Hay quien pueda ver este juego y piense que estos pequeños rincones donde nos acordamos de nuestros queridos juegos de infancia y adolescencia son meras pérdidas de tiempo. El juego de hoy, viene a volvernos a recordar que los juegos actuales tuvieron un recorrido, en el cual Frogs and Flies tiene un merecido sitio.
Mirar hacia atrás nos hace acordarnos de nuestros juegos de la infancia, nos sirve para ver cómo han evolucionado nuestros propios gustos o por qué te gustan unos juegos más que otros. Todos empezamos con una consola o un ordenador en esto del ocio electrónico videojueguil, pero lo cierto es que si llevamos mucho tiempo, como si apenas acabamos de descubrir los videojuegos hace pocos años, tendremos ese primer título que nos enganchó.
Y hablamos de esto porque el juego de hoy se sitúa en el año 1982, donde Atari era la reina indiscutible, y donde se estaban empezando a notar los primeros síntomas del casi acontecido fin de los videojuegos en Norteamérica, con Atari a la cabeza en cuanto a culpa de sangre en las manos.
Pero hasta aquel año, los juegos en los que la protagonista era una rana, no eran pocos, y los más destacados eran geniales juegos como Frogger del año anterior a este, nos enseñó cómo hacernos unos expertos ayudando a nuestra rana a cruzar la calle llena de peligros.
Pero nos iremos un poco más atrás en el tiempo para explicar el juego de hoy. En el año 1978 se lanza Frogs, de Sega y Gremlin, un videojuego lanzado en arcades y el cual usaba un ingenioso sistemas de transparencias en el monitor de dos colores para implementar a nuestra rana saltarina en un estanque colorido y estilizado, pintado detrás de la pantalla, y que al ser transparente lograba un efecto bastante increíble.
Este sistema alargaba el escenario también hacia los lados y hacia el jugador con parte del escenario tan real como tangible. Aquí podemos ver cómo se revisa el juego y cómo se usó este mencionado sistema tridimensional sistema en el arcade.
Y ahora llegamos a el año 1982, cuando estos dos juegos han sido lanzados al mercado y donde por aquellos entonces, gracias a Jim Henson y su querida rana Gustavo, hicieron que estos pequeños anfibios estuvieran más de moda. Frogs and Flies es diseñado y programado por Mattel en su división de videojuegos y teniendo en el anonimato a sus creadores, algo que por aquellos entonces cierta compañía estaba revolucionando el mercado al incluir la firma del autor en la portada y en ocasiones en los propios videojuegos.
El videojuego ni siquiera se esmeraba a la hora de esconder el argumento en el propio título, ya que "ranas y moscas" es absolutamente todo lo que vamos a ver en el cartucho, ni más ni menos.
Los gráficos -en las dos versiones existentes- mostraban cómo Atari 2600 ponía de manifiesto sus carencias gráficas, ya que el escenario en la resolución disponible nos recordaba la limitadísima resolución que dejaba Atari 2600 para trabajar con ellos.
Los sprites sí que nos mostraban unas "creíbles" ranas bien animadas, y con el poder de soltar la lengua para atrapar una mosca en el botón rojo Ferrari de nuestro joystick. La versión para Commodore 64 sí que mostraba unos mejores escenarios para la charca al disponer de una evidente mayor resolución.
Las dos versiones tomaban de la mano la misma mecánica sin fisuras al cogerse la mano. Hay dos hojas en un estanque, y deberemos saltar de una a otra en el preciso momento en el que las moscas pasen por nuestra trayectoria de salto. Escogiendo una dirección en la que saltar (esto hace más bien poco) y saltando hacia la presa podremos descubrir si llegamos a la mosca con una precisión de relojero suizo, o si nos pasamos o nos alejemos demasiado y saltamos en vano.
Era un juego evidentemente para niños de 5 a 11 años, y muchos de nosotros lo disfrutamos precisamente entre esas edades ¿o no todo el mundo estaba entre esas edades? Lo cierto es que la mecánica era sencilla, pero para nada fácil, ya que el juego nos da un marcador para cada uno, con números gigantescos que hacen que la puntuación con la que acabemos la partida será quien decida el ganador.
Es curioso hablar de cómo este videojuego del año 1982 proponía una mecánica tan simple pero tan terriblemente adictiva. A veces menos en más, por eso muchos seguimos recordando con cariño y con curiosidad cómo sería una partida contra nuestro hermano, amigo o familiar al que solíamos destrozar en aquella bizarra charca.
Frogs and Flies no es un videojuego que cambió la industria, pero sí fue un juego que demostró cómo poniendo interés en ajustar la jugabilidad y refinar la física (que para entonces, era avanzada) hicieron que aquella charca cobrase vida entre unos juncos cuadrados y unos árboles que para nosotros, sí eran árboles.
