Análisis de Pikmin 2 (Wii)
Hace ya varios meses Nintendo lanzó al mercado el que sería el primero de varios títulos bajo su nuevo sello: New Play Control, cuyo principal atractivo se basa en adaptar juegos de GameCube adoptándolos bajo el yugo del wiimote. Por supuesto, las primeras reacciones no tardaron en aparecer, con un perfecto Pikmin y Mario Power Tennis que han abierto el mercado a una de las consolas que, si bien es cierto no tuvo el éxito comercial que merecía, sí cuenta con una serie de obras que impresionarán a más de uno.
El título que hoy nos ocupa es la secuela directa del primer juego de estrategia de Shigeru Miyamoto, es decir, Pikmin 2, pues el éxito sin precedentes que obtuvo la primera entrega de la serie hizo que la compañía japonesa apostara fuertemente por la franquicia. A la espera de una tercera parte y bajo el sello de New Play Control, llega a nuestras videoconsolas la segunda parte de las aventuras del Capitán Olimar, acompañado esta vez de su Luigi particular, Luís.
Sobrevivir no es lo más duro
La entrega original de la serie nos ponía en la piel del Capitán Olimar, un astronauta que viajaba plácidamente por el espacio hasta que un meteorito acabó con su nave, forzando un aterrizaje de emergencia en un planeta misterioso y quedando a merced de los peligros desconocidos de ese nuevo mundo. Por suerte, unas extrañas criaturas a las que el mismo protagonista denominó "pikmin"-a raíz del parentesco con las zanahorias PikPik- fueron de gran ayuda para el rescate del protagonista, devolviendo al astronauta a la órbita en menos de 30 días.
Lamentablemente los problemas no han hecho más que empezar, puesto que la compañía para la que trabaja nuestro querido protagonista ha sufrido una especie de crisis intergaláctica que ha obligado al presidente a venderlo absolutamente todo, Dolphin -la nave que tanto nos costó reparar en la aventura anterior- inclusive. La deuda pendiente con el banco asciende a más de diez mil monedas, algo totalmente imposible de conseguir sin vender ningún órgano imprescindible para la salud de nuestro protagonista, por lo que lo único que puede hacer ahora el astronauta es volver al planeta en busca de tesoros -chatarra a ojos del experimentado- para saldar su deuda con la justicia.
El juego comienza con el aterrizaje -esta vez sin problemas- de Olimar y su nuevo compañero, Luís, en el astro correspondiente, poniéndose a buscar tesoros como locos nada más pisar tierra firme. Los pikmin siguen ahí, por lo que volveremos a contar con su imprescindible ayuda a la hora de afrontar los peligros que presenta el planeta, así como para llevar los tesoros a la nave principal, puesto que tanto Olimar como Luís son totalmente inútiles sin sus siervos, algo que también ocurre en la nueva obra de Cing para Wii: Little King Story.
De esta manera, la magia y particularidad del título reside en controlar a estas criaturas de la mejor manera posible, intentando no perecer en el intento y saldando la deuda con los inversores de la compañía. Como no podía ser de otra manera, el esquema jugable del título es exactamente el mismo, y para suerte de los jugadores, sigue siendo igual de divertido, aunque con algunas novedades palpables de lo más recurrentes.
Hacer frente a la crisis en el espacio
Los pikmin son una especie muy común en el mundo donde se desarrolla la acción. A caballo entre flora y fauna, estas simpáticas criaturas se reproducen a medida que su nave nodriza va acumulando energía, ya sea con los nutrientes que dejan los cadáveres de los enemigos o con la savia de la flora que abunda en el ambiente. Sea como fuere, nuestro objetivo nos obligará a hacernos con el control de una tropa lo suficientemente grande de pikmin como para desarrollarnos por el planeta, lo que implica estar al tanto de las unidades que tenemos y las que necesitamos para hacer frente al futuro. La perfecta mezcla entre aventura, puzles y gestión de recursos -en este caso el juego no va más allá de las criaturas- es de lo más divertida, pudiendo incluso llevar a cabo estrategias ofensivas mientras otro pelotón va reuniendo los nutrientes necesarios para crear más vida de color.
Nada más aterrizar al planeta seremos cómplices de un pequeño tutorial que nos presentará las bases jugables del título, es decir, cómo crear a los pikmin, qué objetos son los que tienen valor, cómo atacar y solucionar los puzles, etcétera. Controlaremos en todo momento a cualquiera de los dos protagonistas, tanto Olimar como Luis, haciéndonos cargo de los pikmin con un simple soplido de silbato, indispensable para mantener el orden entre las filas. Éstos reclutas se colocarán perfectamente detrás nuestro, a la espera de ser lanzados contra los enemigo, los objetos a recoger así como las estructuras que debemos derribar para acceder a nuevas zonas. Todo funciona a base de lanzar las criaturas contra algo en el título, detalle que juega a su favor al contar con un desarrollo casi automático que facilita las cosas (los pikmin sabrán qué hacer con los objetos y cadáveres de los enemigos, sin necesidad de dar órdenes, etc.), sobre todo si tenemos en cuenta que el género de la estrategia siempre ha estado anclado a compatibles.
El control propuesto bajo este sello New Play Control no varia demasiado con respecto al original, sin embargo presenta un avance que mejora con creces la experiencia de juego: el puntero, que será ideal para llamar a las criaturas con apenas un movimiento de muñeca. Sin problemas ni complicaciones. No podremos manejar la cámara a nuestro antojo, pero con un simple toque de botón podremos posicionarla detrás del personaje, facilitando así la visualización de la zona.
El color de la vida
Las cosas no serán tan sencillas para los astronautas. No bastará con hacernos con el control de los pikmin habitantes del planeta, sino que tendremos que utilizarlos en función de sus habilidades y carencias, puesto que existen varias razas dentro de la especie. Por un lado, tendremos las que ya vimos en la entrega original: rojo, azul y amarillo, siendo resistentes al fuego, electricidad y al agua, respectivamente. Utilizar correctamente los pikmin será la clave del éxito de la misión, por lo que para ello tendremos la posibilidad de dividir a las criaturas por colores -con el silbato- o dividiendo al grupo en dos, unos con Luis y otros con Olimar, pudiendo alternar el control entre ambos en cualquier momento.
A estos pikmin hay que sumarles dos especies completamente nuevas, las moradas y blancas, que, al contrario que los pikmin originales, éstas saldrán de unas plantas especiales que cambiarán genéticamente a las criaturas. De esta manera tendremos a los pikmin más fuertes de la historia, los morados, cuya fuerza y peso se multiplica por diez, siendo especialmente imprescindibles en batallas y puzles donde el peso necesario para avanzar sea elevado -no podremos llevar más de 100 pikmin a la vez-. Por otro lado tendremos los de color puro, cuyas habilidades oscilan entre una mayor rapidez a la hora de transportar objetos y la capacidad de desenterrar tesoros ocultos a ojos de los demás.
A medida que vayamos completando el juego y recopilando nueva información sobre las especies, tesoros y demás, tendremos la posibilidad de visitar nuevas zonas y paisajes, que albergarán nuevos tesoros y peligros a los que enfrentarnos. Además, cada mundo cuenta con una serie de mazmorras subterráneas que tendremos que completar si queremos saldar la deuda. Estas mini mazmorras -no son demasiado extensas en comparación con otros jugos- estarán divididas por pisos, contando con un jefe final que custodiará la salida. Controlar el medidor de pikmin será imprescindible, puesto que una vez entremos en la mazmorra las criaturas que tengamos son las que nos acompañarán, imposibilitando la creación de nuevas unidades para defendernos dentro del subsuelo.
Cabe destacar, y esto es un detalle que puede pasar desapercibido, que no podremos completar los mundos de una tirada, puesto que no contaremos con todas las razas de pikmin desde el principio. Así, si una zona del primer mundo está inundada de agua, nuestra misión será encontrar, en otro mundo, los pikmin azules, llevándolos al foco del problema y avanzando paulatinamente entre las zonas.
Como decíamos, la clave de la serie reside en los inteligentes puzles, que obligan al jugador a conseguir el máximo número de aliados mientras libra incontables batallas en los entornos minimalistas que presenta el juego. Nintendo creó un concepto demasiado jugoso como para dejarlo escapar, y eso lo podemos ver en la jugabilidad casi calcada que presenta Little King Story, de los creadores de Another Code y Hotel Dusk.
Modos de juego y curiosidades
Además del modo historia, que nos robará más de una veintena de horas si queremos conseguir todos los secretos y curiosidades que esconde el juego, Nintendo ha incluido varios modos multijugador para darle una mayor variedad a la obra. El primero será un modo competitivo, en el que Olimar y Luis se verán las caras para demostrar quién es el mejor entrenador de pikmins del momento, teniendo como objetivo llevar a nuestra base las piezas amarillas repartidas por el escenario antes de que lo haga el contrario. Por otro lado tendremos, contaremos también con el modo reto, que nos permitirá, una vez conseguida la llave característica en el modo historia, adentrarnos dentro de las mazmorras del juego acompañados de un amigo, con multitud de objetos y enemigos a derrotar de manera cooperativa. Lamentablemente el componente online está fuera órbita en la obra, y, viendo lo divertido que puede llegar a ser controlar a los pikmin con nuestros amigos, esperamos que en la tercera parte el factor en línea esté ideado desde un primer momento.
En otro orden de cosas Pikmin fue ciertamente criticado por el factor tiempo, puesto que en 30 días teníamos que salir del planeta. En la segunda parte del juego eso se corrigió, sin tiempo límite para devolver el dinero al banco y pudiendo hacerlo sin conseguir todos los objetos y secretos que alberga la obra japonesa. Sin embargo, el juego es lo suficientemente adictivo y fresco como para enganchar al jugador a completar los mundos al cien por cien, elemento que juega a favor dentro de un género que siempre acaba pecando de repetitivo. Además, como decíamos con anterioridad, conseguir todos los objetos, ver todas las criaturas que existen en el planeta y solucionar todos los puzles puede llevarnos muchas horas en la pantalla, lo que, sumado a un control perfectamente adaptado, hace que Pikmin 2 sea una obra casi imprescindible.
Precioso, aún en la nueva generación
Técnicamente esta segunda parte de Pikmin no es espectacular, aunque sí que está bien dotada de unos poderosos escenarios vistosos, un diseño de personajes y monstruos de lo más peculiar y, sobre todo, un motor gráfico que aguanta perfectamente las manadas de pikmin que tendremos a nuestra disposición, sin ralentizaciones ni problemas que afecten al ritmo jugable del videojuego. Los escenarios son más grandes que en la precuela del título, así como algunos detalles mejor pulidos y unos efectos más conseguidos, aunque las novedades no son significativas con respecto a la entrega de GameCube más allá del modo panorámico y la inclusión del modo 480p para una mejor visualización en los televisores de hoy en día.
La música de la obra casa perfectamente con la estética del juego y con lo que los desarrolladores quieren conseguir: un entorno minimalista con la suficiente personalidad como para grabarse dentro del cerebro del jugador. Las melodías se nos quedarán plasmadas en el cerebro y las tararearemos de vez en cuando mientras mandamos a los pikmin a la batalla. Los personajes carecen completamente de voces -algo muy normal dentro de la caracterización de héroes de Nintendo-, contando con algunos sonidos -como el de nuestra inteligente nave- a modo del mítico chismorreo típico dentro del mundo de los videojuegos.
Conclusiones
En definitiva, Pikmin 2 es una apuesta muy digna dentro del género de la estrategia en los videojuegos fuera del mercado de compatibles. La obra de Nintendo es imprescindible dentro del catálogo de cualquier jugador dedicado que le guste el género, así como aquellos quienes quieran revivir las aventuras de Olimar y Luis a golpe de wiimote. Además, el juego -como todos los del sello- ha salido a precio reducido, algo que juega a su favor si tenemos en cuenta la cantidad de horas de diversión que nos ofrece la obra.