Análisis de A Virus Named TOM (PC)
Hay géneros a los que les ha dado una segunda juventud la escena indie, como los plataformas y los juegos de puzles –o los que mezclan ambos estilos-, sin un hueco en las estanterías de las tiendas, ya que nadie parece dispuesto a pagar 60 euros por este tipo de juegos, pero sí los accesibles precios a los que se ponen a la venta en las plataformas digitales de descarga. Ya sea en PlayStation Network, Xbox Live, WiiWare, App Store o Steam, tenemos infinidad de juegos de puzles, con más o menos originalidad y acierto, un mercado en el que cada vez cuesta más destacar.
Y A Virus Named TOM, un nuevo juego para Steam con un peculiar nombre que hace que nos lo pensemos dos veces antes de instalarlo, es otro título más de puzles, ni demasiado original o refrescante, ni muy acertado, y se limita a cumplir y a entretener a los que nos gusta rompernos la cabeza un rato intentando dar con la solución de un acertijo. Aquí se mezcla la pausa, el pararte a pensar en la situación, como el probar combinaciones hasta dar con la correcta, y el tener que esquivar enemigos un poco a lo Pac-Man, una mezcla de elementos que no siempre funciona del todo.
Estamos en el futuro, un científico "loco" ha creado todo tipo de inventos con mucho éxito, a cada cuál más original y sofisticado, como un perro mecánico que no hace "caca" ni huele, una máquina para teletransportarse, o un holograma que cambia nuestra apariencia ante los ojos de quien nos ve –pudiendo uno simular ser mucho más guapo de lo que realmente es-. Pero un día uno de sus inventos no funciona como se espera, y la empresa para que la trabaja le despide. Este decide vengarse, y crea un virus llamado TOM, con el que pretende infectar todos sus inventos y hundir a la compañía.
Nosotros controlamos a TOM, el virus, quien se mueve por las líneas de unas cuadrículas, que representan los chips y circuitos integrados de todos estos inventos que el científico quiere boicotear. Tenemos que conseguir llenar las líneas de energía con un flujo verde, el virus, para infectar los sistemas, en pequeños puzles que se solucionan en una única pantalla. Para lograrlo podemos girar las casillas –no siempre todas-, y trazar el camino correcto desde el núcleo a todo el circuito para que se ilumine de verde y así poder completar el nivel. Como si estuviéramos creando un entramado de tuberías para que circule el agua.
Al principio es muy fácil superar las fases, la solución es obvia, y nos picaremos en hacerlo en el menor tiempo posible para conseguir la medalla de oro, plata o bronce, que se da en relación al poco tiempo que hayamos tardado en dar con la solución y ejecutarla. Pero poco a poco la cosa se va enredando y complicando, con laberínticos circuitos, y además se incorporan enemigos que nos ponen las cosas muy difíciles. Si nos tocan nos matan, y reapareceremos al instante en una de las esquinas de la pantalla, pero con una fuerte penalización en forma de tiempo, y si nos quedamos sin tiempo, fracasaremos y tendremos que volver a empezar.
TOM irá recibiendo sus propias actualizaciones, y una de ellas le permite paralizar a los enemigos en un punto concreto durante unos segundos, y si dos de ellos se chocan explotan, lo que es fácil predecir ya que estas arañas que intentan eliminarnos también se mueven por las líneas de la cuadrícula. Pero cada vez van siendo más rápidas y peligrosas, incluso unas que nos buscan, y portan una esfera de energía que si conseguimos pasar muy cerca suya sin llegar a tocarlas, nos proporciona tiempo extra. Hay niveles en los que podemos pararnos a pensar y probar tranquilamente, sin enemigos, otros en las que tenemos que evitar a las arañas, y algunos desquiciantes con decenas de estos arácnidos por todo el escenario, lo que dificulta mucho la resolución del puzle.
Cuando el juego se trata de encajar las "tuberías", de conseguir crear el camino apropiado, por más enrevesado que sea, es cuando más nos gusta. Pero mezclar habilidad y reflejos para esquivar a las arañas, con puzles muy complejos donde debemos estar muy atentos y probar una y otra vez a mover los cuadros, a nuestro parecer no funciona del todo bien, y más que un desafío, los enemigos son un molesto incordio.
También son desesperantes unas fases en las que los circuitos se cubren con interrogantes, y para verlos tenemos que conseguir que colisionen dos arañas iluminando la zona durante unos segundos. Pasado este tiempo otra vez aparecerán los interrogantes, y para seguir con el puzle habrá que provocar otro choque de arañas. Algo tedioso hasta decir basta, una mala decisión de diseño a nuestro parecer, creando un extraño contraste de fases muy satisfactorias y agradables de jugar con otras muy pesadas.
Tenemos seis mundos con un total de 54 fases, y se pueden completar en poco tiempo si estamos sembrados, aunque seguro algún nivel se nos atragantará. Para eso, contamos con unas fichas especiales que nos regalan en contadas ocasiones y que sirven para pasar una fase automáticamente, hacer trampas vamos, aunque ya os advertimos que conseguiremos unos seis de estos "pases" a lo largo de todo el juego. Las diez fases del último mundo son realmente difíciles, y si conectamos con la propuesta y nos apetece pasarnos las 54 fases en oro, tendremos bastantes horas de juego. Si no nos llama eso de hacerlo todo perfecto, pasarse la historia para un jugador sin más se puede conseguir en unas tres o cuatro horas, como mucho.
Pero esto no es todo lo que nos ofrece A Virus Named TOM, y cuenta con un curioso y muy interesante modo cooperativo para cuatro jugadores, local, ya que no se puede jugar a través de internet. Podemos jugar un modo historia entero, son sus 54 niveles, entre cuatro jugadores, y estos no son los mismos que para un jugador, ya que están rediseñados. Hay que colaborar, jugar en equipo, y muchas veces la pantalla está dividida en varios trozos mediante una barrera de energía, por lo que nos tenemos que repartir el trabajo.
Se puede jugar con todas las combinaciones que nos imaginemos de mandos y teclado, ya que al ser un juego que usa muy pocos botones, las cuatro direcciones y dos acciones tan solo, han pensado cómo repartir hasta tres jugadores dentro del teclado, y que juegue otro más con un mando, por ejemplo. O dos mandos y otros dos en el teclado, etcétera. Jugando en compañía gana muchísimo, ya que solos es normal que algún puzle se nos atreviese y no demos con la solución, pero en cambio dos o más personas pensando y proponiendo soluciones hacen que acabemos dando con la respuesta, y nos divirtamos mucho en el proceso.
No es tan inspirado el modo Batalla, en el que se pueden enfrentar cuatro jugadores también de manera local, y consiste en conquistar la cuadricula con nuestro color, trazando líneas y cerrándolas, convirtiendo los cuadrados dentro de este aérea de nuestro color. Podemos definir el tamaño de la cuadrícula, la duración de la ronda, el número de bombas que puede lanzar cada jugador –algo que no tiene la campaña-, y la verdad no es un modo muy inspirado ni al que dedicaremos mucho tiempo, gana por goleada el multijugador cooperativo.
Los gráficos como podéis ver en las imágenes del artículo son en dos dimensiones muy sencillos y funcionales, aunque las escenas de introducción y final de cada mundo están bastante bien, enseñándonos cómo funciona el invento que vamos a infectar, y después cómo lo hemos fastidiado, en unos vídeos muy simpáticos. La música está bien, movidas y pegadizas melodías electrónicas, que ambientan a la perfección, el problema es que son pocas, no muy diferentes entre sí, y si jugamos un rato largo pueden llegar a hacerse muy repetitivas, pese a no estar mal.
Un correcto juego de puzles que no pasará a la historia
No podemos ponerle demasiadas pegas o sacar a relucir muchos defectos, pero tampoco virtudes, y en un género tan competido, con cientos de juegos de puzles para Steam, eso te empuja a pasar desapercibido, a ser uno más. Es entretenido, bien ejecutado, y la mecánica en la que se basa a veces funciona muy bien, y otras se vuelve desesperante o tediosa por decisiones un tanto discutibles, con fases geniales, que se disfrutan pese a ser complicadas, y otras que juegan con nuestra paciencia. Es un buen título de puzles pero le falta frescura o algún elemento más original que le permita destacar entre el resto. En cualquier caso bastante recomendable para los amantes de los rompecabezas, y siempre podéis probar la demo que hay disponible en Steam para salir de dudas, antes de gastaros los casi 10 euros que cuesta.