El viaje por todo el mundo del Agente 47 en busca de los objetivos más peligrosos continúa progresando, mes a mes, bajo el modelo de lanzamiento escalonado. Después de París y Sapienza, nuestros pasos nos llevan a otro país vecino: Marruecos, un tercer episodio muy en la línea del segundo, lo cual es sin duda una estupenda noticia. En este artículo no vamos a profundizar mucho en su jugabilidad, descrita con más detalle en el paquete de introducción.
Marrakech nos presenta una situación política y social muy inestable, que está a punto de estallar. Precisamente uno de nuestros objetivos, el General Reza, es quien está preparando el terreno para que las revueltas hagan la situación insostenible y tomar así el control con una ley marcial. El otro objetivo clave –hasta el momento cada misión nos pide eliminar a una pareja- de "Jaula de oro" es un banquero corrupto que se refugia en el consulado sueco, Claus Strandberg. Ambos están en la ciudad, pero en esta ocasión puesto que no tienen relación directa entre sí, al inicio de la misión sus posiciones se encuentran alejadas.
El nuevo mapa nos recuerda a Sapienza en cuanto a disponer de una porción de las callejuelas de la ciudad, con la opción de investigar el interior de hogares –o tiendas- y luego grandes complejos, como son la propia embajada y el edificio militar fuertemente protegido. La urbe sirve como punto intermedio entre ambos, para todos los contratos extra, objetivos escurridizos, desafíos y buscar la manera de entrar en de múltiples formas creativas. La fase es enorme, similar a la de Italia y con la sensación de poder hacer muchísimo más de lo que la historia te va pedir.
Una pieza vital para esta misión es conseguir el traje de soldado. Conseguirlo será cuestión de seguir a las patrullas por el zoco hasta que pasen por un lugar reservado. O envenenar su bebida si deciden tomar una copa, o cualquiera de las múltiples opciones que siempre tenemos disponibles si prestas atención al entorno.
De hecho, una vez más dar un vistazo a los desafíos nos descubrirá todas esas posibilidades que ni se nos habían ocurrido hacer en la primera partida: 26 desafíos de exploración, 22 hitos y 10 maneras originales de eliminar a los objetivos, incluyendo una muerte con alce, electrocuciones, ahogamientos, aplastamiento en imprenta, explosiones y por supuesto, aquellas de humor negro e ironía marca de la casa: que le caiga un baño encima, o asesinar disfrazado de prisionero.
El consulado sueco es un lugar de oficinas con personal trabajando, policías y cámaras de vigilancia. Evita ser grabado cuando estés husmeando por las habitaciones, pero si eso sucede, -al hablar con la recepcionista, por ejemplo-, deberás entrar en la sala de grabación y eliminar las pruebas. Recuerda: en Hitman hay decenas de maneras de superar una misión, casi diríamos que también con fuerza bruta, pero la mayor diversión se da cuando te tomas tu trabajo en serio. Eres un asesino con precisión quirúrgica, no un loco de gatillo fácil. Además, levantar más que sospechas entre el personal activa el protocolo de emergencia, lo cual complica aún más el encargo.
En Hitman, y más en este episodio, escuchar las conversaciones o buscar oportunidades es más importante que nunca. Bajan la dificultad enormemente cuando aprendes las manías de tu víctima. En el caso de Claus, su dolorida espalda necesita un buen masaje. Si logras transformarte en este personaje, podrás acercarte a él sin levantar sospechas e incluso disponer de intimidad para realizar un estiramiento no deseado de su cuello. Vestido como policía podrás moverte por otros rincones del edificio, sin embargo ten en cuenta que tus compañeros podrán reconocerte, lo cual limita tu libertad. ¿Has pensado también en el disfraz de reportero?
La escuela militar está poblada por los soldados armados en prácticas, guardia e interrogatorio. Disparar a Reza en uno de sus paseos por el edificio de entrenamiento no es demasiado complicado; la dificultad está en hacerlo en un lugar apartado de las miradas, o con un margen suficiente para que la alerta no salte antes de tiempo; de suceder, se convierte en una ratonera de la que es difícil salir con vida.
Nos ha parecido un episodio ligeramente más fácil de superar que Sapienza –o quizás sea que ya conocemos muchas de las estrategias del juego-, pero la primera partida nos llevará un tiempo similar al resto de capítulos principales por el desconocimiento de la situación, de las rutas de los objetivos y las estrategias. En cualquier caso, es otro capítulo que se basa mucho en la rejugabilidad; si te gusta Hitman, difícilmente vas a dejar aparcado Marrakech una vez desbloquees la pequeña secuencia de vídeo que avanza en el hilo conductor. Más bien al contrario: es sólo el principio. ¿Has probado a asesinar sin cambiar de traje? ¿Y sin levantar suspicacias entre el personal?
Junto con Marrakech se ha lanzado una actualización que demuestra por un lado el compromiso de IO Interactive en pulir el motor gráfico, en evolucionar la tecnología para que en el lanzamiento físico no quede muy desactualizado, y por otro, que evidentemente no estaba terminado cuando debutó con el paquete de introducción en marzo. Los tiempos de carga, que criticamos en su momento, se han reducido notablemente y ya no es tan problemático repetir partida tras una muerte. La tasa de imágenes por segundo es también bastante más estable que antes, y eso que Marruecos tiene una cantidad de personajes en pantalla enorme, al nivel de París, con la diferencia de mostrar puestos al aire libre y manifestaciones con efectos de humo.
Visualmente Marrakech no impacta tanto como Sapienza, aunque se trata sólo de gustos personales. La parte de tiendas están repletas de detalle y vida, mucho más que los exteriores de cualquier episodio anterior; en cambio el ruinoso centro militar no destaca tanto, aunque ese es ese su objetivo: se trata de un lugar económicamente modesto. Un claro contraste con la embajada de apariencia más moderna y elegante, que casi parece fuera de lugar en cuanto se cruzan sus puertas.
Conclusiones
El tercer episodio de Hitman mantiene la calidad de Sapienza y por tanto nuestras buenas impresiones, por encima de Showstopper –una misión que no parecía ofrecer todas las posibilidades que el resto de encargos están mostrando-.
Cierto, la costa italiana nos impresionó más y alcanzar a nuestras víctimas parecía más difícil, pero Marrakech es un nuevo centro de ocio de tamaño considerable donde podrás crear tus propios asesinatos a plena luz del día y con cientos de ojos vigilando tus pasos. El único fallo que estamos comprobando es que el argumento, hasta ahora, es muy secundario y apenas aporta nada a la diversión.
Ya contamos los días para visitar la próxima parada del Agente 47, en Tailandia.
Hemos realizado este análisis en su versión de PlayStation 4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Square Enix.