Hace unos días nos hacíamos eco del próximo retorno de Astérix y Obélix al mundo de los videojuegos. Los personajes creados por Uderzo y Goscinny protagonizaron más de 30 juegos a lo largo de las últimas décadas. El primero de ellos en 1983 para la venerable Atari 2600 y el último en 2014, para dispositivos móviles. De entre todos ellos hemos querido destacar uno, por su espectacularidad y porque fue una absoluta rareza: la recreativa de Astérix producida por Konami en 1992.
El término "rareza" puede sonar un poco exagerado, teniendo en cuenta la gran cantidad de juegos para ordenador y consola que ya cargaban los galos sobre sus espaldas, pero no olvidemos que Astérix era un fenómeno editorial principalmente francés y luego europeo. Los esfuerzos de Dargaud por introducir el cómic en Estados Unidos chocaron con la negativa de Uderzo y Goscinny cuando se les propuso cercenar su obra en forma de tiras diarias (tal y como se desvela en el álbum Astérix y lo nunca visto).
De hecho, se les cambió el título y los sprites a algunos juegos de Astérix antes de comercializarlos en el continente americano debido a que la gran mayoría de los yanquis no conocían al personaje. Los juegos del irreductible galo seguían saliendo en consola, pero (salvo honrosas excepciones) no se distribuían mas allá del mercado europeo. Y en mitad de este panorama aparece Konami, decidida a repetir la misma jugada que con Las Tortugas Ninja y Los Simpsons: crear un nuevo brawler inspirado en una licencia con gancho comercial. Aunque en en este caso apostándolo todo al mercado europeo.
Para que os hagáis una idea, para nosotros esto sería el equivalente de ver una recreativa de Mortadelo y Filemón bajo sello Capcom. En Konami ya tenían callo a la hora de tratar con los abogados de las respectivas licencias que habían explotado hasta entonces, pero aquí además se las tuvieron que ver con Albert Uderzo y los herederos de René Goscinny (fallecido en 1979).
Suponemos que el legendario celo de Uderzo tuvo mucho que ver en el asombroso parecido entre los cómics originales y los sprites de la recreativa. A la hora de sacar las capturas para este post, me ha sorprendido ver frames de animación que parecen calcados, literalmente, de las viñetas. Los grafistas de Konami se empaparon a conciencia de los álbumes de Astérix para recrear los siete actos en los que se divide la placa.
Tras elegir personaje (Astérix u Obélix), el jugador (o jugadores, ya que se podía jugar a dobles), abandonaba la irreductible aldea gala en plena bronca vecinal (como no) frente a la tienda del pescadero Ordenalfabetix. Afuera nos esperaba el bosque, los jabalís y, por supuesto, los legionarios romanos.
La mecánica de la recreativa de Konami era bastante sencilla, en la línea de otros brawlers. Contabas con un botón para atacar y otro para saltar. Con dos golpes de stick podías hacer que el personaje corriera y si dejabas apretado el botón de ataque nuestro galo y su obeso amigo comenzaban a ejecutar sus míticos molinetes (aunque si nos pasábamos a la hora de "cargar" el ataque acabábamos perdiendo el resuello).
La gracia de la placa, además de en sus encantadores gráficos, residía en cómo Konami adaptó las reglas de los "yo contra el barrio" al universo de Astérix. El pequeño galo podía barrer la pantalla de enemigos al encontrar una cantimplora de poción mágica, algo que le estaba vedado a Obélix (ya sabéis, se cayó en la marmita de crío y…), por lo que en su caso este superpoder se obtenía con un reluciente jabalí asado.
Para recuperar energía podíamos comer manzanas o recibir un beso de la dulce Falbalá. El amor platónico de Obélix aparecía en algunos escenarios, totalmente ajena a las violentas "golpisas" que se estaban desarrollando). Cada uno de los siete actos de la recreativa estaba inspirado en un álbum de Astérix, tal y como quedaba patente en el prólogo de cada uno (con textos en francés e inglés).
Aunque los niveles no reproducían las diferentes tramas de los álbumes, Konami incluyó algunos villanos emblemáticos, extraídos directamente de sus páginas. Al final del segundo acto (Egipto) no solo nos esperaba el malvado e incompetente arquitecto Paletabis, sino también Iris "el hipnotizador", rescatado de la película Las Doce Pruebas de Astérix.
También hay un paseo en barco sobre el Canal de la Mancha (Astérix en Bretaña), otro en alfombra voladora (Astérix en la India) y un combate final en la misma arena del Coliseo (en un nivel bautizado como Asterix Vs Caesar, aunque lleve la portada del álbum Los Laureles del César).
España, o más bien deberíamos hablar de Hispania, acoge dos fases del juego. El acto 4 (Astétix et Falbala) apenas tiene relación con el álbum original de Astérix en Hispania (que inspira el acto 5). Konami simplemente rescató un par de viñetas del tebeo en el que se mostraba a un bandolero andaluz para crear un nivel situado en las montañas, donde nuestro objetivo es rescatar a Falbalá.
¿Y nuestros amigos los piratas? Estos tenían "el honor" de acoger una de las dos rondas de bonus que nos esperaban entre los diferentes actos. Una de las fases de bonus consistía en desvalijar el barco de los pobres piratas, antes de que el contador de tiempo llegara a cero. La otra era una carrera de cuadrigas, repleta de obstáculos, a pantalla partida.
El Astérix de Konami tenía una dificultad bastante exigente (cuatro golpes bastaban para acabar con tu barra de vida), la detección de los personajes no estaba muy afinada y había poca variedad en el diseño de las tropas romanas (hasta cuatro centuriones gordos llegan a coincidir en pantalla) pero 25 años después sigue siendo el juego del galo más bonito que hemos visto hasta la fecha.
Los diferentes temas de la banda sonora fueron compuestos por cuatro auténticos genios: Michiru Yamane (sí, la jefaza de Castlevania: Symphony of the Night, entre otros), Mutsuhiko Izumi (Solid Snake: Metal Gear II, toneladas de BEMANI), Mariko Egawa (Castlevania 64) y Junya Nakano (X-Men, Tobal No.1, Final Fantasy X). Por cierto, la música del nivel de Hispania tiene un rollete Sunset Riders realmente irresistible.
Muchos habríamos dado lo que fuera por ver la recreativa en algunos de las consolas de la época, pero Infogrames y Sega tenían la licencia bien agarrada para los sistemas Nintendo y Sega, respectivamente. Lo único que sacó Konami al margen de la placa fue una maquinita LCD con la licencia del galo. Y ahí se acabó todo.
¿Llegasteis a ver la recreativa en vuestro barrio? ¿Qué personaje era vuestro favorito a la hora de jugar, Astérix u Obélix? ¿Alguien era capaz de tumbar a los jefes finales del coliseo sin dejarse la paga en el intento? Como siempre, esperamos vuestros comentarios, anécdotas y sugerencias.