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Cada semana, un artículo sobre música de videojuegos.

'Tales of Old'. La armonía de los Souls

Un repaso musical a la saga de From Software, desde Demon's Souls al nuevo Dark Souls III.

El mes de abril viene bien cargado de novedades importantes, y si hay una que no se podía pasar por alto en esta sección es Dark Souls III, la nueva entrega de la franquicia que llega esta misma semana, esperada por toda una legión de recolectores de almas.

Por ello, con motivo del lanzamiento VGM os trae desmenuzado todo el menú musical que nos ha ido dejando la serie Souls desde su concepción hasta esta entrega de despedida, a excepción eso sí de Bloodborne, que tendrá su propio apartado dedicado en el futuro.

Aria de la Royal Mistress

En la edad de los Antiguos, en un tiempo cubierto por la niebla… From Software era una tímida compañía japonesa que trabajaba haciendo modestos dungeon crawler, aventuras de terror y títulos de acción con gigantescos mechas. Tras una larga y notable colección de juegos a sus espaldas, pasarían a la primera línea cuando en 2009 deciden retomar junto a SCE Japan Studio aquellas viejas ideas de sus King's Field y Shadow Tower.

Así nace Demon's Souls, y con él, una de las sagas de videojuegos más queridas en la actualidad. Y no es para menos, porque su condición de experiencia única va más allá de la imponente sensación de desafío o de su excelente diseño de niveles, llega hasta la misma banda sonora. Una tarea que iniciaría Shunsuke Kida –compositor de la cantera de Bemani, división de juegos musicales de Konami– con un buena hacer un tanto especial.

El estruendo de la percusión orquestal y la voz de soprano solista abren la cinemática de introducción, que se completa con cuerdas, órgano y un coro de barítonos en un siniestro cromatismo que lleva por nombre "Demon's Souls". De ninguna otra manera que no fuese esta pieza, hoy ya una de las más características de la saga, nos podía dar la bienvenida.

Al más puro estilo del crescendo en el «Invierno Op.8, RV 29 de Vivaldi aparece "The Beginning", acompañando con desolación al prólogo narrado. Aquí se confirma que esto es fantasía oscura, y que la épica se trata de otra manera, flirteando con el horror y con el profundo pesar que inunda los lugares y personajes del juego.

La tercera pieza inicial en discordia es "Tales of Old", que sin abandonar por completo el tono de las anteriores nos cuenta un poco más del trasfondo del juego en la visita al Monumental.

A partir de aquí todo es distinto. Las escenas dejan paso a una forma de juego puritana en la que reina el silencio, solamente roto por el doloroso sonido de los golpes. Esto no solo hace que el signo de pausa musical cobre protagonismo, sino que también lo harán los jefes, que son el epicentro y el disparador de la BSO. Las excepciones son la tranquila "Maiden in Black", que ambienta el Nexo con su arpa, y "The Nexus", el órgano que la sustituye una vez hemos avanzado lo suficiente en las distintas zonas del juego.

Entre los temas de jefes destacan "Phalanx", el coro de "Tower Knight / Penetrator", la procesión del "Dragon God", las lúgubres teclas de "Fool’s Idol", "Leechmonger", el clave del "Old Monk" o "False King Allant", que rescata el motivo de la intro con órgano tubular. Utilizan percusión con vientos graves como el fagot o la tuba y elementos del barroco.

Sin embargo uno de los temas cruciales en la banda sonora es el de "Maiden Astraea", un lento praeludium de desconsuelo que nos hace querer expiar nuestros pecados. "The Old One" es la genial apoteosis que nos lleva a los créditos, en los que escucharemos una composición distinta en función del final obtenido: "Return to Slumber" o "One Who Craves Souls". Toda esta estructura marcará de principio a fin el curso armónico de la saga Souls.

Sonata de piano para el Señor de la Ceniza

Por cuestiones de derechos, la siguiente entrega pasa a llamarse Dark Souls, que ahora estará bajo el paraguas de Bandai Namco. Junto con el cambio de nombre viene también un cambio de compositor, nada menos que por Motoi Sakuraba, que como bien sabrán los seguidores de la saga Tales tiene buen contacto con esta compañía. A pesar del cambio, Sakuraba seguirá los idénticos pasos de su predecesor, aunque con un toque distintivo.

El "Prologue" es casi tan oscuro y retorcido como acostumbraba Demon’s Souls. Claro que aquí empezaremos a escuchar más el arpa, como en ese "Souls of Fire" del menú de cargar partida o en el característico "Firelink Shrine" –correspondiente a la zona tranquila, igual que hacía el tema de Maiden in Black– con un aire propio de la Sarabande de Händel.

Algunos cortes memorables son el combate contra "Taurus Demon", la infernal marcha de coros y cuerdas para "Bell Gargoyle", los lamentos de "Pinwheel", la triste pieza de "Great Grey Wolf Sif", "Priscilla", "Seath the Scaleless", la música fúnebre y abisal de "Gravelord Nito" –que usa graves voces de bajo profundo– o la letal fanfarria de "Ornstein & Smough". Mención aparte merece el tema de "Dark Sun Gwyndolin", que no es único puesto que lo comparte con la Mariposa Lunar, igual que sucede con el Demonio ciempiés y el de Aries.

En esta entrega tendremos zonas fuera del santuario central en las que escucharemos música: Dominios de Queelag ("Daughters of Chaos"), Lago de Ceniza ("Ancient Dragon") y la Cámara de la Princesa ("Gwynvere, Princess of Sunlight"). Estos temas se encuentran entre los mejores de todo el juego, no nos hacen echar de menos el silencio de rigor.

Pero si hay un tema que destaca por encima del resto es la partitura para doble piano que nos reserva Sakuraba con "Gwyn, Lord of Cinder", un momento que se graba a fuego. Así los créditos dan paso a la fantástica "Nameless Song", que nos deja un final de ensueño. Puede decirse sin miedo que las partes vocales son grandes protagonistas en el juego.

El DLC Artorias of the Abyss, incluido en la Dark Souls: Prepare to Die Edition, nos trae algunas piezas nuevas, de entre las que destacaría la de "Kalameet". También tenemos una nueva área ambientada, el Cenador de Batalla de Estoicismo ("Battle of Estoicism").

Alma de Diablesa de la Canción

Al llegar a Dark Souls II se une la compositora Yuka Kitamura, que aunque todavía en un rol menor, será clave más adelante en la saga. Además veremos cambios en la orquesta, que a pesar de ser virtual adquiere grandilocuencia y refuerza la línea épica de la BSO sin llegar a perder todos los ingredientes de Shunsuke Kida, solo cambiando las proporciones.

"Departure" acompaña al despliegue de la cinemática inicial como es tradición, mientras la ración de arpa nos vuelve a llegar en el menú con "Fire Keepers". La zona de descanso, "Majula", nos deja el mismo motivo pero esta vez lo protagoniza el sonido de los idiófonos.

Entre las criaturas de Sakuraba debemos destacar al "Dragonrider", "Darklurker" con su sinfonía de oscuridad, la dantesca danza del "Skeleton Lord", "Mytha, the Baneful Queen", el imponente "Ancient Dragon", la mustia melodía en "Aldia, Scholar of the First Sin", las brillantes notas que nos presentan a "King Vendrick" y sobre todo la fascinante fusión de leitmotiv que forman "Nashandra" / "Queen of Drangleic", los cortes especiales de la BSO. También se reutiliza el tema de las gárgolas de Dark Souls para las Belfry Gargoyles.

Por su parte, Kitamura nos deja también algunos temas a recordar, como "The Pursuer", "Old Dragonslayer" o el de "Velstadt, the Royal Aegis". El juego concluye con "Longing", un nuevo tema vocal de Sakuraba interpretado por Emi Evans, igual que Nameless Song.

La trilogía DLC The Lost Crowns, incluida en Dark Souls II: Scholar of the First Sin, añade nuevas piezas que se encuentran en lo más alto del juego, con "Elana, Squalid Queen", "Sinh, the Slumbering Dragon", "Burnt Ivory King" o la magnífica cantata de "Sir Alonne".

Último concierto de muertes

Y llegamos al presente. En este tiempo hemos recibido Bloodborne para PlayStation 4, que aunque como decía lo trataremos de manera independiente a la saga Souls, sí que conviene mencionar algunos detalles de pasada. Dark Souls III recoge elementos de dicho juego y muchos de ellos llegan hasta la misma BSO, empezando por los compositores.

Yuka Kitamura pasa a ser la compositora principal, apoyada todavía por Sakuraba, pero también por Tsukasa Saitoh y Nobuyoshi Suzuki, que colaboraron con ella en la fantástica música de Bloodborne. Esto se ve reflejado en las partituras, tan tétricas y ostentosas que ya casi nos recuerdan más a obras de terror, como la oscarizada creación maestra de Jerry Goldsmith para The Omen (1976). Por supuesto se recupera la orquesta real con el coro de la Filarmónica de Tokyo e incluso volvemos a tener la voz de KOKIA, la cantante japonesa que grabó las inolvidables secciones vocales femeninas de Demon's Souls.

Todo este cóctel volverá a erizarnos el vello ya desde el menú de juego con ese inmenso tema principal titulado "Dark Souls III" en el que KOKIA teje un cántico que nos ha atrapado. No sabemos si se repetirá el impacto musical que dejó Kida-san con Demon's Souls, pero podemos asegurar que al cierre de la tetralogía, la calidad sonora está asegurada.

Colaborador
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