Esta semana traemos a un compositor que si bien ha tenido una fructífera carrera fuera de los videojuegos, con apenas unas pocas incursiones se ha ganado el afecto de muchos jugadores, hasta tal punto que seguramente muchos todavía no sepan nada sobre sus variadas contribuciones para el anime y la gran pantalla en el país del sol naciente.
Hablo de Kow Otani, músico conocido en especial por la tremenda banda sonora original de Shadow of the Colossus y respetado por el buen hacer en cada uno de sus trabajos. Ahora que ya sabemos que no será el encargado de poner música al esperado The Last Guardian, podemos dedicarle una entrada por sus obras previas, que bien lo merecen.
Entre criaturas del fantástico
Las primeras andanzas de Otani fueron junto a Yuji Saito trabajando para su compañía de producción musical IMAGINE Co.,Ltd. Allí conocería a compositores como Hayao Matsuo (Front Mission 3, Ogre Battle 64, Hellsing Ultimate, Jojo’s Bizarre Adventure, arreglista de los Shenmue y algunos Dragon Quest…), Shinji Miyazaki –al que ya mencionamos como máximo encargado del anime y las películas de Pokémon– y los indivisibles Kohei Tanaka y Shiro Hamaguchi, que a pesar del primero ser una leyenda del anime desde Gunbuster y el segundo haber sido arreglista de Final Fantasy, les une ser los músicos de One Piece. Muchos otros grandes compositores japoneses han salido también de IMAGINE PROJECT.
Su música haría aparición por primera vez en City Hunter 2, la segunda temporada de la mítica adaptación policial realizada por Sunrise del manga del mismo nombre, en la que compartiría pupitre con Masaya Matsuura y el músico principal del anime, Tatsumi Yano. Aquí nos dejaba ya tremendos temas de la talla de "Domino Target" y "Lady in the Dark". Más adelante repetiría en City Hunter 3, además de colaborar en la música de El bosque de Tallac y en la grabación del piano para una canción de SIlent Möbius.
A principios de los 90 se engancharía a la carrera de Shusuke Kaneko, desde las iniciales películas menores hasta la entrada en los kaiju de la Toho con esa Gamera: Guardian of the Universe de 1995, el fantástico resurgir de la tortuga gigante de la compañía. Aquí se empieza a notar ya el característico toque orquestal de Kow Otani, un gran heredero del estilo de Akira Ifukube, el que fuera el compositor original de las películas de Godzilla, como lo fue en su momento también Koichi Sugiyama según vimos en su artículo de VGM.
Tras esta incursión llegarían Gamera 2: Attack of Legion y Gamera 3: The Revenge of Iris para completar la genial trilogía, que fue recogida en CD por el sello Tokuma Japan. Y tan solo un par de años más tarde nos dejaría el magnífico crossover Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack, una de las películas más queridas por los fans de las maquetas y los monstruos creados por Ishiro Honda. Esta sería su última colaboración en el género hasta la fecha, pero sí que volveríamos a escuchar su música épica sacada de la vieja escuela de cine japonés, ya que la llevaría hasta los videojuegos.
Durante esos años mantendría un alto nivel de trabajo en el anime con Mobile Suit Gundam Wing y la secuela Endless Waltz, la saga Future GPX Cyber Formula, Tenchi the Movie 2, Outlaw Star o las adaptaciones videojueguiles de Night Warriors: Darkstalkers’ Revengevy Wild Arms: Twilight Venom. Más adelante también nos dejaría Eyeshield 21, Pumpkin Scissors, Ghost Slayers Ayashi, Blade of the Inmortal, Blade of the Phantom Master, Tokyo Magnitude 8.0, .hack//Quantum o la notable película de Keiichi Hara Colorful, entre muchas otras bandas sonoras su cosecha.
A la sombra de Dormin
Además de su relación con los videojuegos a través de las adaptaciones para OVAs y series de anime, Kow Otani daría el salto al ocio interactivo en 1995 con Philosoma, el shoot’em up de naves publicado por SCEA para PlayStation. Luego llegaría el Macross Digital Mission VF-X, también de PlayStation, y sus colaboraciones con arreglos y piano para el Fire Emblem: Thracia 776 de Super Nintendo y la BSO de Wild Arms 3 de PS2.
En este momento llegaría su primera BSO de videojuegos ampliamente recordada, la del genial juego de aviones para PS2 Sky Odyssey, que destaca como pocas lo hacen. En dicha aventura para surcar los cielos nos dejó grandes piezas como "Courage", "Stress", "Fretful", "On Your Way", "Customize Plane", "Briefing 1" o "Tension", entre una larga lista. En 2005 colaboró grabando un tema para el juego Heavy Metal Thunder de Media.Vision.
Y llegamos a su magnum opus, finalizada en octubre de ese mismo 2005 para el proyecto de Fumito Ueda y su Team ICO titulado Wanda to Kyozou, también conocido por Shadow of the Colossus. Con razón su trabajo en este juego se convertiría en el más querido y se llevaría premios como el "Soundtrack of the Year" que le dio Electronic Gaming Monthly, puesto que nos encontramos sin duda ante una de las mejores BSO de los videojuegos.
Wander and the Colossus Original Soundtrack: Roar of the Earth es el nombre de la BSO en CD que lanzó King Records con 42 pistas que conforman la fusión entre épica clásica, música étnica y world music grabada con cuerdas (Masatsugu Shinozaki Group), piano, fagot, oboe, clarinete, flautas, corno, trombones, trompetas, percusión y el coro Gey's AX.
El juego se inicia con la música de "Prologue ~The Ancient Land~", una tranquila pieza que nos transporta a las ancestrales ruinas de la Tierra Prohibida mientras Wander llega a lomos de Agro en la secuencia de introducción. Le sigue la también mística y magnífica "Prohibited Art" junto con "Commandment" y "Resurrection", algunos de los temas que conforman la parte étnica y suave de la banda sonora. En contraposición, la épica de la orquesta nos visitará en los encuentros con los colosos, como en la inseparable dupla "Grotesque Figures" / "The Opened Way", que tanto nos recuerdan a la etapa Gamera y que tantos elementos guardan con las obras de Mussorgsky antes de llegar al clímax.
Tras la tormenta llega la calma, y "The End of the Battle" será la serenidad que nos invada durante la aventura cada vez que derrotemos a un coloso. A partir de aquí se intercalan piezas cortas para momentos puntuales como "Green Hills", "Lakeside", "A Closed Off City" o "Sanctuary" con los estruendos de tensión para los colosos, desde esos "Sign of the Colossus", "Silence" y "Creeping Shadow" a modo de aviso hasta los fuertes "Revived Power", "A Violent Encounter", "Liberated Guardian" o "Gate Watcher of the Castle Ruins".
Entre las que faltan por nombrar quedan algunas de las mejores composiciones del juego, en las que entra ese maravilloso "The Farthest Land", la vertiginosa coral para Malus que lleva por título "Demise of the Ritual", la larga pieza final "Epilogue ~Those Who Remain~" y el que seguramente es mi segmento musical favorito, ese "The Sunlit Eart" que sigue el vuelo del halcón para desaparecer en los créditos finales. A partir de la pista 36 son todo temas descartados, aunque "Memories" se utilizó en la versión europea para los extras.
La última colaboración que ha hecho Kow Otani en videojuegos hasta la fecha ha sido en Sengoku Basara: Samurai Heroes de Capcom –conocido en Japón como Sengoku Basara 3, no confundir con la versión UTAGE– aportando tres de los temas más importantes del juego con su sonido inconfundible, que son "Bonds", main theme del menú, "Will" y "Life". Otani lleva unos tres años en período de descanso desde su último anime, solo esperamos que vuelva pronto a deleitarnos con más trabajos musicales de su nivel.
