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FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Vlambeer
Producción: Vlambeer
Distribución: Steam
Precio: 11,99 €
Jugadores: 1-2
Formato: Descarga
Textos: Inglés
Voces: Inglés
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ANÁLISIS

Impresiones Nuclear Throne

Probamos a fondo a lo nuevo de Vlambeer, un roguelike repleto de acción que se va a convertir en uno de los juegos independientes más importantes de 2015.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versiones PC, PS4, PSVITA, Xbox One, Switch. También disponible en PSVITA, PlayStation 4, Nintendo Switch y Xbox One.

Si bien solemos entender como juego indie todo aquel trabajo que no ha necesitado de una productora o distribuidora detrás para salir adelante, y que por tanto al ser financiado por el propio estudio –o mediante una campaña de financiación colectiva- ha tenido total libertad creativa, lo cierto es que hay grados dentro de la escena independiente, y un buen ejemplo de esto son los holandeses Vlambeer. Un estudio tan pequeño que solo cuenta con dos personas, Rami Ismail y Jan Willem Nijman, y que son tan indies que en sus inicios ni siquiera se dedicaban a esto profesionalmente, y tenían que compaginar su gran pasión, crear videojuegos, con otro tipo de trabajos.

Tras juegos como Super Crate Box, Ridiculous Fishing y Luftrausers se han ganado el respeto y admiración de toda la industria, ya que todo lo que hacen es como poco bueno, y por esto, y porque lleva en acceso anticipado de Steam desde octubre de 2013 y muchos ya lo hemos podido probar, es normal que su próximo juego sea tan esperado: Nuclear Throne. Un divertido roguelike de acción en el que tenemos que controlar a un mutante y conseguir superar sus siete mundos a tiro limpio, para así llegar hasta el jefe final, derrotarle y hacernos merecedores del trono que da nombre al juego.

Como en sus anteriores trabajos la premisa es radicalmente sencilla y su jugabilidad impecable, con partidas cortas que de media no suelen durar más de 5 o 10 minutos pero donde no vemos el momento de parar, ya que siempre queremos jugar una más.

Los siete mundos siempre aparecen en el mismo orden, con sus propios enemigos y diferentes ambientaciones como desiertos, laboratorios, ciudades postapocalípticas, parajes helados, etcétera, y cada uno cuenta con tres fases, enfrentándonos en la tercera a un complicado jefe final. La gracia como en todo buen roguelike es que los niveles se generan aleatoriamente, y nunca sabemos qué nos vamos a encontrar.

Esta es la pantalla de selección de personaje, con los mutantes alrededor de una hoguera.

Al empezar a jugar tenemos que elegir un mutante, teniendo actualmente once distintos para elegir, con sus propios puntos fuertes y en ocasiones algunas debilidades. Podemos llevar dos armas a la vez, cambiando en cualquier momento entre ellas pulsando un botón o con la rueda del ratón, cada tipo de arma tiene su propia munición y aunque puede parecer un juego de acción frenética y alocado, y por momentos lo es, es curioso que la munición escasea y tenemos que disparar con cabeza, aprovechando cada bala. Algo parecido pasa con la vida, con muy pocos puntos de daño -8 de inicio, aunque depende del personaje-, y además encontramos pocos botiquines, por lo que lamentaremos cada golpe o disparo recibido, ya que la salud no se regenera al cambiar de nivel o de mundo.

Aunque todos los mutantes pueden usar todas las armas, cada uno cuenta con sus propias características, que les hacen muy diferentes entre sí. Fish puede rodar para esquivar ataques y consigue más munición, por lo que puedes ser más derrochador a la hora de disparar. Crystal empieza con más vida que el resto de personajes –diez puntos- y además puede transformarse durante unos segundos en un cristal, al que no le dañan los disparos ni las explosiones. Eyes puede ver en la oscuridad, algo útil en algunos de los niveles más avanzados, y además tiene el poder de la telequinesis, por lo que puede atraer objetos a distancia.

Melting es un personaje muy extremo o hardcore, por decirlo de alguna manera, y solo tiene dos puntos de salud, pero consigue más puntos de experiencia que nadie –lo que le permite mutar antes- y además puede explotar los cadáveres de los enemigos en el suelo, algo muy útil. Plant se mueve más rápido y puede lanzar unas plantas enredaderas que atrapan a los enemigos y ralentizan sus movimientos, que no los disparos. Y. V. tiene mayor velocidad de disparo que ninguno, y puede realizar con cualquier arma un disparo doble, que consume el doble de munición claro, pero que también hace el doble de daño. Steroids empieza con dos armas completamente cargadas, y aunque es el menos preciso disparando, puede disparar con dos armas distintas alternativamente sin necesidad de equiparlas, como si tuviera disparo primario y secundario.

Robot encuentra mejores armas y además se las puede comer para obtener munición. Chicken empieza la partida con una katana, puede ralentizar el tiempo y además cuando le matan tiene una segunda oportunidad, ya sin cabeza, de obtener un botiquín y resucitar. Rebel puede crear un clon que le ayude en el combate, aunque a cambio sacrifica puntos de salud, que se regeneran al cambiar de nivel, cosa que no pasa con otros personajes. Y por último tenemos a Rogue, que lleva una armadura que al recibir daño causa una explosión, y cuenta con uno de los ataques especiales más potentes del juego, capaz incluso de romper el escenario. El precio a pagar por ello es bastante caro, y en cualquier momento se abren unos portales en los que aparecen unos policías que intentan acabar con él.

El objetivo de cada fase, que son muy cortas, es eliminar a todos los enemigos, y tenemos una arsenal enorme, con más de 80 armas diferentes, desde escopetas, ametralladoras, espadas hasta potentes fusiles láser. Cada mundo tiene sus propios enemigos, tanto bestias inmundas que simplemente intentan golpearnos con el cuerpo, como rivales con armas de fuego, incluso hay peligroso francotiradores, o ninjas que de un solo golpe pueden matarnos. Haciendo la partida perfecta es posible que sus 21 fases –siete mundos por tres fases cada uno-, se puedan terminar en poco más de media hora, pero ya os advertimos que es un juego realmente complicado, en el que lamentaremos cada disparo recibido.

Nada se mantiene de una partida a otra en cuanto a puntos de experiencia, armas o cualquier otro desbloqueable, siempre empezamos desde cero, aunque con la lección mejor aprendida, en cuanto a qué armas son más útiles y cómo debemos utilizarlas, cómo lidiar con las trampas que nos encontramos en los escenarios, y sabiendo las rutinas de ataque de los enemigos. Los escenarios de Nuclear Throne se pueden destruir mediante todo tipo de explosiones, ya sean con nuestras armas o las enemigas, o reventando barriles explosivos o coches, y tenemos que tener cuidado utilizando armas como el lanzagranadas o lanzacohetes, ya que es sorprendentemente fácil matarse por un disparo mal dirigido.

Si bien no hay progresión entre las diferentes partidas, sí lo hay dentro de cada una, ya que derrotando enemigos recogemos unas barras de uranio verde que nos permiten subir de nivel. Cada vez que lo hacemos, entre fases, podemos elegir una mutación, teniendo más de 30 diferentes, que se van acumulando. Más puntos de salud, que los enemigos suelten más objetos, que sus disparos sean más lentos, que algunos disparos regeneren salud o munición, mayor velocidad, aumento de la munición máxima, y un largo etcétera de ventajas.

Como decíamos al principio su jugabilidad es impecable, todas las armas son divertidísimas de usar, los enemigos son variados en diseño y comportamiento, y cada partida es una aventura totalmente diferente y muy emocionante. Si bien hasta hace poco la mejor manera de jugar era sin duda con ratón y teclado, en las últimas actualizaciones se ha mejorado mucho el control con el mando, con un sutil autoapuntado, por lo que se nota que ya están preparando su desembarco en consola. Otro detalle importante a tener en cuenta es que se puede jugar en cooperativo local, entre dos personas, algo divertidísimo, y que esperamos en el momento de su lanzamiento también se puede hacer online.

Los jefes finales de cada mundo son los momentos más complicados del juego.

En el apartado gráfico nos encontramos esa pasión por el píxel que hemos visto en anteriores trabajos de Vlambeer, con un gran diseño de personajes y enemigos, con mucha personalidad e imaginación, y una sorprendente apuesta por una proporción de pantalla de 4:3, difícil de entender si no lo juegas, pero que una vez estás metido en su intensa acción no molesta para nada. La música le va como anillo al dedo a lo que propone, obra del mismo compositor que la banda sonora de Luftrausers, con melodías pegadizas propias del western pero mucho más marchosas, y unos efectos de sonido que acentúan los momentos de locura y descontrol.

Uno de los indies del año

La versión que se puede probar en Acceso anticipado de Steam desde hace meses, que se actualiza cada semana, ya parece un juego prácticamente terminado, y esperamos que muy pronto se anuncie su fecha de lanzamiento definitiva. Con versiones confirmadas también para PlayStation 4, PS3, PS Vita y Xbox One, Nuclear Throne es un juego de acción con una propuesta tan sencilla como divertida, que recuerda a los mejores arcade de los 90, aquellos en los que progresábamos nosotros como jugador, aprendiendo a jugar mejor a base de partidas, y no los personajes del juego siendo cada vez más fuertes y poniendo las cosas más fáciles. No le perdáis la pista ya que va a ser unos de los títulos independientes que más va a dar que hablar en 2015.

Redactor