Análisis de Jeremy McGrath’s Offroad XBLA (Xbox 360)
Probablemente seáis muy pocos los que conocéis a Jeremy McGrath, el piloto que da nombre a este nueve arcade de Xbox Live. Un género, el de la conducción, que ha pasado de ser casi anecdótico dentro del catálogo de los juegos descargables de Microsoft, a tener varios lanzamientos interesantes en los últimos meses como Joy Ride Turbo o Mad Riders, el sucesor de nail'd.
Volviendo a Jeremy os contaremos que es un auténtico mito dentro de los EEUU gracias a una impresionante trayectoria dentro del motocross donde ha conquistado siete veces el torneo AMA Supercross, una espectacular competición de carreras de motos indoor de la que seguro habréis visto imágenes alguna vez, y que se disputa generalmente en gigantescos pabellones deportivos. Harto de ganar esa y otras competiciones, Jeremy cambio hace unos años las dos ruedas por cuatro, y el interior por el exterior, y actualmente compite en la Lucas Oil Offroad Series, una serie de carreras de camionetas off-road, que son precisamente las que nos vamos a encontrar en este juego.
McGrath’s Offroad ha sido desarrollado por 2XL Games, un estudio americano especializado últimamente en la creación de juegos sencillos de motocross y ATV para teléfonos móviles, y del que solo tenemos una referencia en consolas, Baja, un juego lanzado en el 2008 con críticas bastante irregulares.
Garaje y circuitos
Desde el principio notaremos que este nuevo juego está algo escaso de contenido, ya que un primer vistazo por el menú de arcade nos descubrirá que solo tenemos cuatro tipos de vehículos, y seis localizaciones para elegir a la hora de echar una carrera rápida. Dos tipos de buggy, un rally car, y las mencionadas camionetas denominadas trophy truck, como las que conduce Jeremy hoy en día, totalmente genéricos, sin marca alguna, y sin mucho detalle, serán los escasos componentes con los que llenar nuestro garaje off-road. No será necesario acumular dinero ni puntos para adquirirlos, ya que nos aparecerán por defecto según la prueba elegida. En cada carrera ganaremos puntos de experiencia que luego podremos canjear por mejoras en la aceleración, los frenos, el manejo, o la velocidad máxima, sin que se note apenas mejoría tras ello.
Los circuitos de los que consta el juego están basados en seis localizaciones distintas entre las que se incluye la selva, la montaña, el desierto, el bosque, e incluso una zona nevada, por lo que al menos son bastante variados. Encontraremos varios circuitos en cada una de ellas, y según el tipo de carrera que escojamos, a vueltas, o punto a punto, pueden llegar a ser bastante largos y en general entretenidos, además de incluir algún detalle decorativo sorprendente como avionetas que nos sobrevuelan a pocos centímetros, y otros menos divertidos, como desprendimientos de rocas, o de nieve que harán que tengamos que estar atentos a la carretera en todo momento.
Carreras y tipo de conducción
Las opciones de juego se limitan a carrera rápida, contrarreloj, y a un campeonato que incluye 23 pruebas consecutivas, que podrán ser igualmente por número de vueltas, o contra el tiempo. Las carreras siempre serán de ocho corredores, y nosotros partiremos siempre desde el octavo puesto, ocupando siempre McGrath el primer puesto, hasta que, por supuesto, le adelantamos nosotros. Pese a que se supone que este modo carrera debería estar organizado en torneos, lo cierto es que es tan simple y poco vistoso en su organización y estructura, que parece tratarse de una serie de pruebas consecutivas, sin mucho sentido.
El juego también tiene modo multijugador, aunque en este caso, está pensado exclusivamente para Xbox Live, con carreras de hasta ocho jugadores, en las que tendremos que seleccionar el circuito, uno solo por localización, y el tipo de vehículo, pudiendo dejar abierta la posibilidad de que mezclar los distintos tipos. Aunque no esperamos que vaya a haber muchos jugadores enganchados a este título en un futuro, lo cierto, es que de momento es fácil encontrar partida. Unas carreras que no ofrecen nada más a lo que es el juego en sí. Incomprensiblemente, no se incluye ninguna opción de juego local ni a pantalla partida, ni por turnos.
La conducción es lo mejor del juego, sencilla y muy divertida. No llega a ser tan fácil como los típicos arcades en los que no hay que apretar el freno en todo el recorrido, pero dista mucho de acercarse a un buen simulador de off-road. Los chicos de 2XL Games han encontrado una buena jugabilidad entre ambos extremos, ofreciéndonos un juego accesible a todo tipo de públicos que se puede calificar como entretenido, con una buena sensación de velocidad, múltiples saltos y obstáculos, y donde tendremos que aprender a controlar los derrapajes como el medio más efectivo para ganar las pruebas. La sencillez, que puede llegar a ser excesiva en muchas ocasiones para los aficionados algo más exigentes, también se refleja en el comportamiento de los diferentes vehículos similar en todos ellos, al igual que en el comportamiento de los mismos sobre las diferentes superficies derrapando exactamente igual en un bosque que en una pista helada.
Podremos escoger entre tres niveles de dificultad, amateur, semi-pro y profesional, por lo que cada jugador siempre encontrará el nivel en el que sentirse más cómodo, pudiendo cambiar entre ellos siempre que lo queramos. De esta manera no nos quedaremos atascados en ningún momento, y solo cambiará la cantidad de puntos de experiencia que ganemos en uno u otro nivel, y que serán los que luego podremos canjear por mejoras para los vehículos. Por esto mismo, la duración del juego será la que nos marquemos nosotros mismos, aunque superar el modo campeonato apenas nos llevará un par de horas, y hay que reconocer que ofrece pocos alicientes para ser rejugado.
Gráficos y sonido
Técnicamente, McGrath’s Offroad también presenta un aspecto sencillo, tirando a pobre, en casi todos sus apartados. Los vehículos están bien diseñados, pero tienen un nivel de detalle bastante justito, y no presentan ningún tipo de daño, ni visual ni de rendimiento, y todo pese a sufrir múltiples colisiones durante las carreras. Existe un único modelo de cada clase de vehículo, con pequeñas variaciones como alerones o ruedas de repuesto, y varias decoraciones.
Los circuitos en general son bastante espectaculares, pero tienen unas texturas demasiado simples, y olvidaros de ver detalles como las profundas huellas y las marcas de derrapaje que dejan nuestras ruedas en el terreno, o un polvo ultra-realista. Los detalles son tan simples que si nos salimos de la pista principal, observaremos con incredulidad como la mayoría de árboles, y plantas que vemos a los lados, no existen y los atravesaremos sin problemas, no encontrando prácticamente ningún problema para volver a la pista. Pese a todo, también hay que reconocer que tienen algún efecto muy conseguido, como los cambios de luz tras los rasantes y algún que otro reflejo.
El nivel sonoro es simplemente aceptable y se limita a los rugidos de los motores, siendo también muy similares todos ellos. El juego está totalmente traducido al castellano, salvo los comentarios de Jeremy, bastante repetitivos, y que nos recuerdan mucho a aquellos míticos "easy left" o "medium right" del Sega Rally.
Ya para terminar, y únicamente en el plano anecdótico, comentar que este juego tiene uno de los iconos de carga más originales y vistosos que hemos visto en los últimos, consistente en un buggy que gira sobre sí mismo, y que los ansiados 200 puntos de logros, son bastante fáciles de conseguir.
Conclusión
Sencillo, algo escaso, pero entretenido, y accesible son los calificativos que mejor definen a este Jeremy McGrath’s Offroad. Pese a que realmente está muy lejos en todos los aspectos técnicos, y en la cantidad de pistas y vehículos, de los grandes juegos del género, como la saga DiRT, sí te gustan este tipo de juegos y no eres muy exigente, puede ser una compra recomendable. Por apenas, 800 Microsoft Points, unos 10 euros al cambio, tendremos a nuestra disposición unos cuantos kilómetros desconocidos de tierra y bosque donde practicar nuestras habilidades off-road sin peligro, y de una forma sencilla y amena.