Análisis de ThruSpace: Puzle 3D a alta velocidad WiiW (Wii)
Tetris es el gran referente en los puzles, y además ha dado pie a montones de variantes dentro de su propia fórmula, desde cosas como Wetrix hasta un Tetris 3D, en el poco afortunado Virtual Boy. Partiendo de esto, ya podemos tener claro que la fórmula base de
Pero no debe dar lugar a errores: no se trata de otro Tetris 3D, sino de algo bien diferente, a medio camino entre el puzle y ese horrible formato televisivo que se conoció en España como El muro infernal, pero sin dar vergüenza ajena.
En este sentido, nuestra ficha va a toda velocidad por un pasillo y debemos no sólo rotarla sino ponerla en la posición correcta dentro del plano 3D para poder atravesar el hueco.
Por tanto, debemos mover una ficha 3D para atravesar el muro, lo que implica un planteamiento bidimensional. Para ello, movemos y rotamos las fichas empleando alguna de las diferentes opciones de control que se nos ofrecen, aunque resulta mucho más apta la combinación de mando remoto y nunchuk. Gracias a su uso combinado podemos rotar sobre su eje a la ficha (cruceta digital), la movemos en el entorno del pasillo 3D (palanca analógica), y la giramos usando los botones A y B. Aceleramos con Z, en caso de que queramos ahorrar algo de tiempo.
El movimiento por el pasillo aporta una sensación de velocidad y tensión muy intensa, sobre todo en niveles avanzados, donde se crea una percepción de urgencia y aceleración que, pese a las diferencias sustanciales, resulta reminiscente de los clásicos del género. La interfaz del juego incluye el tiempo, la puntuación, y el nivel, así como la integración en las paredes que hay que superar del número de las mismas, para sabe cuánto nos queda para llegar al final de la fase. Esto es importante, por que el reloj es un factor especialmente determinante a la hora de alcanzar el éxito. Por esa razón hay que colocar la ficha y acelerar lo antes posible.
Pero no se trata sólo de eso: puedes hacer pequeñas piruetas que, al final, se acaban convirtiendo en el jugo real de este título. Los combos y trucos que hagamos multiplicarán nuestra puntuación, e implican recoger los cristales que hay repartidos por el escenario, lo que suele ser sinónimo de moverse hasta los límites, rotar las fichas al mismo tiempo, y arriesgar bastante. Los trucos, por su parte, se sustentan en girar la ficha para ir proyectándose sobre puntos concretos de las paredes.
La contrapartida, por supuesto, es que requieren un tiempo que nos es muy escaso, y, además, nos pueden distraer en el momento crucial de atravesar la pared, así que debemos buscar el equilibrio entre superar la pared, hacerlo en un buen crono, y, además, sumar la mayor cantidad de puntos posible. De hecho, dado que pasar por las paredes es, en realidad, muy sencillo, es ahí donde, como decíamos, está la chicha del juego.
Con todo, lo cierto es que el juego posiblemente se hubiese visto beneficiado de un mayor equilibrio entre la dificultad de pasar las paredes (que es entre muy baja y nula), y la dificultad de hacer piruetas y combos. Si el jugador no decide centrarse en esta parte del reto, el juego no tiene ninguna sustancia, pero si lo hace, resulta que es increíblemente adictivo.
En buena medida, el desequilibrio entre ambos frentes jugable se debe no sólo a esa facilidad para atravesar las paredes, sino a la excesiva penalización que implica chocarse si uno ha apurado hasta el máximo. Hay, eso sí, un modo centrado por completo en realizar las maniobras más complicadas posible, y es ahí donde uno se encuentra con una de las partes más gratificantes de la experiencia jugable; la otra opción es el modo de juego sin límite temporal, donde las puntuaciones son virtualmente ilimitadas.
En el diseño de los niveles resulta interesante ver cómo se ha optado por hacer túneles de diferente tamaño, lo que implica que algunos te fuerzan a tener una respuesta mucho más rápida, dado que la distancia entre paredes es mucho menor. Hay que estar atento, sobre todo porque ver la pantalla de fin de partida es fácil si no tenemos cuidado y memorizamos las características de los túneles cuando son difíciles. De hecho, dado su bajo nivel de dificultad, hubiésemos preferido que este factor se hubiese aprovechado más para forzar al jugador a estar mucho más atento.
Como puzle, lo cierto es que Thruspace es un título bastante extenso, gracias sus túneles, modos adicionales, y el desbloqueo progresivo de las diferentes fichas, hasta seis, cada una de ellas con tres fases diferentes por jugar. La progresión es asequible, pues basta con terminar los niveles sin alcanzar una puntuación determinada, así que los retos y el ritmo de progresión en realidad se lo marca uno mismo. Le falta, eso sí, un modo multijugador competitivo, a nivel local o en línea, pues creemos que la combinación de puzle y velocidad le habría dado una intensidad jugable muy destacable, potenciando enormemente su rejugabilidad.
Conclusiones
Thruspace es un puzle muy singular, que apenas cuesta pasarse, pero que si nos engancha nos dará muchas horas de juego al exigir una elevada habilidad para realizar combos, piruetas y no acabar estampándonos contra las paredes. Le falta, sin embargo, un mejor equilibrio entre esos requisitos jugables para representar un reto mucho más atractivo y mejor llevado. Resulta fresco, y desde luego combina reflexión y adrenalina con acierto, pero al mismo tiempo le falta ese toque de depuración de la fórmula que lo habría convertido en un título irresistible para los aficionados.