Análisis de Donkey Kong Jungle Beat (GameCube)
Luego con un interesante parque de bongós instalado se puso Nintendo manos a la obra con el título que nos ocupa, un plataformas ambientado igualmente en el mundo del gorila Donkey Kong y que utiliza el mismo periférico que el juego musical. Veámoslo.
Para empezar Jungle Beat es un juego muy sencillo. Su mecánica es más que simple, avanzar por escenarios sin muchas complicaciones recogiendo el máximo número de bananas que podamos. ¿Y cómo avanzaremos? Usando los bongós (se puede jugar también con un mando normal, pero el juego
Y es ahora cuando entra en acción la palmada. Donkey Kong puede recoger los plátanos simplemente pasando por encima de ellos, pero la puntuación que obtiene al hacerlo no es comparable a la que obtiene en caso de recoger varios de ellos en una misma acción, y esto solo se puede hacer gracias a la palmada. El hacer un clap provoca que Donkey Kong nos imite, haciendo un fuerte sonido y alargando los brazos, que utiliza para coger todo lo que se encuentre a su alcance. Es fundamental, por lo tanto, el empleo de la técnica "salto más palmada", que hace que nos llevemos un porrón de bananas en una sola acción, multiplicándose nuestra puntuación.
Los escenarios, por otra parte, son muy simples y sencillos, por no decir lineales, que está muy mal visto últimamente. Son absolutamente en dos dimensiones, y se juega muchísimo con el salto y las palmadas. Podremos hacer todo tipo de piruetas gracias a elementos como las lianas, muros en los que rebotar, flores que nos catapultan, monos que nos empujan en según que direcciones, burbujas, corrientes de agua o aire... El juego, como ya se ha mencionado, es tremendamente dinámico y arcade. En cuanto nos ponemos a correr por un escenario no podemos parar de enlazar movimientos y saltos, que en el juego se expresan como combos.
Estas acciones harán que la cantidad de plátanos recogidos mientras duren sea multiplicada por el número de saltos o combinaciones que hayamos realizado. Un ejemplo: Vamos corriendo y saltamos a una liana, que nos propulsa a una pared en la que rebotamos y de la que salimos despedidos hacia un lindo monito que nos lanza hacia una flor que nos absorbe y escupe a toda velocidad, para caer en una especie de goma elástica que nos lleve a otra zona del mapa. Durante este casi-infinito combo podremos haber recogido multitud de plátanos, y si hemos empleado correctamente la palmada (cogiendo siempre el mayor número de ellos juntos) nuestra puntuación puede ser de escándalo.
Volvemos al carácter arcade del juego. En nuestra primera partida no seremos capaces de hacer ni la mitad de puntuación que a la segunda o tercera. Nuestra habilidad va in crescendo a medida que vamos avanzando por los distintos reinos del juego, ya que se nos ponen situaciones más complicadas y eso afecta a la dificultad y por lo tanto a la habilidad que nos piden. No obstante la dificultad del título no es muy elevada, ya que la diversión no radica en la complicación de los niveles, sino en la repetición de ellos con la intención de mejorar nuestra puntuación y obtener todos los emblemas (medallas que nos dan por superar una determinada marca) que podamos.
El desarrollo del juego es el siguiente: al principio del podemos empezar en un reino a elegir entre cuatro que se nos ofrecen, pudiendo escoger cualquiera sin miedo ya que no guardan relación alguna. Hay que decir que el juego carece completamente de historia, los niveles son independientes y no ofrecen continuidad. Es simplemente jugar. Cada reino consta de dos niveles de corta duración (unos 5-10 minutos según nuestra habilidad, la gracia está en batir marcas) en los que definimos lo que serán nuestros puntos de vida (las bananas que recojamos) en la lucha contra el Rey del reino. Así se ve de nuevo la importancia que tienen las bananas en el juego, que no se limitan a ser una mera puntuación.
En cuanto a los jefes finales, se repiten cuatro a lo largo del juego, que aunque van desarrollando nuevas habilidades que nos pondrán en mayores apuros a medida que avancemos, conservan la misma mecánica siempre. Es muy importante combatir bien contra dichos jefes, ya que por cada golpe que nos asesten perderemos un número determinado de plátanos, que habremos conseguido en los anteriores dos niveles, hasta llegar a cero, lo que significa nuestra muerte (aunque esto también puede darse en los niveles, pero es casi imposible morir en ellos). Luego después de derrotar a nuestro enemigo se restarán los plátanos que nos haya quitado con sus golpes y se establecerá nuestra puntuación final del reino, sobre la cual se otorgan los emblemas.
Hay que remarcar también la importancia de estos objetos, ya que serán las llaves que abran nuevos reinos. Aunque los reinos aparezcan ordenados de cuatro en cuatro, no podemos jugar en ellos hasta acumular un número determinado de emblemas, por lo que si en un momento dado (que si llega, lo hará avanzado el juego) no podemos continuar desbloqueando, hay que volver a rehacer algún nivel e intentar conseguir un emblema superior.
Y esto es principalmente Donkey Kong Jungle Beat. Existen algunos elementos más que dan gracia al juego, como por ejemplo los enemigos. Éstos abundan a lo largo del juego, y van desde pequeñas ratillas o monos ninjas hasta enormes y espantosas pirañas. Cada enemigo tiene una forma propia de ser eliminado, pero lo más habitual es que usemos nuestro ataque sónico para atontarles y posteriormente machacarles a puños con los bongós. Tras morir, todos los malos dejan unos cuantos plátanos que añadir a nuestra colección., por lo que son muy importantes para la puntuación. Los diseños de enemigos son muy originales, en la línea de Nintendo, y está todo impregnado de un aire cómico. Otro elemento a tener en cuenta son las pequeñas flores, que al recoger cien en un mismo nivel nos premiarán con 100 plátanos.
También hay que mencionar a los amigos de Donkey Kong. A lo largo del juego nos encontraremos con otros animales con los que jugar para superar diversos retos o partes, como el rinoceronte (para dar largos saltos y arrollar con todo), el pájaro (para volar hacia zonas superiores o la orca (que nos traslada de un sitio de la fase a otro). En cuanto a los jefes finales, como ya he mencionado hay cuatro distintos más el final del juego. En los primeros enfrentamientos sus habilidades serán muy básicas y no nos costará casi nada derrotarles, pero según avance el juego los escenarios se irán complicando y nos pondrán en más apuros.
La variedad en los reinos es un punto muy a favor del juego. No hay un reino igual a otro, ni parecido, ya sea por la variada ambientación de cada uno o por los retos que en ellos se nos plantean. Varios niveles consisten simplemente en echar una carrera a otros peces u otros pájaros.
Y para los que aun tengan dudas acerca del control que ofrecen los bongós, decirles que no se preocupen. Si bien es cierto que la precisión que ofrece la palmada no es toda la deseada (hay veces que no la acepta porque no la damos bien, o con un pelín de retraso que nos hace perder el combo, etc.), existen otras formas de conseguir que DK haga esas acciones, como golpear levemente un lado de los bongós o simplemente meter un grito, que acepta como palmada. Cada uno encontrará más cómodo y divertido jugar de una manera. Los parches, por su parte, van a la perfección y no podemos quejarnos de su precisión o comodidad. El juego tiene un control sencillísimo y no es complicado ejecutar ningún movimiento (salvo algún salto, quizás), así como encadenar combos o acabar con los enemigos. ¡No hay nada que un poco de práctica no pueda vencer!
Musicalmente el juego no es gran cosa, suenan las típicas melodías de los juegos de Donkey Kong pero en general la banda sonora no brilla mucho. Ni los efectos son particularmente asombrosos, todo se limita a cumplir su función. En absoluto es Donkey Konga.
Para concluir, el juego se vende actualmente en dos formatos, uno más caro con una caja de cartón y los bongós y otra más barata en caja DVD estándar de GameCube, que incluye un decente manual a color con lo más destacable del juego.