Análisis God Eater 3, el juego de caza mayor de Bandai Namco (PS4, Switch, PC)

El éxito de Monster Hunter permitió que desde hace una década numerosos estudios buscasen repetir el fenómeno de Capcom, cada uno con sus variantes y temáticas, pero todos girando sobre el mismo concepto: caza de grandes enemigos, acción y rol. Muchos han sido olvidados, como Lord of Arcana de Square Enix, otros gozaron de un mejor recibimiento como Freedom Wars o Soul Sacrifice, y algunos títulos incluso se han convertido en saga como Toukiden y God Eater.

Con la lenta desaparición de las portátiles, ciertos títulos se han adaptado a las domésticas con nuevas posibilidades y mayor espectacular. Ahí tenemos Monster Hunter World, que ha demostrado que este estilo de juegos puede ser un éxito también en la pantalla grande, y Toukiden 2 se expandió en un mundo abierto a la vez que mantenía el peso de su narrativa. God Eater 3 es la nueva apuesta de Bandai Namco por asentar sus criaturas en el género, y lo hace con una entrega que no está diseñada para portátil a cargo de nueva desarrolladora, Marvelous Entertainment en lugar de la habitual Shift –ahora ocupada con Code Vein-. ¿Ha cambiado mucho la fórmula? Pues para bien o para mal, no tanto.

Al inicio del juego nuestro protagonista, hombre o mujer, es un mero prisionero que se transformará en un God Eater –y de hecho, en una nueva raza todavía más poderosa, los Adaptive God Eaters-. Son la última esperanzas de una humanidad que está a punto de desaparecer a manos de los Aragamis, los monstruos inmunes a las armas convencionales. Por supuesto, nuestras habilidades en el combate se irán revelando como muy efectivas y más adelante dejaremos de ser considerados esclavos en esta guerra por la supervivencia.

Encontraremos pocas diferencias en la jugabilidad respecto a God Eater 2 salvo la lógica ampliación de nuevos Aragamis de ceniza que entran en modo ira, nuevas habilidades, movimientos –una embestida con el escudo, perfecto para perseguir presas- armas celestiales y las zonas a explorar. Podremos añadir afinidades elementales, activadores de aceleración –por ejemplo, aumentos de daño al cumplir unas condiciones- crear y mejorar las armas, o asignar habilidades para ataques en tierra, aire o fintas; en definitiva, los aspectos roleros de este género.

Por resumir, dispondremos de la habitual colección de armas que van desde el cuchillo a varios tipos de espadas, el mazo, la lanza, el anillo, los gemelos o la guadaña, cada una con un estilo de juego diferente en cuanto a velocidad, rango de acción, combos y tipo de daño –tajo, aplastamiento o perforación-. Por citar un caso concreto, las Guadañas variables pueden cambiar de forma para aumentar su alcance gracias a añadir cuchillas -más facilidad para encadenar ataques e incrementar el daño-.

Además, disponemos de escudo y la transformación de las armas celestiales; si bien la forma habitual es de arma blanca, son transformables en armas de largo alcance con sus propias categorías y munición. Lógicamente al inicio estaremos un poco limitados en opciones, pero con el tiempo las combinaciones para editar al personaje a nuestro gusto son casi infinitas. Y para conseguir recursos no olvidamos otra de las particularidades de la saga: la devoración con nuestras armas "vivas" en su forma de depredador, que también obtienen una energía de los Aragami que permite entrar en modo Ira, con mejoras en la efectividad de las armas y desbloqueo de las artes de Ira.

El desarrollo de la partida no ha variado mucho con God Eater 3; desde nuestra base o cuartel general charlamos con el resto de personajes para que avance la historia, gestionamos nuestro equipamiento o los compañeros –hasta tres más con inteligencia artificial o en cooperativo online, ocho en misiones de asalto-. Si queremos participar en una misión, la seleccionamos y el juego nos lleva a un mapa relativamente pequeño donde cumplimos la misión -generalmente eliminar a todos los enemigos de la zona-.

Quizás God Eater 3 no ha sabido evolucionar tanto como su competencia. No defraudará a los seguidores de la saga: es el mismo esquema de siempre, pero a todos los efectos sufre las mismas limitaciones jugables que los episodios de portátil, con la diferencia de que en este caso no existe versión para PS Vita. No hay interacción con el entorno y la distribución por misiones cortas, que rondan los 5 o 10 minutos, es más propia de los orígenes de PSP. No esperábamos una producción a la altura de Capcom, pero incluso Omega Force dio buenos pasos adelante con Toukiden 2 para dar consistencia a su mundo.

Incluso con los aspectos que menos nos han sorprendido, God Eater 3 sigue siendo muy divertido de jugar y es bueno que exista variedad de propuestas. God Eater es una saga más rápida y frenética que Monster Hunter, puedes jugar al estilo slash’ em up y cuenta con rápidos movimientos de evasión o ataques aéreos que permiten lucirse con el sistema de combate. Es verdad que no sientes en las animaciones el peso y la fuerza de cada golpe, o que es difícil prever muchos de los ataques enemigos –algo que en otros juegos de caza mayor sí dejan claro con su comportamiento-, pero no dudamos que ambos juegos pueden convivir sin problemas: dentro de sus similitudes hay matices.

Aun así, hay algunos aspectos a pulir en su jugabilidad. La cámara en especial se vuelve muy caótica en espacios cerrados o con los Aragami más grandes. Puedes fijar un objetivo concreto, sí, pero normalmente eso te puede hacer perder de vista a otros enemigos cercanos y recibir daño desde fuera de la pantalla; además, estos objetivos se pierden cuando la criatura entra bajo tierra, así que no es del todo práctico.

La saga God Eater siempre se ha inspirado en la estética anime, y God Eater 3 no iba a ser menos. Técnicamente podría colar por un título de la pasada generación, pero el diseño de los personajes y los Aragami –con varias decenas de clases diferentes- mantienen mucha personalidad con sus aspectos entre demoníacos y robóticos. Sí es, por supuesto, un salto visible respecto a la calidad visual de portátil o God Eater 2: Rage Burst en domésticas, pero no tanto como podríamos desear. La banda sonora con toques épicos -orquestal, con coros- encaja a la perfección con el juego.

Conclusiones

Sería un error considerar a God Eater 3 un "hermano pobre" de Monster Hunter World porque van enfocados a un público diferente. La acción rápida de Bandai Namco gustará a aquellos que prefieran algo más similar a un slash’ em up que a la parte estratégica de los juegos de Capcom, jueguen en solitario o en compañía –que es lo preferible-.

La lástima es que pese a no lanzarse en portátiles, el desarrollo y las limitaciones jugables de esos sistemas todavía permanecen, y no explota las ventajas del hardware no ya a nivel gráfico, que también, sino jugables. Es la fórmula God Eater, con una mejora visual, nuevas criaturas y habilidades, pero no un punto y aparte en la saga suficiente como para expandir su base de seguidores.

Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Bandai Namco.