Análisis de Death Rally (PC)

Los finlandeses Remedy Entertainment son conocidos por haber creado la saga de acción en tercera persona Max Payne, de la que desarrollaron sus dos primeras entregas, y Alan Wake, la famosa aventura de terror de Xbox 360 –y luego también para PC-, que tantos años se hizo de rogar. Pero antes de todo esto, se estrenaron en 1996 con Death Rally para PC, un divertido juego de carreras con aspecto en dos dimensiones y vista isométrica que muchos recuerdan con cariño.

El año pasado decidieron recuperar su primer juego y hacer un remake para teléfonos móviles, iOS y Android, que contó con bastante éxito, siendo considerado uno de los mejores títulos del año para los smartphone. Ahora más de un año después nos llega una conversión para PC, que aunque no explota esta plataforma hasta sus últimas consecuencias, sí que la aprovecha para ofrecer unos gráficos mejorados y sobre todo, un mejor control, ya sea con teclado o con mando, claramente superior al que ofrecía una pantalla táctil.

Estamos ante una revisión de un clásico, totalmente respetuoso con su jugabilidad arcade, su sencillez y diversión directa, y hasta en modos de juegos, número de circuitos y de coches recuerda a los números de los arcades de antaño, con un planteamiento muy sencillo. ¿Os acordáis de juegos de conducción de vista isométrica o cenital como la saga Micro Machines de Codemasters, World Rally Championship de Gaelco o el no tan conocido pero no por ello menos genial Ignition? Pues eso es lo que ofrece Death Rally, una jugabilidad clásica que ha envejecido bastante bien, el paso de los años no ha hecho que sea menos divertido.

Respecto al original perdemos a esos peatones que podíamos atropellar, el control es incluso más sencillo ya que ahora no tenemos freno de mano, y compiten en cada carrera seis coches en vez de cuatro. Vuelven circuitos del original, clases de coches y hasta personajes, con lo que se nota que Remedy ha querido homenajear a su primer juego (incluso hay un guiño a Alan Wake). Breves carreras en circuitos muy reducidos a tres vueltas en las que tenemos que intentar quedar los primeros, sin que nuestro coche reviente e intentando llevarnos por delante a algún rival para ganar un dinero extra y allanar el camino a la victoria.

Tan pequeños son los circuitos que cada carrera la solemos completar en un minuto aproximadamente, con vueltas al circuito de 20 segundos, lo que provoca que sea muy ágil y dinámico competir y echarnos una partida tras otra, casi sin darnos cuenta, hasta perder la noción del tiempo, ya que es un juego muy adictivo. El control es la gran mejora respecto a la versión de móviles, y obviamente se controla mucho mejor con un teclado que con una pantalla táctil, y por supuesto recomendamos jugarlo si es posible con un mando, que es como disfrutaremos más.

No hay acelerador ni freno, allí donde apuntemos con el stick izquierdo se moverá el coche, ya que ni siquiera controlamos la dirección o un volante, lo que al principio puede resultar un poco extraño, pero te acostumbras rápidamente. También será importante decidir la cámara con la que queremos jugar, una que sigue el recorrido del circuito, por lo que tendremos que apuntar en diferentes direcciones con el stick izquierdo, como en otros clásicos de velocidad de perspectiva isométrica o cenital, o bien una cámara que sigue al coche de manera vertical hacia arriba, con la que siempre para acelerar tendremos que pulsar en esta dirección. Nos gusta más la primera cámara, la clásica, ya que la segunda marea un poco al seguir el coche trazando curvas u horquillas muy cerradas, aunque esta también tiene sus ventajas, y se apunta y dispara mejor.

Tenemos que tener cuidado durante las carreras de que nuestra vida no llegue a cero, y para recuperarla tendremos que coger unos ítems en forma de llaves inglesas que la recuperan. Los turbos son esenciales, podemos almacenarlos y gastarlos cuando queramos, y salir el primero de la parrilla a diferencia de otros juegos de velocidad aquí no es una bendición, ya que recibiremos por la espalda todo el fuego ofensivo de nuestros rivales. Por tanto hay un toque estratégico, saber situarse para poder disparar a los primeros de la carrera, y esperar tu oportunidad para situarte en cabeza.

Tras cada carrera conseguiremos dinero, más o menos dependiendo del puesto en el que hayamos quedado, los rivales que hayamos destruido, si hemos conseguido alguna vuelta rápida o batido el récord del circuito, y otras muchas variables. Después lo primero que tendremos que hacer con estos dólares es reparar el vehículo, para salir en la siguiente carrera con la resistencia a tope, y si nos sobra algo mejorar el coche o el armamento.

Estamos ante uno de esos títulos en los que tenemos una sensación de progreso constante, lo que hace que sea tan adictivo, ya que tras cada carrera siempre mejoraremos alguna parte del coche, alguna arma, o habremos conseguido algún ítem que nos permitirá desbloquear más vehículos, armas o circuitos. Podemos mejorar la velocidad, el manejo y la armadura de cada uno de los ocho coches, una cifra un tanto baja, aunque ya os avisamos que no es fácil desbloquearlos todos. Las armas podemos subirlas de nivel, hasta el 9, teniendo cada vez más potencia y munición, y durante las carreras rompiendo cajas recogemos dinero, munición o las partes para desbloquear nuevos coches, algo que también se consigue destruyendo rivales.

Empezamos con un disparo simple que no gasta munición, y cuando equipamos nuestra primera arma importante este se vuelve secundario, ya que causa poco daño, pero dispara solo y a veces es útil. Luego conseguimos una escopeta, una ametralladora gatling, lanzallamas, misiles, minas, cohetes teledirigidos y hasta accesorios como unos pinchos en el salpicadero y una muy práctica mirilla láser. En total nueve armas, ocho vehículos y siete circuitos, unas cifras muy discretas en cuanto a números. Pero eso no hace que sea demasiado corto o se vuelva repetitivo, y para completarlo entero hacen falta unas 8 o 9 horas, lo que no está mal para un juego que es barato, y los 87 logros de Steam le dan vidilla extra.

Sí que es cierto que nos aprenderemos los circuitos de memoria, por mucho que a veces los corramos en modo espejo, pero tras cada carrera se ofrecen varios retos nuevos que podemos elegir, como correr una carrera en una de las cinco dificultades (cuanto más difícil, más dinero conseguimos), o los desafíos, carreras con condiciones particulares. Uno contra uno, solo usando misiles, solo con minas o escopeta, todo el rato con el turbo activado, a una única vuelta, con una clase determinada de coche, en las que hay que acabar con todos los rivales, etcétera, lo que consigue que nunca nos aburramos y siempre tengamos diferentes carreras para elegir.

Hay un pequeño modo historia, que se narra con secuencias tipo cómic, y según progresamos se nos ofrece correr estas carreras pertenecientes al argumento, aunque son pocas y muy esporádicas, y la trama se queda en anécdota. Sí hay algunos interesantes duelos en mitad del desierto, combatiendo contra un rival para ver quién hace más puntos abatiendo coches, y además nos quedaría el modo multijugador. Elegimos uno de los circuitos y esperamos que se incorporen jugadores, en carreras para seis. Todo el progreso está compartido con el modo para un jugador, y se echan en falta más opciones en el multijugador, como algún modo batalla, torneos, o algo que no sea echar simples carreras.

Los gráficos se han mejorado respecto a lo que vimos en iPhone y iPad, y es obvio que no aprovecha las capacidades de un PC de hoy en día, pero eso lo hace muy accesible para todo tipo de ordenadores, y tampoco es que necesite mucho más para lucir decentemente. Es cierto que la sensación de velocidad no es grande, pero su jugabilidad no se basa al completo en la conducción, y sí en esa mezcla de acción y carreras. Por tanto tiene unos gráficos funcionales, con unos diseños correctos, y se ve con claridad todo lo que acontece durante la carrera, por muchas explosiones y disparos que haya. La música cumple sin más, bastante olvidable y repetitiva, y no le hubiera venido mal una banda sonora más marchosa, con rock o metal. Un defecto que quizás en un teléfono móvil pasa más desapercibido, pero no tanto jugando tranquilamente en casa con tu ordenador.

Un buen arcade como los de antes

Lo mejor que podemos decir de Death Rally para PC es que nos hemos viciado de lo lindo, y no hemos podido evitar echar una carrera tras otra hasta haberlo terminado. Tiene pocos circuitos, pocos coches y todo gira en torno a un único modo de juego, sus opciones multijugador son pobres, y su jugabilidad no es que sea muy compleja y profunda, pero tampoco lo era la de muchos arcades de velocidad de mediados de los 90, y recordad cuánto nos divertían. Es un poco limitado y a ciertos jugadores les podrá parecer repetitivo, pero por los poco más de 7 euros que cuesta ahora mismo en Steam, tendréis aproximadamente 10 horas de buena diversión de la vieja escuela.