Análisis Cozy Grove, tedi-osa aventura en la isla encantada (PC, PS5, Switch, Xbox One, iPhone, PS4)

Tan solo con ver un par de capturas nos queda clara cuál es la propuesta de Cozy Grove: siendo algo simplistas, pero también arrebatadoramente acertados, podríamos decir que el nuevo juego de Spry Fox es un Animal Crossing en dos dimensiones y quedarnos tan panchos. Es básicamente lo que ha creado este estudio estadounidense del que quizás el nombre os suene de poco, pero del que seguro os habéis cruzado con sus juegos de móviles en más de una ocasión: Alphabear, Triple Town o Bushido Bear suelen estar en el top de lo más descargado de iOS y Android. Ahora, con este nuevo título, el Spry Fox alcanza también otras orillas llevándolo a PS4, Xbox One, Nintendo Switch, PC y Apple Arcade, plataformas en las que ya está disponible incluyendo textos en español con una muy buena localización.

En Cozy Grove nos ponemos en la piel de una niña scout que viaja hasta el pequeño islote que da nombre al juego para ayudar a una serie de espectros animales que vagan por el bosque, una especie de osos fantasma que se han quedado vinculados a la isla y que requieren de nuestra atención para recuperar su conexión consigo mismos. Cada día realizaremos diferentes tareas que ayuden a estos espíritus a sentirse en paz, algo que mejorará nuestra afinidad con ellos. Además, podremos llevar a cabo tareas típicas como pesca, crafteo, decoración, cosecha… Todo esto lo haremos en un pequeño escenario descolorido, aunque a medida que vayamos mejorando nuestra amistad con los osos, el mapa se irá llenando de color para darle un aspecto mucho más atractivo a este adorable juego cuyo apartado gráfico es uno de los principales reclamos.

Bienvenida a Cozy Grove, la isla de los osos fantasmas

Nada más empezar a jugar, lo primero que tenemos que hacer es crear nuestra propia niña scout en un editor de personajes que no da muchas posibilidades, pero que permite darle un toque único a nuestro avatar. Quizás este diseño, el de la protagonista principal, sea de los que peor parados sale de Cozy Grove, con un toque algo anticuado y genérico si lo comparamos con la originalidad del resto de los personajes e incluso con la del entorno. Sea como sea, una vez tenemos a nuestra scout podemos comenzar la aventura en el islote al que llegamos con poco más que una barcaza.

Allí nos espera Flambi, una hoguera encantada que nos servirá de guía: este personaje hace las veces de eje central del juego, permitiéndonos tener ahí nuestro inventario, desbloqueando nuevos fantasmas con los que interactuar y, en definitiva, siendo el sitio al que volver cuando no sabemos qué hacer. Es Flambi quien nos indica los primeros pasos a dar en Cozy Grove, quien nos da la bienvenida a la isla y quien nos manda a hablar con el primer espíritu, una osa guardabosques que también funciona como faro en el progreso del juego: ella es quien nos ordena las primeras misiones, quien nos presenta al resto de fantasmas y quien nos da pistas (de pago) cuando no encontramos ciertos objetos.

Misiones diarias para colorear el islote

Cada día que entremos a Cozy Grove nos esperarán una serie de tareas pendientes encargadas por los espíritus que hayamos ido desbloqueando: normalmente los objetivos suponen buscar uno o varios objetos perdidos por todo el islote, aunque a veces también nos piden pescar ciertas especies marinas o fabricar algún que otro ítem. Cada fantasma nos pide una misión al día y una vez finalizada nos obsequia con un tronco con el que podemos alimentar a Flambi para que pueda encontrar nuevos espíritus. Ese es el ciclo de Cozy Grove, uno un tanto repetitivo y poco estimulante, pero que nos reta a seguir jugando para desbloquear todos los fantasmas disponibles y llegar al máximo grado de afinidad con ellos.

Al superar las misiones diarias, los osos fantasmas no sólo nos darán troncos sino que también llenarán de color su parcela de la isla, una que habitualmente se encuentra prácticamente desaturada. La decisión de reiniciar cada día los colores de Cozy Grove es una difícil de entender: el juego es tan bonito cuando está lleno de color que sorprende ver que no es la forma habitual de explorar la isla y que, de hecho, cuando todo está colorido es precisamente cuando el juego ya no nos deja seguir jugando porque no hay misiones, por lo que el mapa en su estado más atractivo es lo que menos vemos en nuestra partida. Además, buscar objetos, en lo que se basan la mayoría de las misiones, durante el tiempo que no hay colores es bastante tedioso porque sus diseños se disimulan con el entorno.

Además de esas misiones, hay tareas adicionales que podemos llevar a cabo en la isla: podemos lanzar la caña para pescar, golpear rocas para extraer minerales, menear árboles para conseguir frutos, encontrar setas, ramas y monedas en agujeros del suelo… Con los recursos que vayamos consiguiendo podremos fabricar objetos mediante recetas que encontremos, ítems decorativos que utilizaremos para personalizar el entorno de la tienda de campaña, la zona central de la isla. El problema es que ninguna de estas actividades supone tiene la fuerza necesaria como para llevar el peso de Cozy Grove y se hace difícil encontrar divertimento en llevarle materiales al oso carpintero para que te fabrique algo o en decorar con objetos, como sillas y mesas, con los que ni siquiera puedes interactuar.

Lo mejor del juego, sin duda, es su apartado visual, un estilo gráfico que Spry Fox ha ido perfeccionando a lo largo de sus once años de historia y que por fin nos permite interactuar de una manera más cercana con esos simpáticos osos rectangulares que ya hemos visto en otros juegos del estudio. Esto y sus dos o tres pinceladas de personalización es lo que impregna a Cozy Grove de una sensación de pertenencia, de cierto cariño que dificulta que te puedas enfadar con una obra así, y lo que en última instancia consigue que el proyecto ya goce de una incipiente comunidad que no falla al realizar sus tareas diarias; apenas tiene aspectos destacables que valgan para recomendarlo, pero es de esa clase de juegos que de repente sorprende por la cantidad de jugadores que lleva a sus espaldas.

Conclusiones

Es evidente que Cozy Grove se fija en Animal Crossing, a veces de una forma demasiado descarada, pero al imitar todos sus movimientos se queda en una representación empobrecida de algo que Nintendo lleva años perfeccionando. En este título el ciclo de juego está completamente impostado, limitado por esa media hora de partida diaria, y no ofrece prácticamente nada más allá de eso. En los juegos de Animal Crossing sentimos pertenecer a una comunidad, en Cozy Grove apenas nos da tiempo de empatizar con los fantasmas fuera de los objetivos que ellos mismos nos marcan o de los consejos que nos dan para seguir jugando. Su adorablemente dibujado apartado visual no sirve como contrapeso a una experiencia que por restrictiva se vuelve aburrida, que no invita a seguir visitando la isla de manera natural sino a través de imposiciones. Un Animal Crossing nunca te dirá que 'vuelvas mañana' para seguir jugando, ya lo harás por tu cuenta, pero aquí esa frase funciona como eje central, como un marcador de que tu tiempo de juego se ha agotado y no tienes nada más que hacer. Spry Fox tiene la oportunidad de aprovechar la fórmula abierta de Cozy Grove para salvar su propuesta con nuevo contenido, quizás así, con futuras actualizaciones, esta a priori interesante idea pueda encontrar su verdadero potencial.

Hemos realizado este análisis en PC con código de Steam proporcionado por popagenda PR.