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Una mirada semanal al pasado, recordando grandes juegos clásicos y momentos de la historia del videojuego.

SegaSonic The Hedgehog: Tres héroes contra el Dr. Eggman

El debut de Sonic en los salones recreativos.
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Actualizado: 17: 0/0/21:31
'Theat popular little hedhehog is now starting in a new arcade game'. El 'engrish' del flyer japonés es entrañable.

El lanzamiento el próximo verano de Sonic Mania Plus nos ha puesto en bandeja el juego retro de esta semana. Uno de los principales atractivos de esta edición física de Sonic Mania, además de la carátula reversible de Mega Drive y el libro de arte, es la incorporación de los dos personajes que acompañaron al héroe azul en su debut recreativo: SegaSonic The Hedgehog.

Mighty The Armadillo y Ray the Flying Squirrel escoltaron a Sonic en 1993 en una espectacular recreativa diseñada por Sega AM#3 para el hardware System 32. Por desgracia, la máquina jamás fue distribuida oficialmente fuera de Japón a pesar de la popularidad de Sonic en Occidente, quizás porque su peculiar mecánica hacía imprescindible la adquisición del mueble original de Sega, que no era precisamente barato, en lugar de comprar la placa suelta para introducirla en cualquier cabina estándar, como solían hacer los dueños de los salones.

La intro de la recreativa era bastante espectacular. En ella el hardware System 32 mostraba músculo en forma de scaling.

SegaSonic The Hedgehog permitía el juego simultáneo para tres jugadores (cada uno controlando a un héroe) con una mecánica claramente inspirada en Marble Madness. A lo largo de siete trepidantes niveles debíamos guiar a nuestro personaje por escenarios isométricos repletos de trampas, con la ayuda de un trackball y un único botón para saltar.

El malvado Eggman se tronchaba desde su base mientras nos ponía en apuros a lo largo de siete niveles.

A diferencia del clásico creado por Mark Cerny para Atari en 1984, el control de SegaSonic The Hedgehog no era demasiado preciso, ya que Sega prefirió convertir el juego en una experiencia frenética que explotara la velocidad de Sonic y con la que los chavales se lo pasaran pipa fustigando el trackball en compañía de dos amigos.

La placa nos pone en apuros desde el primer segundo. Si no machacas los barrotes con el salto estás muerto.

De hecho, a lo largo de los siete niveles de la placa no abundan los enemigos: nuestro principal quebradero de cabeza serán las trampas dispuestas por Eggman en unos escenarios que, literalmente, llegan a desaparecer bajo nuestros pies, mientras recogemos anillos y echamos el hígado en un desesperado intento de alcanzar la meta de cada fase.

Los niveles estaban repletos de trampas. Aquí había que correr como un poseso para levantar la puerta.

El tercer tomo de The Untold History of Japanese Game Developers de John Szczepaniak, un libro que servidor os recomienda encarecidamente (al igual que los dos anteriores), incluye una interesante entrevista con uno de los diseñadores de la recreativa, Manabu Kusunoki.

Por supuesto, no podían faltar los anillos. Ni la fase de hielo resbaladizo.

En el libro Kusunoki reconoce la autoría del diseño de los dos compañeros de Sonic (Mighty y Ray), confirma cómo se inspiraron en Marble Madness y arroja luz sobre los motivos por los que la recreativa se bautizó como SegaSonic The Hedgehog. Al parecer, en pleno desarrollo Sega perdió los derechos de la marca Sonic por una torpeza administrativa de Sega of America, aunque finalmente pudieron recuperarlos.

En muchos niveles el suelo se venía abajo, literalmente. En esta placa quedarse quieto implicaba la muerte.

Aun así, el mueble llegó a los salones japoneses con ese curioso nombre que Sega ya había utilizado en 1991 para bautizar una atracción para niños (SegaSonic Cosmo Fighter). En 1993 también vería la luz un dispensador de palomitas de maíz llamado SegaSonic Popcorn Shop.

El mueble tenía tres sets de trackball y botón para saltar.

Antes he mencionado que la recreativa no tuvo una distribución oficial fuera de Japón, pero eso no significa que no llegara, en unidades bastante limitadas, a Occidente. Servidor tuvo la oportunidad de jugar con ella a finales de 1993 (o principios de 1994, mi memoria ya me falla), en un salón recreativo que unos japoneses (amigos de mi compañero de Super Juegos Antonio Grepi) montaron en el centro comercial La Gran Manzana de Alcobendas. Aquella gente no escatimó en gastos, y además de SegaSonic The Hedgehog, en su local podía jugarse a muebles tan exóticos como Hologram Time Traveler (la recreativa FMV de Sega que usaba espejos para recrear el efecto de jugar con hologramas) o la versión Deluxe de Virtua Racing (con aquellos cojines que se hinchaban de aire sobre los riñones del jugador para recrear el efecto de la fuerza G en las curvas).

La placa no tenía muchos enemigos, pero cuando aparecían te amargaban la vida. Este jefe, por ejemplo, es un dolor.

La experiencia de jugar con la recreativa original no tiene nada que ver con disfrutarla hoy en día a través del MAME. El peculiar control de la placa, que exigía meterle unos meneos de espanto a la trackball para cambiar la dirección del personaje, obliga a castigar el ratón del ordenador a conciencia (de hecho, la tapa de las pilas voló por los aires unas cuantas veces mientras sacaba las capturas que acompañan a este texto).

En la máquina no todo era correr. También debías mover el trackball frenéticamente para hacer que Sonic trepara.

La dificultad para replicar el control del trackball con un mando convencional fue lo que motivó al Sonic Team, en 2005, a echarse atrás en su intención inicial de incluir la recreativa dentro del recopilatorio Sonic Gems Collection para PlayStation 2 y Game Cube. Un control preciso habría convertido el juego en un paseo, ya que la gracia de la placa radicaba en mover frenéticamente la bola del trackball mientras todo se despedazaba a nuestro alrededor.

Mighty y Ray son los flamantes fichajes de 'Sonic Mania Plus'.

En su momento también hubo rumores sobre una posible adaptación a 32X, aunque jamás llegó a materializarse. El que si acabó visitando el add-on de Mega Drive fue Mighty the Armadillo, como parte del repertorio de personajes de Knuckles' Chaotix.

Eggman era un cachondo. Fijaos en esta trampa estilo ACME. Y lo peor es que picabas y te estampabas contra el muro.

Como curiosidad, SegaSonic The Hedgehog puso voz (en japonés) al trío de protagonistas, además de al malvado Eggman, e incorporaba un segmento final en el que el científico del bigotazo activaba una cuenta de autodestrucción de su base, obligándonos a correr a toda pastilla en busca de la salida. Si no llegabas a tiempo el juego acababa, sin dar opción al 'Continue', dejándote con un chasco de narices.

El final del juego nos obligaba a escapar de la base de Eggman antes de la cuenta atrás llegara a su fin.

¿Llegasteis a jugar con la recreativa original en España? ¿Alguien sabe cómo narices se puede jugar decentemente con ella a través del MAME, sin tener que comprar un Trackball? Como siempre, esperamos vuestros comentarios y anécdotas. Y os animamos a probar la recreativa, vía MAME, si no la conocéis. El control es un tormento, pero tiene unos gráficos preciosos y con amigotes las risas y los piques están garantizados.

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