La nueva aventura de Link en el universo portátil llegará a la consola de doble pantalla dentro de, todavía, bastantes meses, pero de momento pudimos desquitarnos probando la demo del título en un par de ocasiones. No íbamos inocentes ante este Phantom Hourglass que nos ocupa, pues ya pudimos leer en las impresiones que nuestro enviado al E3 redactó que su control era completamente táctil... y no era algo que, de entrada, nos convenciese. Pero vayamos por partes.
La demo está dividida en cuatro secciones que sirven para ilustrar diferentes situaciones prototípicas del juego, como una mazmorra o visitar un pueblo, planteando el control táctil en estas diferentes zonas. La interfaz táctil hace acto de presencia en la pantalla (inferior, claro) mediante la aparición de una hada, quizás Navi, de manera similar a como se introdujo el Z-targetting en el clásico de Nintendo 64 Ocarina of Time. Mediante la aparición en pantalla de Navi sabremos cómo controlar a Link para moverlo por la pantalla y realizar otras acciones.
Así, por ejemplo, Link se encontrará centrado en la pantalla y se moverá a mayor o menor velocidad hacia el lugar donde apuntemos con el stylus en función de la distancia que haya entre el punto señalado y Link, es decir, cuando más alejado pongamos el puntero del centro de la pantalla, convirtiéndose en un sistema de control muy intuitivo y ágil. El uso de la táctil no se limita al movimiento del protagonista, sino que podremos atacar (dando toques sobre el enemigo, para que Link les dé unos buenos espadazos), recoger objetos (de manera similar) y, al fin y al cabo, realizar toda acción necesaria.
Os hemos dicho al principio que no íbamos muy convencidos de lo que podía representar este sistema de control, pero no pudimos sino cambiar de opinión a los pocos minutos de estar jugando. El sistema nos resultó intuitivo, muy bien integrado y lleno de posibilidades que abren la saga a nuevas experiencias mientras mantiene el espíritu clásico. Esto, por supuesto, es algo que sólo podrá confirmarse con el tiempo, según tengamos acceso a versiones más avanzadas o la final, pero por el momento se nos antoja muy prometedor, sobre todo por la facilidad con la que disipó las dudas que habíamos cultivado durante semanas en tan sólo unos minutos.
Otras funciones, allá de las derivadas de los nuevos y originales usos de varios ítems clásicos, como el bumerán, consistirán en, por ejemplo, bajar la pantalla superior (ocupada típicamente por un mapa) a la táctil, y poder hacer anotaciones sobre ella, para apuntar pistas que nos servirán para resolver ciertos puzles y situaciones similares. Podemos imaginar que es algo que irá tomando un papel relevante en el juego a lo largo del desarrollo de la aventura, ya que se nos antoja una solución sencilla pero llena de posibilidades que, suponemos, sabrán aprovechar.
Por su estilo gráfico, Phantom Hourglass bien podría ser una secuela o estar relacionado de algún modo con Wind Waker de GameCube, ya que no sólo retomará el aspecto cel-shaded, sino que el mar tendrá una gran importancia en el juego, a tenor de lo visto en la demo. Y es que en una de las secciones usábamos la pantalla táctil para trazar la ruta de nuestro barco, y luego debíamos defendernos a cañonazos en los peligrosos mares que tendremos que surcar. El control de esta parte de la demo era igualmente divertido, y nos permitía rotar la cámara por completo para deshacernos con garantías de los enemigos. En principio parece que el enfoque, bien diferente a la navegación de vela de Wind Waker, puede satisfacer a los usuarios que no acabaron del todo contentos con la experiencia de navegación vivida en la consola doméstica.
También se nos antojó técnicamente sorprendente el enfrentamiento contra el enemigo final presente en la demo, un calamar con malas pulgas en el que la pantalla superior e inferior componían un único escenario vertical que permitía al bicho desplazarse con un rango de movimientos amplio que facilitaba sus estrategias defensivas. La estrategia para derrotarlo consistía en lanzarle bombas para que caiga desde la pantalla superior (donde no es alcanzable con la espada), y, una vez había caído, prepararlo en su tinta a base de espadazos. La dificultad era reducida, como es habitual en estas demos, pero de todos modos es probable que si se incluye en el juego sea alguno de los primeros enemigos de la aventura, ya que ilustra bastante bien las peculiaridades que podrán darse en estos combates gracias a las características especiales de esta portátil.
Los otros dos escenarios de la demo son mucho más clásicos de la saga, con una mazmorra donde aprender a usar el bumerán con la pantalla táctil y poner en práctica nuestras estrategias evasivas para pasar desaparecidos eludiendo a los guardias (algo que de otra forma ya vimos en Wind Waker, al principio del juego), y un pueblo en el que interactuar con los habitantes de múltiples maneras. Con todo, dado que su carácter y estilo es mucho más similar a lo tradicional de la saga, no revisten tanta importancia como los pasajes ya comentados.
No podemos, pese a todo, obviar los pequeños fallos aquí y allá que presentaba la demo, como algunas inconsistencias gráficas y demás asuntos que nos recordaban que estábamos ante una demostración de un juego en una fase todavía bastante temprana de desarrollo. El sistema de juego, sin embargo, se apreció maduro, bien formado y consistente, en consonancia con el aspecto gráfico, una combinación de gráficos bidimensionales y tridimensionales y una perspectiva específica para las mazmorras que da un ángulo de juego entre la línea clásica de los juegos 2D de la saga y las ventajas derivadas de los entornos 3D. Esto se ve favorecido por la inclusión de personajes poligonales, restringiendo –hasta donde hemos visto- los gráficos bidimensionales a objetos y otros detalles menores.
En definitiva, Phantom Hourglass se perfila como una interesante revisión de la saga para Nintendo DS que apostará por unos mecanismos de juego bien adaptados a la consola a la vez que puede desarrollar una historia tradicional. Despejó nuestras dudas con facilidad, a la vez que ha creado unas buenas expectativas que nos hacen intuir que estaremos ante un gran juego. La espera se nos hará larga.