Los videojuegos están cada vez más cerca del cine (o el cine de los videojuegos). A veces no tiene ya sentido tratarlos por separado, se llevan retroalimentando más tiempo del que pensamos y el tema de la columna de esta semana no es una excepción. Si no, ¿por qué tendría algo que ver uno de los compositores estrella del ecosistema actual de Hollywood con la música de videojuegos?
Pues porque Michael Giacchino no empezó siendo un músico de cine, empezó en videojuegos. El premiado compositor inició su bagaje mucho tiempo atrás, dejando algunos importantes títulos que fueron a su vez una premonición de lo que vendría después. Así que hoy veremos algunos de esos juegos, no sin antes hablar de todo lo que ha hecho después, que da para unas palomitas.
Una ración de blockbuster
La carrera de Michael Giacchino comenzó a virar a principios de siglo, momento en el que saltó a la televisión mientras compaginaba dicho trabajo con el que tenía. El cazatalentos fue J. J. Abrams, que andaba preparando la serie Alias (2001-06) y conocía los juegos que había hecho Giacchino, por lo que se puso en contacto con él para que hiciera la música. Aquel encargo derivó en una gran lista de colaboraciones por muchos conocida, catapultada por el éxito de la serie Perdidos (2004-10)
De manera paralela a sus partituras de televisión fue labrando un nombre en el cine desde la película Los Increíbles (2004), por la que fue nominado a los Grammy. Desde entonces Pixar y Disney son las que marcarían su camino, pasando por Ratatouille (2007) y Up (2009), que le hizo ganar el Óscar a Mejor Banda Sonora Original. Ese mismo año colaboró también en la música de la Star Trek de su compañero Abrams, y más tarde continuaría con las secuelas Into Darkness y Beyond.
Otras películas importantes en las que ha trabajado son Super 8 (2011), Dawn of the Planet of the Apes (2014), Jurassic World (2015), Inside Out (2015), Zootopia (2016), Doctor Strange (2016), Rogue One (2016) –que si no contamos las de los Ewoks, sería la primera sin John Williams– y la nueva Coco (2017), película marcada por la música tradicional mexciana que ha sido muy bien recibida y que todavía se encuentra en los cines.
De oca a oca
Sin embargo, esa es solo la mitad de la historia. Fue la etapa en la universidad la que condicionaría el resto de sus trabajos, ya que mientras estudiaba en la School of Visual Arts de Nueva York vio un anuncio de prácticas sin remuneración en Universal Pictures. Dado que fue el único en solicitarlo, le adjudicaron el puesto de 6 meses, algo que justo nada más acabar le llevaría hasta Disney en L.A. En esa etapa, que compaginó con orquestación en la famosa UCLA, es cuando conocería a buena parte del personal que trabajaba en las películas, en especial a los productores que contratan a los músicos.
Un puesto de productor en Disney Interactive le abrió las puertas. Desde ahí podía contratarse a él mismo como compositor para los videojuegos que producía, haciendo su primera aparición en 1994 con Mickey Mania. La música principal fue obra de Matt Furniss, Andy Blythe y Marten Joustra –todos de parte de Psygnosis UK–, por lo que él solo hizo los temas adicionales en el de Mega-CD.
En Disney Interactive pasaría también en 1995 por el Gargoyles de Sega Genesis y el gran Donald in Maui Mallard, componiendo en ambos junto a Patrick J. Collins. Resulta complicado saber qué temas hizo cada uno, pero desde luego el tema principal o el "Mojo Mansion" son difíciles de olvidar. Y es curioso porque fue productor de The Lion King, pero no se encargó de la música.
Su siguiente parada fue DreamWorks Interactive, que le fichó en 1997 para su juego de PlayStation y Sega Saturn de El Mundo Perdido: Jurassic Park. Aquel encargo iba a ser con música sintetizada, pero le gustó tanto a Steven Spielberg –que era productor del juego– que terminó siendo orquestal, el más temprano caso de banda sonora grabada con orquesta en vivo: la Northwest Sinfonia de Simon James. Los arreglos orquestales estuvieron a cargo de Tim Simonec y el propio Michael, y fue lanzada en CD por Sonic Images Records en 1998 bajo el título The Lost World: Jurassic Park Original Soundtrack from the PlayStation and Saturn Game. Después de aquello cobra aún más sentido que haya sido luego el compositor encargado de Jurassic World (2015) y la inminente secuela.
Continuó haciendo bandas sonoras para DreamWorks Interactive a finales de los 90, como la del Pequeños Guerreros sobre la colosal partitura de Jerry Goldsmith –por si su contacto con el cine no había sido ya lo suficientemente premonitorio– o la del T’ai Fu: Wrath of the Tiger. Aunque fue la del famoso título bélico Medal of Honor de PlayStation la que se ganaría a los jugadores con otra excelente muestra orquestal con Tim Simonec, Simon James y la Northwest Sinfonia.
La más destacada contribución que dejó en videojuegos tiene piezas como "Attack on Fort Schmerzen", "Merker’s Salt Mine", "Taking Out the Railgun", "Panzer Attack", "Rjuken Sabotage" o su majestuoso tema principal, que nada tienen que envidiarle a una buena película del género, nada que ver con las genéricas orquestaciones que se suelen hacer ahora. Medal of Honor original soundtrack recording fue el nombre que recibió el disco que publicó Dreamworks aquel 1999.
Giacchino fue también quien compuso Call of Duty e inició la franquicia, la cual compaginaría con los Medal of Honor durante algunos años. Incluso colaboró junto a Chris Tilton en el tema principal de Black, otro de los grandes títulos de disparos. Pero a medida que se iba metiendo más en el cine fue abandonando los videojuegos a pesar de la buena relación que tenía con ellos, algo que podemos entender dada la cantidad de películas para las que trabaja. Lo que resulta irónico sin duda es que casi todas sean producciones de Disney, la misma compañía que le vio nacer.