Análisis de Puyo Pop Fever (PS2, NDS, PSP, Game Boy Advance, GameCube, Xbox)

Este género tal vez no goce de la misma salud en Europa o América que en Japón, donde las ediciones en recreativa de estos juegos siguen triunfando incansablemente. Pero en nosotros hemos ido relegando este género al terreno de los teléfonos móviles o handhelds con aspecto de ser desechables, seguramente porque por el precio de un puzzle nos podemos comprar juegos que a priori serán más largos y divertidos. Ni siquiera el tan de moda factor on-line ha dado un empujón al género, y la edición para Xbox de Tetris World que incluía esta posibilidad, la verdad, ha pasado por el mercado con más pena que gloria. Y, sin embargo, estos juegos tienen "algo" que engancha irremediablemente y que, de hecho (y como bella anécdota sin sentido), ese "algo" ha sido explicado –al menos lo han intentado- con conceptos matemáticos para representar (alrededor irían unas comillas enormes) de una manera pseudocientífica el tremendo factor de adicción que suponen… al fin y al cabo, muchos de nosotros hemos acabado viendo cómo caen fichas formando líneas que se volatilizan a continuación cada vez que cerrábamos los ojos.
Y al igual que el Tetris, Puyo Puyo lleva desde la época de la NES dando batalla a los jugones en multitud de encarnaciones bien diferentes, y a nosotros nos ha llegado en más de una ocasión, pero en varias ocasiones pasado por el filtro de las mascotas. Sega nos dio su ración en la época a través de Sonic, con el ya citado Dr. Robotnik’s Mean Bean Machine título con muchas palabras que encontramos en la reciente recopilación para GCN Sonic Megacollection, y Nintendo hizo lo propio con la franquicia Kirby en Kirby Avalanche para Super Nintendo. La idea no era mala, pues los personajes hacían más atractivo el juego para el consumidor no habitual de puzzles, y, al fin y al cabo, la mecánica de juego se mantuvo intacta: tan sólo los más puristas y aquéllos con serios problemas de personalidad podían (y pueden) tener problemas por ver a un bicho rosa nintendero o a un erizo azul con zapatitos rojos y problemas de actitud junto a sus "judías" de colores favoritas.
Recientemente, hemos disfrutado de los Puyo Puyo en portátiles (terreno más habitual que las consolas de sobremesa para el género, pero también en claro declive), con entregas para GBA, Neo Geo Pocket Color y N-Gage, en concreto, el Puyo Pop, enésima encarnación occidental del clásico, aunque con acogida desigual en la prensa especializada (al fin y al cabo, frente a SNK y el propio Sonic Team, que el pequeño grupo Lavastorm Engineering hiciese para SEGA Mobile la edición de N-Gage tampoco auguraba grandes resultados finales, pese a la inclusión de la posibilidad de jugar a dobles sin cables).

Fever… y sin Rita Hayworth

El concepto del juego es sencillo, como marcan los cánones del género. La complicación vendrá después. En este juego debemos conectar al menos cuatro puyos (es decir, las burbujas con ojitos de seis colores) del mismo color para eliminarlas, y para ello podemos rotar las que caen en parejas (o grupos de hasta cuatro) desde la parte superior de la pantalla para situarlas estratégicamente.

El intríngulis, por supuesto, está en realizar combos para eliminar cuantas más sea posible en una sola jugada, multiplicando exponencialmente nuestra puntuación y, si jugamos contra un amigo, multiplicar también los puyos inútiles (puyos bloqueo) que le caerán a él entorpeciendo su juego y que sólo desaparecerán por contacto con los puyos normales que eliminemos. Con un poco de práctica, descubriremos que el juego puede alcanzar un ritmo muy elevado, casi frenético, en las partidas multijugador (ya sea contra la máquina o contra un humano), en las que dará muchísimas vueltas la tortilla, sobre todo cuando enlacemos movimientos creando cadenas bastante largas de eliminación de puyos.

El juego presenta varios modos para poder disfrutarlo en toda su extensión. El modo Puyo Pop sencillo, por ejemplo, nos permite jugar contra personajes controlados por la consola, con varios recorridos, y la posibilidad de escoger la opción de batalla libre, donde escogemos tanto al personaje que manejamos como a los contrincantes. Por supuesto, en cualquier momento se puede sumar un segundo jugador humano (hay un modo, como es habitual, destinado específicamente a las batallas a dobles). Para entorpecer más el trabajo a nuestro rival, podremos usar la compensación, es decir, realizar un movimiento de contraataque llamado compensación justo antes de que caigan los puyo bloqueo en nuestro campo de juego. Cabe señalar que dentro del juego a dobles, tenemos tres opciones: con o sin modo Fiebre, y la versión "reglas trampa", donde los efectos del ataque del modo Fiebre (que veremos a continuación) son paradójicamente una desventaja. Por si esto no fuera poco, tendremos una pantalla donde seleccionar nosotros mismos las reglas, por lo que las configuraciones son bastante amplias: límite de tiempo, de cadenas, compensación, recuento de fiebre, handicap,… El último gran modo de juego es el Puyo Pop Interminable, que nos ofrece, también otras tres opciones: una partida que empieza en modo Fiebre y acaba con éste; el modo original Puyo Pop, y el modo Misión, donde se generan misiones de eliminación de puyos consecutivamente dentro de un límite establecido y con dificultad creciente.

La novedad principal será el modo Fever (o Fiebre, más en castizo), como ya hace presagiar el título (y las veces que lo hemos comentado hasta ahora, claro). Mientras juguemos, tendremos un contador que aumenta cada vez que realicemos la ya mentada compensación; paralelamente, el tiempo de fiebre aumenta cuando nuestro contrincante compense nuestros ataques. Cuando la cuenta de fiebre esté al máximo, entraremos en el citado modo Fiebre durante el tiempo que se haya definido en función del Tiempo de Fiebre. En este modo, caerá una cadena montada de puyos de una sola vez, de manera que, si controlamos bien la situación y dominamos el grupo puyo que caiga, podremos eliminar todos los puyos de una vez. Las cadenas, como habrás imaginado, seguirán cayendo mientras quede Tiempo de Fiebre, momento en el que se regresa a la normalidad. Esto, que tal vez pueda sonar un poco complicado, en la práctica es sencillísimo, y su aplicación dentro del proceso de juego, también; además, logra dar un aire fresco al juego, y le imprime un ritmo mucho más intenso, tanto para nosotros como para nuestro contrincante… y si ambos jugadores entran en modo fiebre, el resultado puede ser de un desquiciante magnífico.

Lucy in the Sky with Diamonds

El aspecto gráfico del juego es muy dulce, con tonos pastel y colores, en general, muy vivos, otorgando al juego un estilo muy único, con aire marcadamente japonés. La verdad es que no hay grandes requisitos técnicos… se han incluido algunos efectos 3D (bastará hacer cadenas más o menos dignas para ver algunos), y poco más… que, incluso, si así lo preferimos, podremos desactivar si consideramos que nos molestan en los momentos de mayor tensión. Pero, en definitiva, y en cuanto al acabado técnico, debemos considerar que, al fin y al cabo, estos juegos deben centrarse más en otros aspectos, o en todo caso, en el buen gusto al conjugar los diferentes aspectos. Sobra decir que no hay tiempos de carga ni nada que se le parezca.
La musiquilla del juego está bastante bien conseguida, con melodías que acompañan, aunque ninguna alcanza las cotas del gran clásico por excelencia: el tema principal del Tetris, quién sabe si tal vez incluido por Alexey Pajitnov como medida de control mental, dentro de un siniestro plan para hacer que nuestras mentes quedasen absorbidas a la búsqueda de la eliminación de líneas. La música, como decíamos, está muy bien; las voces sean tal vez en algunos momentos algo estridentes e insistentes, pero bueno, eso ya va a gusto del consumidor… sin embargo, ¿por qué no se han conservado las voces japonesas? Los freaks consumidores potenciales lo hubiésemos agradecido muchísimo.

Conclusiones

Que estamos ante el mismo juego de siempre con algunas novedades, no es algo que sorprenda o extrañe. Al fin y al cabo, hemos de admitir que el género tampoco ha evolucionado tanto, aunque de vez en cuando sale alguna fórmula sorprendente y fresca… entre toda la basura tipo ZooCube. Sin embargo, si seguimos jugando por norma general a los grandes clásicos y sus sucesivas reediciones, disfrutando de las novedades jugables que van incorporando, por algo es. Y es que estamos ante uno de los grandes del género, un clásico que ha regresado. Cierto, no usa todo el potencial de una consola de 128 bits, pero ¿es eso necesario para darnos infinidad de horas de diversión? El que no tenga gráficos tridimensionales, con su buena dosis de bump-mapping, self-shadowing y algún anglicismo más (que, todo sea dicho, no necesita en absoluto) no lo hace ni mucho menos peor juego, ni tampoco hace que tenga peores gráficos per se. Así que si nos olvidamos por un momento de todos esos extraños prejuicios, pensamos en que el juego sale a precio reducido y que muy probablemente supere las horas que dedicamos normalmente a otros títulos "que sí aprovechan el hardware actual", veremos que Puyo Pop Fever es un gran título lleno de diversión, que mantiene una fórmula todavía fresca hoy en día y seguramente por muchos años que nos dará diversión directa. Si no conoces este puzzle, esta entrega es perfecta para acercarte a él; si ya lo conoces, las posibilidades de esta entrega, sus múltiples modos de juego, los 60Hz, la posibilidad de guardas récords y partidas para ver cómo hemos jugado, además del nuevo modo Fiebre harán que su compra, sin duda alguna, te compense, pues se convertirá en tu edición preferida.