Por una de esas cosas que sucedían por la época, Final Fantasy III, un juego de Famicom (NES, la consola de 8 bits de Nintendo, en Japón) no abandonó jamás esas tierras. Sí, hubo un Final Fantasy III en EE.UU., que era en realidad el sexto, para Super Nintendo, y de Europa... bueno, en Europa no se distribuyó ningún juego de la saga hasta el séptimo, en PlayStation. Posteriormente se editarían algunos recopilatorios para esa consola, incluyendo el primer disco las dos primeras entregas de la saga, y el segundo disco la cuarta y quinta; el sexto se reeditaría solo. El tercero volvía a quedarse en Japón. Hasta ahora, cuando Square Enix ha decidido adaptar el juego a la portátil de Nintendo, Nintendo DS, dicho título con una buena cantidad de cambios, empezando por su conversión a gráficos poligonales.
Precisamente el revisado aspecto gráfico será uno de los aspectos que más va a llamar la atención de este Final Fantasy III, ya que la mayoría de los aspectos jugables se van a mantener poco alterados con respecto a la creación original. Así, empezaremos la aventura de manera muy tradicional, sin saber cómo ni por qué, controlando a un héroe solitario que se enfrenta a una serie de enemigos en unas cuevas.
La historia principal no tardará demasiado en esbozarse mientras el juego nos presenta el que, en su momento, fue un revolucionario sistema de trabajos, con el que podremos ir personalizando a nuestro equipo de personajes, que, en esta ocasión, constará de cuatro miembros. El sistema de trabajos nos ofrecerá una veintena de opciones con las que podremos asignar atributos y habilidades específicas a los personajes.
En Final Fantasy III conoceremos la historia de Luneth, un huérfano que descubre un cristal mágico (un elemento recurrente en los primeros juegos de esta saga) que le revela que tiene un importante destino que cumplir. Se le unirá Arc, un viejo amigo algo tímido, la joven Refia y el recio Ingus. Los cuatro tendrán que descubrir el misterio que guardan los cuatro cristales escondidos a lo largo del mundo. La verdad es que el guión ha sido mejorado, aportando atributos más definidos a la personalidad de los personajes y más profundidad a ciertos elementos, aunque la historia es, eso sí, la misma y su desarrollo va a ser notablemente similar.
El sistema de trabajos no ha aparecido en todos los juegos de la saga, o lo ha hecho de maneras muy diferentes, pero lo cierto es que la inclusión de los trabajos en el entorno de la saga fue un interesante punto de inflexión dentro de la configuración de personajes. Además, la habilidad de los personajes en sus trabajos se va mejorando con la experiencia, de manera que, aunque se puede cambiar de trabajo, nos puede resultar muy interesante centrarnos en potenciar un sector de habilidades concretas en función del personaje.
Hasta donde hemos jugado, Final Fantasy III no se va a perfilar como un juego excesivamente dinámico, pues han optado por mantenerse bastante fieles a la jugabilidad original. Los combates pueden resultar algo toscos, y aunque los primeros grandes enemigos de la aventura son duros y requieren tiempo, tenemos la sensación de que según progresemos la tendencia puede ir a más, y habrá que esperar a ver cómo se desarrolla el juego, en este sentido, en toda su extensión.
Lo que más nos va a llamar la atención desde el primer momento es el revisado que se ha hecho al diseño del juego. Convertido a unos gráficos poligonales que se nos antojan bastante bien aprovechados para la potencia técnica de Nintendo DS, y una escena introductoria –un vídeo- que ya anuncia que se ha puesto mimo en el apartado técnico, el juego parece que puede convertirse en uno de los títulos con mejor acabado en la portátil de Nintendo.
Como era de esperar, se han aprovechado las características especiales de esta consola ofreciendo la posibilidad de mover a nuestro personaje por la pantalla usando el control táctil, y es posible usar ese sistema también en los menús, sin que por eso vaya a significar tener que prescindir del control tradicional mediante la cruceta y los botones. De hecho, las dos opciones de control estarán disponibles en todo momento, pudiendo pasar de una a otra cuando queramos. No habrá nada en el juego que no se pueda hacer de cualquiera de las dos maneras, y será decisión del jugador escoger cómo prefiere controlarlo. En nuestro primer contacto con Final Fantasy III, hemos tenido una clara tendencia a usar el sistema de control tradicional, y parece que así seguirá. Quizás haya momentos en los que el sistema táctil reporte ventajas en situaciones avanzadas en la historia, pero si es así, de momento no lo hemos encontrado.
La pantalla superior (la acción va a estar centrada en la inferior y táctil) no parece usarse demasiado para este título, quizás como consecuencia de no haber encontrado un modo muy práctico de darle una función real dado el toque clásico de la jugabilidad que destila todo el título. Sea como fuere, está claro que la pantalla superior nos mostrará diversos menús, mapas, y otro tipo de información adicional, útil, sí, pero hasta donde hemos comprobado poco integrada en la acción real.
Hay que señalar que Final Fantasy III sí usará la conectividad de red que proporciona el sistema de juego online Nintendo WiFi Connection, aunque sin ofrecer, precisamente, juego en red. La funcionalidad consistirá en poder comunicarnos mediante un sistema de cartas o mensajes con otros jugadores, lo que permitirá que se desbloqueen algunos objetos especiales en el juego. Lo hemos estado probando un poco, y llama la atención que algunas cartas que se reciben de manera automática simulan estar escritas por personajes del juego. No sabemos si esto puede abrir muchas posibilidades más allá de las básicas y obvias, pero se nos antoja como un buen intento de ofrecer algo más y aprovechar esta funcionalidad. Habrá que ver, por supuesto, en profundidad qué es lo que esto nos puede llegar a ofrecer.
Nuestras primeras impresiones con Final Fantasy III son, en líneas generales, positivas. El juego parece que va a ser largo, con muchas mazmorras que explorar y esperamos que algunas sorpresas en ese sentido, con un buen acabado técnico y unos diseños de personajes simpáticos y eficientes en unos escenarios igualmente bien resueltos desde el punto de vista técnico y artístico. Las preguntas que nos produce son las obvias: tendremos que comprobar que la tónica de las primeras horas del juego se mantiene en la misma línea durante todo su desarrollo, y que las soluciones tomadas a la hora de adaptar a la actualidad un juego original de 1990 (ya en la recta final de la vida comercial de la Famicom) en un género en el que han cambiado muchas cosas y se han forjado unos cánones que fueron parcialmente definidos, precisamente, por este mismo juego. Cuando salga a la venta en Europa en los próximos meses podremos ver qué tal ha resultado todo el conjunto de este título de Square Enix.