La Academia de Hollywood ha anunciado sus nuevos requisitos de elegibilidad para las películas que competirán en sus conocidos premios Oscar en el día de mañana. La Academia lleva varios años buscando nuevas formas de ser inclusiva, apostar por la diversidad y garantizar un futuro a numerosos creativos, directores y artistas que no han tenido la oportunidad de ganar visibilidad en las galas. Como símbolo de apertura, se confirmaron cambios en la selección de la mejor película, abriéndose al streaming para 2021 por culpa del coronavirus, y ahora se confirman grandes novedades en las próximas ediciones que buscan evitar una politización de este tipo de situaciones.
Representación e inclusión: las claves
La nueva normativa se ha comunicado a través de la web oficial, confirmando que la iniciativa de la organización no es otra que cumplir con una serie de nuevos estándares de representación e inclusión para la elección de la categoría de mejor película a partir de 2024. "Los estándares están diseñados para fomentar una representación equitativa dentro y fuera de la pantalla con el fin de reflejar mejor la diversidad de la audiencia que va al cine", destacaban en el escrito.
No es una medida nueva, pues los BAFTA llevan años usando una serie de requisitos similares. Sin embargo, la Academia sí ha querido ser aún más transparente, especificando los estándares a cumplir. En este nuevo escenario propuesto por la organización, la película deberá contar con al menos dos de los cuatro criterios establecidos por la nueva normativa.
Change starts now. We've announced new representation and inclusion standards for Best Picture eligibility, beginning with the 96th #Oscars. Read more here: https://t.co/qdxtlZIVKb pic.twitter.com/hR6c2jb5LM
— The Academy (@TheAcademy) September 9, 2020
Estas reglas van encaminadas a ayudar a la representación de protagonistas, secundarios o incluso en facetas como la narrativa de la propia película. Por ejemplo, como destacan en Variety entre los citados protagonistas o secundarios principales tendrá que haber al menos uno que pertenezca a un grupo racial o étnico poco representado, y en el reparto en términos generales, al menos un 30% de los puestos tendrán que pertenecer a mujeres, miembros de otras razas o personas del colectivo LGBTQ+, así como se abre la puerta a incluir una mayor cantidad de actores y actrices con discapacidades cognitivas o físicas, o que sean sordas o con problemas de audición. Esta normativa no es inamovible, ya que el director o el guionista, así como los productores, pueden buscar que la narrativa vaya sobre un tema en concreto de los citados, convalidándose así las reclamaciones sobre el reparto.
Detrás de las cámaras también habrá cambios. El personal que trabaje en la película en cuestión, de cara a ser seleccionada, deberá darle importancia a la contratación de mujeres, personal de la comunidad LGBTQ+ y a las anteriormente citadas personas con discapacidad. El total del equipo de la producción también deberá contar con un mínimo del citado 30% de diversidad, siempre mirando a que los miembros creativos en cargos importantes. Para finalizar, la Academia ha confirmado que las últimas medidas, más relacionadas con el acceso a la industria cinematográfica de los grupos desfavorecidos, buscarán apoyar a las personas de los colectivos y gremios más desfavorecidos en este ámbito, intentando desarrollar publicidad, marketing o distribución cinematográfica.
¿Cambiará la industria del cine con esto?
"La apertura debe crecer para reflejar nuestra diversa población global tanto en la creación de películas como en las audiencias que se conectan con ellas. La Academia se compromete a desempeñar un papel vital para ayudar a que esto sea una realidad", explicaba David Rubin, presidente de la Academia. Está por ver si estos cambios son efectivos al corto y medio plazo, pero pueden ser una buena medida para ayudar a abrir más la industria cinematográfica a colectivos y miembros que no han tenido una representación real a nivel comercial o en temporadas de premios -más allá de los trucos publicitarios y políticos de Hollywood-. De hecho, que la Academia ponga por escrito estas normas, en principio, debería evitar el uso partidista de colectivos, razas o personal con discapacidad. La inclusión es una realidad y no una mera herramienta política. La Academia ya ha comenzado a contar en su círculo de administración y de selección con más mujeres y personas de color, siempre intentando ampliar el espectro de la sociedad estadounidense. Los tiempos cambian, y el cine, fiel reflejo de los mismos, lo hace con ellos.
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