Análisis de Joy Ride Turbo XBLA (Xbox 360)
Actualmente nos encontramos en una época en la cada vez son más los juegos que intentan incluir alguna funcionalidad con Kinect a su jugabilidad, aunque sean de maneras algo forzadas que no terminen de encajar con el resto del conjunto. Por eso, puede que a muchos sorprenda el hecho de que para la secuela de Kinect Joy Ride, un título que se manejaba 100% con el sensor de movimientos de Microsoft, se haya prescindido por completo de él.
Si tenemos en cuenta los precedentes y el resultado final, no podemos más que aplaudir esta decisión. Kinect Joy Ride fue un juego ampliamente criticado tanto por la prensa como por el público por la imprecisión de sus controles, algo que se ha solucionado por completo en Joy Ride Turbo al pasarse a controlar con mando tradicional. A pesar de ello, todavía sigue siendo un título que dista mucho de los grandes del género, tal y como iremos viendo a lo largo de este análisis.
Carreras de karts clásicas, aunque faltas de contenido
Si habéis jugado algún juego de karts como Mario Kart o Sonic and Sega All-Stars Racing, la jugabilidad de este Joy Ride Turbo os resultará bastante familiar. A pesar de que los vehículos que manejaremos no son exactamente karts, sus controles, físicas y posibilidades responden exactamente igual que en el resto de títulos de este tipo. Esto quiere decir que el uso de los derrapes está a la orden del día, ya que nos servirán tanto para tomar todo tipo de curvas como para cargar la barra de turbo, la cual será imprescindible para ganar.
Otro elemento a tener en cuenta serán las piruetas. Cuando hagamos un gran salto, si inclinamos el stick del mando hacia alguna dirección podremos realizar diferentes acrobacias aéreas. Mientras más largas y duraderas sean, más se recargará la barra de turbo, por lo que conviene realizar cuantas más mejor. Administrar bien cuándo usar los turbos será una de las claves para alzarnos con la victoria y dejar a los rivales en la cuneta, aunque no la única.
Tal y como mandan los cánones del género también tendremos un amplio arsenal de objetos que podremos ir recogiendo durante las carreras para usarlos contra el resto de competidores. Para hacernos con ellos tendremos que romper unas cajas que se encuentran repartidas por la pista. Al hacerlo, recibiremos un arma al azar, que puede ser desde un misil teledirigido hasta una lluvia de explosivos. Hay una buena variedad de ellos, aunque todos resultan muy genéricos y faltos de originalidad, por lo que no nos encontraremos ninguno que sorprenda realmente.
En cuanto a los circuitos en sí, en ellos podremos encontrar diferentes atajos que nos ayudarán a recortar unos valiosos segundos, por lo que las primeras veces nos dedicaremos a explorar e investigar cada uno de ellos hasta encontrar la ruta óptima. El trazado de ellos no es que sea para tirar cohetes ni supondrán ninguna clase de reto para los jugadores habituales del género, pero es de agradecer el detalle de que contengan diversos caminos.
En términos generales, podemos decir que el título se deja jugar bastante bien y que las carreras son divertidas y consiguen entretener, aunque no tardaremos demasiado en aburrirnos de ellas. Esto se debe ni más ni menos que a la alarmante falta de contenido de la que hace gala el producto.
Para empezar tenemos que hablar de los recortes. En cuestión de contenidos, Joy Ride Turbo está muy por debajo del primer juego, ya que se han eliminado modos como el de los minijuegos y otros muchos elementos se han reciclado sin ningún pudor, como podremos comprobar en los coches y circuitos disponibles.
Respecto a los modos de juego podremos jugar las Series de Campeonato, unas competiciones consistentes en varias carreras seguidas muy similares a las Copas de Mario Kart. Al igual que el juego del fontanero de Nintendo, se encuentran divididas en diferentes cilindradas. Mientras mayor sea, más difícil serán y más rápido iremos. Por otra parte, en Carrera Rápida podremos escoger entre el clásico Contrarreloj, una Carrera de Combate o una Carrera Pro. Estas dos últimas se diferencian en que en la primera se usan objetos y en la segunda no.
Otro modo que tendremos disponible será el de Parque de Acrobacias. Aquí entraremos en una zona enorme llena de saltos, loopings, rampas y cañones donde se esconden una gran cantidad de objetos ocultos, monedas y trofeos, por lo que tendremos que investigar hasta el último rincón del escenario para hacernos con todos ellos.
Por último, tal y como cabría esperar, tenemos el obligatorio modo online, donde podremos disputar Carreras de Combate, Carreras Pro o adentrarnos con otros jugadores en el Parque de Acrobacias. Por desgracia, el escaso número de circuitos (apenas diez) y lo limitado y simple de sus modos de juego le hacen un flaco favor al título, consiguiendo que nos aburramos de él en pocas horas.
Quizás, lo que más tiempo nos ocupe y que se puede convertir en la tarea más entretenida a realizar, es la de desbloquear todos los vehículos del juego. Para ello tendremos que encontrar las piezas de cada uno en unas cajas especiales que están escondidas por los circuitos y en el Parque de Acrobacias.
Simpleza audiovisual
Gráficamente, Joy Ride Turbo sigue la misma tónica que en el resto de sus apartados. Esto quiere decir que todo muestra un aspecto cartoon y con mucho colorido, pero con unos diseños de escenarios y vehículos sosos, simples y con ciertas texturas planas que dejan bastante que desear. Tampoco es que sea un desastre gráfico, simplemente no destaca en absoluto ni para bien ni para mal. Al menos podemos decir que la tasa de imágenes por segundo se mantiene constante en todo momento y no hemos detectado ningún tipo de ralentización durante el desarrollo de las carreras. Artísticamente tampoco es ninguna maravilla, ya que los decorados son bastante sosos, genéricos y muy poco variados e inspirados, reduciéndose básicamente a un cañón, a China y a un pueblo.
En cuanto al sonido más de lo mismo, unas melodías para el olvido que pasan sin pena ni gloria y que nos animarán a bajar el volumen del televisor. Los efectos de sonido tampoco ofrecen nada especialmente destacable en este sentido, limitándose a cumplir su función sin más alardes.
Conclusiones
Joy Ride Turbo se perfila como un título de karts que corrige el gran problema de su predecesor al eliminar a Kinect de la ecuación. Sin embargo, sigue siendo un juego demasiado simple, soso y falto de contenido, como para convertirse en una alternativa a considerar seriamente, ya que no aporta nada al género. A pesar de todo esto, puede llegar a ofrecer algunos momentos de diversión si se le llega a dar la oportunidad, aunque estos no duren demasiado.