Pocas consolas han sido capaces de dejarnos tan contentos y satisfechos durante su primer año de vida como lo está haciendo Nintendo Switch. En cuestión de meses nos ha deparado dos obras maestras como The Legend of Zelda: Breath of the Wild y Super Mario Odyssey, hemos podido disfrutar de juegos tan divertidos y entretenidos como Splatoon 2, Arms y Mario Kart 8 Deluxe, y hasta experimentos tan aparentemente extraños como Mario + Rabbids Kingdom Battle han acabado por resultar en títulos redondos. Y todo ello por no hablar del gran apoyo que está recibiendo la consola por parte de las compañías.
Si bien se podría llegar a pensar que Switch ya lo ha dicho todo este año con semejante catálogo, todavía queda un último gran juego por llegar y que viene dispuesto a entrar por la puerta grande para reclamar su lugar como uno de los mejores lanzamientos de 2017 y como uno de los mejores JRPG de los últimos tiempos. Sí, hablamos del prometedor Xenoblade Chronicles 2, un juego que no esperábamos ver hasta 2018 a pesar de la insistencia por parte de Nintendo en que no se retrasaría y que para alegría de todos podremos disfrutar plenamente a partir de este 1 de diciembre.
Nosotros ya hemos empezado a dar nuestros primeros pasos en esta gigantesca aventura y, la verdad, estamos tan enganchados que nos ha costado despegarnos del mando para ponernos a escribir estas impresiones y contaros lo que nos están pareciendo sus horas iniciales, lo que ya nos empieza a confirmar que Monolith Soft lo ha vuelto a conseguir con su saga estrella.
Lo primero que hay que dejar claro es que esta nueva aventura sigue los pasos de Xenoblade Chronicles, por lo que recupera ese estilo de JRPG clásico y lineal en el que la historia tiene una gran importancia y va marcando y guiando cada uno de nuestros pasos, lo cual no quita que casi siempre tengamos multitud de actividades y misiones secundarias para hacer y perdernos explorando su mundo.
Hablando de su universo, comentar que esta vez recorreremos un mundo formado por un mar de nubes en el que la vida se ha desarrollado sobre los lomos de unos gigantescos seres llamados titanes. Estos pueden tener tamaños muy diferentes y cada uno de ellos tiene su propia climatología, fauna, vegetación y orografía.
En el centro de este mundo se encuentra un descomunal árbol y, según las leyendas, en su cima se encuentra el Elíseo, un paraíso donde se dice que vive el Arquitecto, el dios creador de todo. Como podréis intuir, nosotros nos embarcaremos en un viaje repleto de aventuras para llegar hasta la cima y descubrir la auténtica verdad que se esconde sobre este universo.
Por lo que llevamos jugado, la trama principal nos está pareciendo muy clásica y no demasiado original, aunque está tan bien contada y llevada a cabo que acaba captando nuestro interés con una facilidad pasmosa, planteándonos todo tipo de cuestiones y preguntas que querremos resolver y que nos animarán a seguir jugando. De hecho, ya hemos asistido a varios giros de guion que nos han dejado con la boca abierta y que no nos vimos venir ni por casualidad.
Además, el título está cargado de momentos épicos y memorables, con algunos de los mejores vídeos que hemos visto nunca en un JRPG. Estos están realizados con el propio motor gráfico del título y nos suelen regalar unas secuencias de acción tremendamente espectaculares y muy bien dirigidas, mejores que las de casi cualquier anime que hayáis visto en los últimos años.
También nos ha llamado la atención el tono más desenfadado que tiene la aventura. Sí, aquí no van a faltar ni el drama ni los momentos duros, pero también hay espacio para el humor, con algunas secuencias y diálogos realmente desternillantes que ayudan a hacer más amena nuestra odisea y a relajarnos un poco, e incluso a pillarles más cariño a los personajes y empatizar con ellos al mostrarnos muchas más facetas de su personalidad.
A nivel jugable, el título vuelve a presentarnos unos escenarios descomunales y con una escala gigantesca capaz de sobrecogernos con suma facilidad, especialmente en los momentos en los que somos conscientes de que las zonas que estamos recorriendo son las diferentes partes de los titanes, como sus hombros o su espalda.
Los mapeados no son solo grandes, ya que están repletos de cosas para hacer y cuentan con un diseño elaboradísimo, con multitud de niveles de altura que nos obligarán a explorar bastante para encontrar la forma de acceder a muchos lugares, algo que hace que las marcas de guía y de misión no sean tan útiles como en otros títulos similares, ya que a veces el camino para llegar hasta ellas da muchos rodeos y pasa por lugares de lo más insospechado.
Ya que hablamos de exploración, comentar que el nivel de las mareas es variable y dependiendo de la altura a la que se encuentre el mar de nubes podremos acceder a unos caminos u otros, algo que también afectará a la aparición de ciertos eventos, al igual que ocurre con la propia climatología y la hora del día.
En Monolith Soft se nota que siempre les ha obsesionado la creación de mundos que se sientan realmente vivos y únicos, algo que ya pudimos comprobar en Xenoblade Chronicles y que fue llevado mucho más allá con Xenoblade Chronicles X, y esto es algo que aquí sigue muy presente, por lo que veremos el desarrollo que van sufriendo las diferentes poblaciones y las rutinas de vida de sus habitantes.
Del mismo modo, no esperéis encontraros con un título que únicamente os lleve por zonas con monstruos de vuestro nivel, ya que aquí suelen estar todos mezclados, tal y como ocurriría en la naturaleza. De hecho, en el segundo capítulo, cuando todavía no hayamos llegado ni a nivel 10, ya nos veremos rodeados por seres de nivel 30, 70 y hasta 90, lo que nos obligará a andarnos con mucho cuidado a la hora de recorrer cada una de las zonas para evitar a los enemigos más poderosos.
Esto hace que sea un juego en el que resulte fácil morir si no nos andamos con ojo, ya que suele ser algo común estar enfrascados en una batalla y que de repente nos mate un monstruo que andaba dando vueltas por la región al que no habíamos visto y que nos sacaba demasiado nivel, así que os recomendamos que escojáis muy bien los sitios en los que lucháis para que luego no os llevéis sorpresas, aunque esto no siempre será fácil, ya que hay enemigos que huyen para buscar refuerzos, otros que no paran de moverse, etcétera.
Hablando del combate, no vamos a extendernos demasiado con él ya que todavía estamos descubriendo nuevas mecánicas y muchas de sus posibilidades, por lo que será algo en lo que ya profundizaremos en el análisis. Lo que sí podemos decir es que, en esencia, es muy parecido a lo visto en los dos títulos anteriores, donde nuestros personajes atacan automáticamente y a base de golpes van recargando el uso de sus habilidades, las cuales tienen todo tipo de efectos dependiendo de cómo las utilicemos (atacando por la espalda, cuando el enemigo está derribado, etcétera).
Sin embargo, cuenta con las suficientes novedades como para que el sistema se sienta nuevo y fresco. Para empezar, conviene destacar que en este mundo existen tanto Pilotos como Blades. Los primeros son quienes combaten y a quienes controlamos directamente, mientras que los segundos son unos seres especiales que pueden adoptar multitud de formas diferentes y que nacen cuando un Piloto activa un cristal primordial.
Dependiendo del Blade con el que nos vinculemos, tendremos un arma u otra, atacaremos con un elemento concreto, se decidirá nuestro rol en la batalla y podremos acceder a unas habilidades u otras. Además, si combatimos cerca suya, este nos irá apoyando y se fortalecerá nuestro vínculo con él, lo que incrementará nuestras capacidades y la velocidad a la que atacamos.
Podremos vincularnos de forma simultánea hasta con tres Blades distintos (aunque solo uno podrá estar activo a la vez), lo que nos permitirá cambiar de uno a otro en mitad de una misma batalla para ganar versatilidad y poder adaptarnos a todo tipo de situaciones.
La interfaz también se ha mejorado bastante y aunque todavía existan muchas barras, medidores e iconos, la pantalla se ve mucho más limpia y todo está colocado de forma más clara y ordenada. Esto se nota especialmente en la colocación de nuestras habilidades (las cuales se corresponden con cada uno de los cuatro botones principales del mando) y con la del cambio de Blade (lo mismo pero con la cruceta), por lo que ya no tendremos que estar moviéndonos por una gran barra de habilidades para encontrar la técnica que queremos y todo es mucho más directo y accesible.
Por lo que hemos podido jugar, ya hemos visto varios sistemas avanzados que le dan mucha vidilla y profundidad a las luchas, como posibles combos y sinergias que existen entre las técnicas de los Blades y los propios Pilotos, el uso de la barra de grupo para desatar un gran ataque conjunto para romper unos orbes de protección que pueden ganar los enemigos o la posibilidad de "cancelar" ataques para potenciar nuestras técnicas.
El combate nos está pareciendo una experiencia muy divertida y satisfactoria en la que es tan importante una buena preparación previa como seguir una buena estrategia y encontrar el momento justo para ejecutar cada una de nuestras habilidades. Además, tal y como decimos, tiene muchas capas de profundidad, por lo que todavía nos queda mucho que jugar para terminar de dominarlo por completo y descubrir todas sus posibilidades.
A nivel gráfico tampoco se queda atrás gracias sobre todo a su fantástica dirección de arte, con unos escenarios variadísimos y que no paran de dejarnos con la boca abierta con su belleza. Realmente se trata de un mundo que anima a recorrerlo solo por ver y descubrir sus maravillas, aunque eso no quita que a nivel técnico sea también uno de los juegos más potentes de la consola. La distancia de dibujado es enorme, las texturas tienen un buen nivel, los escenarios están repletos de detalles y elementos, lo efectos están conseguidísimos, la iluminación es muy buena y el uso del color para imprimirle una personalidad única a cada titán es espectacular.
Además, el modelado de los personajes también nos ha encantado, con un estilo cel shading que les queda genial y que consigue que por momentos nos sintamos como si estuviésemos viendo una película de animación. Mención especial al diseño de los monstruos y de los Blades.
Evidentemente y tal y como es costumbre en la saga, la banda sonora tampoco falla, dejándonos con unas composiciones variadísimas y de gran belleza que saben realzar lo que vemos en pantalla con gran maestría, adaptándose como un guante a cada situación. Sabe ser épica cuando tiene que serlo, acompañarnos y transmitirnos la sensación de estar viviendo una gran aventura cuando exploramos y subirnos la adrenalina cuando llega la hora de luchar. Además, destila personalidad y resulta casi imposible de olvidar, por lo que se nos quedarán grabadas a fuego en nuestra memoria durante mucho tiempo.
Los efectos también están al nivel, y el doblaje que hemos podido escuchar hasta ahora es únicamente el inglés, con subtítulos en español, ya que el japonés no llegará hasta su el día de su lanzamiento mediante un parche que tendremos que descargar. Probablemente esta última sea la mejor opción, ya que los actores ingleses no nos han convencido nada, ni por su interpretación (totalmente sobreactuada y con unos acentos rarísimos) ni por la selección de voces. De hecho, hay fallos de sincronización con el doblaje inglés, por lo que no resulta raro ver a los personajes moviendo la boca sin que se escuche nada o viceversa.
En definitiva, apenas llevamos diez horas y Xenoblade Chronicles 2 ya nos está pareciendo un auténtico juegazo. Todavía nos queda muchísimo por jugar, pero si consigue mantener el nivel y cumplir todo lo que nos está prometiendo y anticipando, podéis estar seguros de que el año va a cerrar por todo lo alto con un nuevo imprescindible.
Hemos realizado estas impresiones con un código de la versión final que nos ha proporcionado Nintendo.