Análisis de Tabula Rasa (PC)
Tras convertirse en toda una institución en el mundo de los videojuegos creando la serie Ultima y dar vida al que a día de hoy es uno de los géneros más exitosos del momento, los juegos de rol masivos online (MMORPG por sus siglas inglesas), Richard Garriott y el estudio Destination Games lanzan por fin al mercado su esperado título de rol en línea con el que pretenden redefinir el género. Para ello Tabula Rasa, cuyo nombre ya es toda una declaración de intenciones, apuesta por sumergir al usuario en una guerra masiva a la que deberá sobrevivir moldeando a su gusto al héroe de sus sueños. Sin embargo, ante toda la expectación previa sin duda los aficionados al género se preguntarán si ha cumplido con todo lo prometido, y en este punto podemos decir que sí, pero con ciertos matices.
Del mismo modo que en otros tantos juegos de rol masivos online, antes de iniciar nuestra partida deberemos diseñar al avatar que nos representará en la acción en base a una serie de parámetros externos que modificarán su apariencia, y que como ya advertimos en las primeras impresiones del juego resultan ser de lo más escasos.
Como os podéis imaginar, este hecho hará que en los primeros compases de la partida nos encontremos con una serie de combatientes idénticos a nuestro héroe, aunque poco a poco iremos adquiriendo nuevos equipamientos que nos permitirán diferenciarnos del resto.
Realizada esta elección estética, nuestro avatar aparecerá de repente en medio del campo de batalla rodeado de una serie de aliados que serán los encargados de explicarle los fundamentos básicos en Tabula Rasa. En líneas generales, como en el resto de títulos de rol, el sistema de evolución de nuestro luchador, al menos en sus parámetros básicos, será de lo más sencillo ya que simplemente tendremos que asignar los puntos de atributo que adquiriremos cumpliendo objetivos y exterminando a los enemigos en los tres campos distintos, mente, cuerpo y espíritu, lo que hará que nuestro nivel de salud sea mayor, que nuestros golpes sean más contundentes, que nuestra defensa sea más efectiva; o directamente nos permitirá después equiparnos con una serie de armas y corazas defensivas dependiendo de las elecciones realizadas. En este último caso, también habrá determinados objetos que modificarán este tipo de parámetros siempre y cuando estén equipados, algo que a la larga nos motivará a explorar concienzudamente los entornos para lograr el equipamiento más sobresaliente del juego.
Esta faceta de exploración se potencia todavía más en el caso de las habilidades especiales que podrá aprender nuestro avatar. Y es que en Tabula Rasa, a la hora de desbloquear nuevos movimientos, deberemos antes encontrar los preciados Logos repartidos por todo el planeta en los que los Eloh dejaron grabados sus conocimientos místicos y tecnológicos. Conforme vayamos encontrando estos dispositivos, podremos invertir los puntos de habilidad que obtendremos con cada subida de nivel para desbloquear nuevos movimientos de ataque y defensivos que nos facilitarán mucho las cosas en transcurso de las partidas. Lo destacable de este sistema es que como decimos, deberemos explorar concienzudamente cada paraje del juego para localizar los altares de los Logos, que por norma no se encontrarán a simple vista. No obstante, en muchas ocasiones los descubriremos si seguimos el hilo argumental que se nos propone ya que muchas de las misiones que se nos encomendarán consistirán en visitar algunos de estos altares.
Por supuesto, tampoco podemos olvidar la especialización de nuestro personaje, ya que como es habitual en el género, nos encontraremos con una serie de profesiones en las que nuestro avatar se podrá especializar para desarrollar sus habilidades en esa dirección. En este punto Destination Games ha creado un destacable sistema de evolución de personajes que sin duda facilita muchísimo la tarea a los usuarios. Como os explicamos en las primeras impresione del juego, en Tabula Rasa todo el mundo encarnará a un simple recluta –no se nos da opción de escoger una clase en la creación de nuestro combatiente- con el que se deberán dar los primeros pasos.
Al alcanzar el nivel cinco de habilidad se nos presentará el primer gran "dilema" de la aventura: centrarnos en la rama de los combatientes u optar por los especialistas. Dependiendo de la elección realizada, llegado el momento, se nos volverá a preguntar qué camino deseamos seguir, aunque en esta ocasión se nos ofrecerán nuevas subramas englobadas dentro de las dos grandes vertientes comentadas. En este punto, no obstante, cabe remarcar que podemos clonar a nuestro combatiente por si, por cualquier motivo, decidimos cambiar de aires y no nos apetece volver a iniciar la partida. En este caso, usaremos al personaje clonado y seguiremos otro camino distinto sin ningún tipo de problema.
Pero siguiendo con el sistema de especializaciones, dependiendo del camino escogido nuestra forma de afrontar la partida se modificará radicalmente, al igual que también el equipamiento que llevemos encima y las habilidades que podremos desarrollar serán distintas. Por lo tanto, podemos convertirnos en expertos luchadores con armas de fuego a larga distancia, con armamento pesado, o con los clásicos rifles de asalto; o ser buenos luchadores pero especializados en el arte de sanar las heridas de los aliados, eficaces espías –clase de jugador francamente divertida y sorprendente-, o ingenieros por poner algunos ejemplos. Las opciones resultan bastante amplias y en algunas de las misiones más complicadas, donde resultará vital viajar junto a más jugadores, la combinación de todas estas habilidades nos deja con enfrentamientos francamente espectaculares en todos los sentidos.
Por último, también podemos optar por diseñar nuestro propio equipamiento, aunque aquí nos encontraremos con serias dificultades a la hora de comprender esta parte tan interesante del juego. En algunas de las zonas pobladas que visitaremos a lo largo de nuestro viaje nos encontraremos con las máquinas de manufacturación en las que, introduciendo una serie de elementos u objetos, podremos fabricar nuevas armas, munición, etc. Antes, no obstante, deberemos mejorar nuestros conocimientos en este campo para ir adquiriendo nuevas listas de objetos a fabricar, aunque cabe remarcar que todos los personajes del juego podrán diseñar sus propias armas, o mejorar las existentes a riesgo de perderlas por un mal proceso de elaboración.
En este sentido, el sistema de juego nos recordará mucho al de cualquier juego de acción en tercera persona, no ya solo por el sistema de control adoptado para la ocasión que resulta idéntico al de este tipo de juegos, sino también porque a la hora de combatir contra los rivales nos encontraremos con una mezcla entre los clásicos elementos del género rol y la acción, combinación que nos deja con un acabado fantástico. Por lo tanto, pese a que nosotros controlamos con total libertad el punto de mira y disparamos sin descanso sobre los blancos, de fondo siempre estarán actuando las tiradas de dados que pondrán en juego nuestras estadísticas y habilidades especiales.
De este modo, dependiendo de nuestra fuerza, nivel de precisión, capacidad defensiva… nuestros impactos serán más o menos contundentes, podremos realizar con mayor frecuencia golpes críticos, o recibiremos menos daños por parte de los rivales. También, resulta muy importante el uso del entorno y nuestra propia posición sobre el mismo. Esto significa que si corremos mientras disparamos nuestra precisión bajará, o que si lo hacemos agachados mejorará sustancialmente. Del mismo modo, atacar bajo la protección de una barricada resultará mucho más seguro que hacerlo sin ningún tipo de protección, puesto que en estos casos los impactos rivales nos causarán más daños y con mayor frecuencia.
Pero este sistema de combates no sería nada si luego el desarrollo de la acción fuera malo, y en este caso, por suerte, estamos de enhorabuena. Como si de verdad nos encontráramos ante un conflicto bélico a gran escala, en Tabula Rasa viviremos constantemente batallas campales contra rivales desde todos los frentes mientras tratamos de ayudar a la resistencia. Aquí, el mundo se encontrará fragmentado en una serie de territorios que tendremos que intentar conquistar para evitar que los enemigos se hagan más fuertes en sus posiciones, lo que como os podéis imaginar potencia de una forma sorprendente el componente de cooperación entre usuarios, ya que difícilmente un solo usuario podrá lograr vencer a todo el ejército rival. También, muchas de las misiones que se nos encomendarán en las distintas zonas pobladas que visitaremos en las que habrá entrenadores que nos permitirán mejorar nuestras habilidades, y los clásicos puestos de venta, nos obligarán a ponernos en contacto con otros jugadores para lograr así superar los desafíos que se nos encomienden.
En relación a las misiones que podremos llevar a cabo a lo largo de la aventura, habrá algunas muy típicas que pueden llegar a resultar algo repetitivas, como ir de un lado a otro o matar a un determinado número de enemigos concretos, y otras más interesantes que nos propondrán recorrer grandes extensiones de terreno en busca de algunos de los Logos más importantes. También la interfaz de usuario resulta muy intuitiva, aunque en este sentido el mapa que nos marcará la posición de nuestros objetivos puede llegar a ser algo lioso, sobre todo cuando al marcarnos una posición no nos indique si debemos subir o bajar (hay zonas subterráneas, montañas que subir, etc.).
De este modo, en el juego solamente podremos combatir con otros jugadores previo acuerdo ya sea de forma individual o por pequeños equipos teniendo en cuenta que estas batallas se librarán en los entornos del juego y no en arenas cerradas. Esto significa que podemos estar haciendo frente a otros jugadores y tener que frenar también las acometidas de los enemigos controlados por la inteligencia artificial del juego. Pero aparte de este sistema también podemos participar en otro bastante más interesante, sobre todo por la tensión que viviremos al caminar por el mundo de Tabula Rasa.
En el juego se nos dará la opción de pasar a formar parte de un clan de jugadores que como siempre tendrá aliados y enemigos. Todos los jugadores que formen parte de un clan enemigo serán nuestros enemigos lo que significa, como os podéis imaginar, que en caso de toparnos con ellos en medio de uno de nuestros viajes podemos entablar un combate contra los mismos sin ningún tipo de problema. Sin embargo, en este punto se echan tal vez de menos las clásicas arenas cerradas en las que dirimir las diferencias a base de tiros, ya que este tipo de entornos, si están bien planteados, pueden dar muchísimo juego.
Las muertes espectaculares también están a la orden del día, y no será raro encontrarnos con enemigos que morirán calcinados o electrocutados por algún golpe provocado por determinados movimientos especiales de nuestro héroe, golpes que destacarán por su espectacularidad y original puesta en práctica. Por último, tampoco podemos dejar de lado la inmensidad de los entornos y la libertad que se nos ofrece para recorrerlos, todo un aliciente para todos aquellos usuarios dispuestos a explorar al máximo los parajes en busca de los Logos más ocultos. Sin embargo, toda esta espectacularidad tiene un precio muy importante, y es que estamos ante un título muy exigente a nivel de requisitos del sistema. Por lo tanto, quien quiera sacarle el máximo partido al juego, deberá disponer de un buen equipo y una tarjeta gráfica de gama alta para disfrutar de los geniales entornos que propone Tabula Rasa.
A nivel sonoro, esta obra de Destination Games también cumple a la perfección presentándosenos unas melodías que acompañarán a la perfección a la acción –se mezclan temas pausados con otros muy cañeros- mientras la contundencia acústica de la guerra invade nuestro equipo de sonido. Además, este último aspecto resulta de lo más interesante porque el repertorio de armas es bastante variado e importante en número, encontrándonos con todo tipo de letales armas que además de ser muy espectaculares a nivel visual, nos sorprenderán por sus efectos sonoros. También las conversaciones que mantendrán nuestros aliados y enemigos, o los gritos de guerra que nos dedicarán, contribuirán todavía más a sumergirnos en el ambiente bélico que se respira en el juego desde el primer minuto. Por desgracia, como es habitual en el género, el juego mantiene las voces y textos en inglés, lo que sin duda es un punto muy negativo para todos aquellos que no se manejan con el idioma ya que a la hora de entender la historia, e incluso algunas misiones y determinados fundamentos del juego, puede resultar algo costoso.
Pero con todo esto, el juego sigue pecando de ser repetitivo en algunas de sus misiones, como la mayoría de títulos del género, y su sistema de combates entre jugadores no resulta tan adictivo e intenso como en otros juegos del mismo estilo, lo que sin duda puede echar para atrás a los usuarios que busquen precisamente este tipo de enfrentamientos. Sí, como decíamos se puede luchar contra personajes controlados por otros jugadores y vivir batallas francamente emocionante, pero Tabula Rasa está destinado a ofrecer una aventura cooperativa intensa y sorprendente y eso es lo que consigue. Las mensualidades para jugar, en este caso 12,99 euros, es otro de los aspectos que sin duda se convertirá en una barrera para una gran parte del público. Por último, la no traducción del juego, y que los usuarios europeos contemos con unos servidores no demasiados estables –más una serie de errores que esperamos se solventen con los parches que el estudio lanzará periódicamente- son dos aspectos que a estas alturas no deberían descuidarse de esta forma, sobre todo porque ya estamos ante un género que cuenta con una amplia base de aficionados en nuestro país.