Jowood al quite
El productor austriaco es conocido en estos lares por la realización de la franquicia Gothic, pero lo cierto es que dentro de su producción se encuentran muchos más juegos. Entre ello podemos encontrar los de deportes invernales, que tiene un gran éxito en Centroeuropa y de los cuales Jowood tiene una subsidiaria propia llamada, claro, Coldwood. Nos llega en este género este FreakOut: Extreme Freeride, una apuesta dentro de los deportes invernales en el sentido extremo. Sigue la pauta de otros títulos como SSX, 1080 o Coolboarders, que han sabido llevar los deportes invernales a un gran público sin restar apenas jugabilidad a las experiencias deportivas.
La influencia de estos títulos sobre FreakOut es evidente, tomando el diseño de producción extremo y las múltiples piruetas a realizar en toda la jugabilidad. Ahora bien, no es un título de Snowboard sino de esquí, lo que modifica un poco el desarrollo y establece una mayor precisión a la hora de seguir los variados trazados que ha realizado Coldwood. En este sentido tendremos varios escenarios en los que evitar los obstáculos. Todo el desarrollo se basa más en la obtención de puntos con las distintas filigranas que en la competición en los circuitos. Así, tendrás que medir los saltos para no caerte y acabar con los distintos combos que has realizado en el aire.
La idea está tomada del primer Coolboarders lanzado en 1996, de la cual se perfeccionó llegando a todos los títulos de este género incluido FreakOut.
Lo interesante es que este último tiene un cierto toque simulador que rompe en parte la idea Arcade original, lo que obliga a una mayor precisión a la hora de realizar las volteretas y demás afiches del desarrollo. Todo ello en variadas situaciones que comentaremos a continuación.
Distintos modos de juego
Como es habitual en el género, FreaOut ofrece diversos modos que se adaptan al jugador dependiendo de lo que pretenda. Contamos, entonces, con un modo misión en el cual se van asignando misiones – esto es, asignaciones a realizar: salta desde un pedrusco y realiza una acrobacia -, el modo libre sin limitaciones, la carrera ósea – recogida de huesos a través de un circuito bastante intrincado – y un modo exhibición que combina todo lo visto en géneros anteriores. El más importante es el modo misión, en el cual obtendremos puntos para comprar a nuestros distintos esquiadores ropa, esquís nuevos e incluso ciertas acciones. Los distintos esquiadores a elegir en este modo principal tienen grandes diferencias, con lo cual es recomendable que elijas el que más se ajuste a tu modo de juego. Éstos se llaman Ben Taylor, Jonas Vik, Martin Ecke, Elena Linna, Angelina Bradley y Helena Fjallyrd. A lo largo del desarrollo se irá llenando la ficha trayectoria con los diversos elementos y estadísticas obtenidas.
Por último, existe un modo pantalla dividida en el cual podrás jugar con un amigo y competir por quién manejar mejor los esquís. Es muy agradecido el modo, y va ciertamente fluido.
Apartado audiovisual
Uno de los problemas persistentes de este FreakOut es que el apartado visual resulta un tanto nimio para la época corre. No nos referimos a que resulte desfasado respecto a Xbox 360 o PlayStation 3, sino más bien que resulta inferior gráficamente a todos sus rivales en el género en PlayStation 2. Esto se nota en dos aspectos: la baja poligonización y escaso texturizado – en ocasiones resulta un juego de PSX de no ser por la fluidez - y sobre todo el escaso motor físico. En este último encontramos un caso que afecta a lo jugable, y condiciona el desarrollo. Esto es, algunos movimientos especiales resultarán equivocados no tanto por la impericia del jugador sino más bien por la baja detección de colisiones del motor gráfico. Este elemento no llega a hacer el juego injugable, pero sí lo limita de cara al jugador avanzado. Como contrapartida, el juego va bastante fluido y cuenta con un curioso diseño de producción repleto de muescas óseas en el estilo californiano de primeros de los 90.
La música ofrece canciones originales de Jelly Beat, 3 Feet Smaller y Alone and Acoustic, siendo todas de gran calidad y sobre todo acompañando el desarrollo de manera muy eficiente. Es un apartado bastante bien realizado, y se acompaña de unos efectos sonoros trabajados que integran al jugador en el mundo alpino.
Jugabilidad corta, diseño limitado
Las limitaciones en el control derivadas de la física mejorable condicionan un juego hasta cierto punto basado en la habilidad. Así, el desarrollo establecido en torno a la realización de piruetas o el esquive de superficies o montículos se ve limitado por un sistema de detecciones que en ocasiones resulta mediocre. Es común, a veces, quedarse en una roca atascado porque el motor no ha llegado a detectar al jugador, lo que obliga a reiniciar el nivel y frustra el desarrollo. Son casos aislados, pero dicen mucho de la escasa optimización realizada por Coldwood.
Por otra parte, el número de circuitos, eventos y demás podría ser mucho más amplio, ya que en su estadio actual el juego queda reducido a escasamente cuatro montañas, y circuitos que son modificaciones de un diseño original. Es bien cierto que la variedad de modos y personajes ayuda, pero en ocasiones éstos no resultan más que una excusa para ampliar un modo principal extraordinariamente limitado. Queda la excusa de los 40 accesorios a obtener en el modo misión, un tanto cosméticos pero que servirán para aportar reto a aquellos que quieran personalizar los esquiadores. Estos últimos también pueden tener distintos modelos de esquí, pudiéndose editar según nuestro gusto. La posibilidades de edición son en definitiva una de las principales bazas del juego.
Conclusión
Mediano título de esquí, Freak Out se queda un poco a medio gas en todos los apartados. Sólo brilla medianamente en la música, contando con algún tema interesante que acompaña a los menús y a las carreras. Ninguno de estos apartados lo convierten en un juego fallido o mediocre, pero sí lo dejan muy por atrás que otras apuestas en el género. Los errores principales son los derivados de un insuficiente motor físico que condiciona la jugabilidad y le da un contexto arbitrario bastante poco edificante, y de un apartado visual muy flojo para los tiempos que corren. Si el juego hubiera salido con el lanzamiento de la consola es posible que muchas de las opiniones se pudieran matizar, e incluso encontraría acomodo para ciertos usuarios. Lo cierto es que ante la competencia en el género con títulos geniales como SSX, FreakOut se queda como un intento limitado, eficiente, pero que no pasa de ser una oportunidad perdida. Esperemos que las próximas entregas de los juegos realizados por Coldwood muestren más ambición, ya que a pesar de todo y gracias a ciertos elementos de edición, el título no llega a resultar fallido.