Era otra época, eran otros tiempos, y todos éramos diferentes. Es obvio que en el año 1991 todo fuera diferente, pero si hay algo que este año tuvo de especial dentro que aquellos tiempos es que el mundo de los juegos recibió una cantidad de juegos estrella como pocos se han dado.
Sonic The Hedgehog, Street Fighter II, Final Fantasy II, el increíble Three Wonders Sunset Riders y TumblePop en los arcades son una pequeña muestra de aquel pequeño paraíso en el que muchos vivimos en primera persona.
Las recreativas nos regalaban gráficos de ensueño, preciosos parajes inimaginables entonces para un videojuego. Rebosantes de color, ingenio y humor. Pero unos pocos elegidos también fueron los que ya pudieron permitirse una consola u ordenador con corazón de 16 bits.
Mega Drive fue la consola que Sega lanzó para intentar paliar el pequeño fracaso que supuso Master System en Japón. Pero la historia nos hace ver las cosas con la distancia suficiente como para darnos cuenta de qué significó cada consola una vez desaparecida.
Cierto es que es ser ventajista, y que hoy, con los datos en la mano es como comprar un billete de lotería después del sorteo. Pero no por ello vamos a dejar de alabar el glorioso camino que recorrió la 16 bits de Sega.
Mega Drive, (eénesis por otros continentes), se hizo grande por juegos como el de hoy. Sega, de la mano de Disney, se sacó de la manga una serie de videojuegos que hicieron ver a muchos escépticos cómo esta consola era capaz de darnos juegos que recortaban un poco la abismal diferencia que había entre los arcades y las consolas domésticas.
En esta serie de videojuegos en colaboración con Disney, repasamos con anterioridad la serie "de la ilusión", y en ella vimos como el binomio Disney y Sega funcionó con el ratón Mickey a la perfección, ¿Cómo lo haría con el pato Donald?
Donald, el Tío Gilito y los tres sobrinos
Muchos conocemos con tan solo leer el subtítulo quiénes son todos estos personajes. No solo porque vimos muchas de sus películas o series (Patoaventuras), sino porque, aunque no quisiéramos, los veíamos de alguna manera u otra.
Las historias que nos contaba Disney podían abarcar cualquier temática, y la historia que une al videojuego de hoy es una coincidencia... ¿Con aires de premonición?
Lo decimos porque la aventura en la que acompañaremos al pato Donald, está inspirada claramente en Indiana Jones, película dirigida por Steven Spielberg y producida por George Lucas, que ha vendido recientemente su "imperio" a Disney.
Sea como fuere, en aquel diciembre del año 1991 a Disney le gustó la idea de hacer que su pato más famoso hiciera de explorador como el mismísimo "Indy".
Fue lanzado a finales del año 1991, compartiendo portada en sus mercados en Estados Unidos y Europa, pero como vemos, uno alternativo en Japón. Pero, por supuesto, todas las portadas seguían las pautas marcadas por todo dibujante que tuviera que ver con Disney.
¡Otra patoaventura!
La historia nos contaba cómo Donald, ojeando unos libros del Tío Gilito, encuentra el mapa de un tesoro de un rey llamado Garuzia, antiguo emperador del "Gran reino pato". A Donald le salen billetes por las orejas imaginándose cuánto valdría el tesoro de aquel rey.
Rápidamente coge a sus sobrinos, despide rápidamente a Daisy y se va en busca del preciado tesoro... sin darse cuenta que Big Bad Pete está escuchándolo todo y también irá en busca del tesoro siguiendo los pasos de Donald.
Los niveles que nos encontraremos van a estar al aire libre, con algunas zonas dentro de edificios o cuevas y, aunque en principio podemos elegir los primeros niveles, deberemos acabarlos todos para acceder a los otros cuatro niveles.
En algún momento del escenario podremos clavar una bandera que nos ayudará en nuestra misión, ya que si morimos podremos volver a ese punto y no al principio del nivel, como solía ser la norma.
Pero las ayudas también se encontraban en forma de mejoras de nuestra arma, que lanzaba desatascadores infinitos (nada de balas, que esto es Disney). Podremos mejorar los desatascadores, de forma que nos podremos subir encima de ellos a modo de plataforma, o usarlo para colgarnos de algún ave. También usaremos chicle, como buen aventurero-Macgyver.
El juego tiene 7 fases iniciales, de las cuales pasamos a las dos últimas. Pero a pesar de lo que se pueda pensar, es un título algo atípico en cuanto a dificultad, ya que no sigue la particular corriente de su época, en la que la dificultad para acabar con el juego supone un trabajo titánico, pero sí que es tremendamente divertido saltar, deslizarse, engancharse y paralizar a los enemigos durante todas las fases del juego, ya que es un plataformas clásico muy adictivo.
Los gráficos son muy coloristas (para tratarse de Mega Drive) y se nota que Disney sabe elegir los tonos disponibles entre los famosos 512 colores, llenando de vida unos sprites de buen tamaño y bien animados (que no excelentes como en Aladdin, por ejemplo).
La música está a buen nivel, pero quizás un poco por debajo de la serie que protagonizó Mickey, aunque no es mala y acompaña bien en todas las estancias.
Este plataformas desprende un buen hacer que lo encumbró por aquel entonces como uno de los mejores abanderados posibles para dar a conocer Mega Drive al mundo. Y así fue.
Quackshot se convirtió en juego incluido en varios cartuchos en los que había algún otro juego, y demostró de lo que era capaz de dar esta consola a quienes la comprasen. Un plataformas de los de toda la vida, de los que se nos quedan grabados toda la vida...