéreos y habilidades activas con su correspondiente tiempo de recarga.
En general, las batallas son ágiles y entretienen sin muchos problemas, aunque habrá que ver cómo aguantan con el paso de las horas, ya que nos ha preocupado comprobar la escasísima variedad de enemigos con los que nos hemos topado en nuestros viajes, cuyo diseño, por cierto, no podría ser menos interesante.
Algo que sí nos ha parecido una buena idea es que los rivales más poderosos tengan varias partes que podemos romper. Cuando nos enfrentamos a una criatura de este tipo, veremos que tienen algunas secciones marcadas en amarillo y otras en rojo, y solo morirán cuando hayamos destruido estas últimas, por lo que romper las primeras solo nos servirá para incrementar las posibilidades de que suelten un mejor botín. Gracias a esto, se consigue que tengamos que apuntar a puntos muy concretos de nuestros adversarios, dándole así algo de interés a estas batallas. Lo malo es que al luchar contra monstruos muy grandes en espacio relativamente cerrados, la cámara nos ha dado bastantes problemas, convirtiendo nuestro duelo contra el jefe de la demo en un auténtico caos.
Cambiando un poco de tercio, su apartado gráfico no está nada mal y nos deja unos escenarios muy llamativos y con una dirección de arte que no deslumbra, pero que está bien llevada. Los modelados y las animaciones son correctos, las texturas tienen buena calidad, la distancia de dibujado es bastante amplia y no hemos notado problemas de optimización, teniendo su punto más flojo en los NPC, las expresiones faciales y el diseño de criaturas. Finalmente, el sonido apuesta por una banda sonora ambiental de corte cinematográfico que acompaña bien la acción pero que rara vez se hace con el protagonismo y acaba pasando un tanto desapercibida, los efectos son decentes y el doblaje inglés está cuidado.
Un juego con mucho por demostrar
Como habéis podido comprobar, esta primera toma de contacto con Atlas Fallen nos ha dejado un poco fríos. La impresión que nos hemos llevado tras probarlo es que apunta a ser un juego con un buen sistema de desplazamiento y con unos combates entretenidos, pero cuyo desarrollo y diseño de actividades y misiones deja que desear. Evidentemente, todavía nos queda mucho por ver de él, y quizá cuando probemos su modo cooperativo nos sorprenda o su historia se destape como algo realmente apasionante, pero a falta de ver más, lo nuevo de Deck 13 Interactive todavía tiene mucho que demostrarnos.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga para PC de una versión en desarrollo que nos ha facilitado Plaion.
