Hollywood daba por perdida la campaña de verano en términos tradicionales, pero albergaba esperanzas. Los principales cines estaban abriendo tras la pandemia de coronavirus, y de repente, todo ha vuelto a cambiar. Los rebrotes y el número de contagiados aumenta día tras día en la segunda oleada del virus, y los exhibidores se resisten a abrir sin las medidas sanitarias correctas. Mientras países como China, Japón o Singapur buscan su normalidad tras meses confinados, y Europa lucha contra los clusters y casos aislados, Estados Unidos está sumida en el caos. Ayer, Warner Bros. decidió retrasar Tenet, el film de Christopher Nolan, todo un símbolo para la recuperación. Hoy, como comentan en Variety, los exhibidores confirman sus peores temores: si otros estrenos se vuelven a retrasar habrá consecuencias catastróficas e irrecuperables para la industria del cine.
Hollywood podría no levantar cabeza en meses
Los cines estaban inmersos en un proceso de apertura que podría haber maquillado los números. De hecho, China levantó su persiana al respecto con grandes medidas de seguridad higiénica y sanitaria, así como con duras restricciones en la distribución y la duración de las películas. Los grandes expositores de Estados Unidos, tras el confinamiento, tenían la esperanza de que después de unas semanas dedicadas a animar al público con películas clásicas, los grandes estrenos llegasen en julio y agosto, maquillando los desastrosos números acumulados tras meses de cierres, retrasos y cancelaciones. La principal cadena de Estados Unidos, AMC, valoró en más de 2000 millones de dólares su pérdidas por este hiato y varias compañías y salas menores, se han visto abocadas al cierre ante la imposibilidad de pagar a sus proveedores y trabajadores. Tenet y Mulan estaban destinadas a cambiarlo todo, aportando un respiro en un verano atípico y muy duro. Pero el retraso indefinido de la cinta de Nolan, que además no tendrá un estreno tradicional en el sentido operativo y económico, lo ha cambiado todo.
Como explican en varios medios, en estos momentos existe una cierta comprensión por la posición poco envidiable que enfrentan los estudios y majors de EE.UU., empresas que se juegan cientos de millones de dólares en el estreno de un film de estas características, en los que los costes de operación y distribución, más los de marketing, pueden llegar a exceder el mismo presupuesto inicial del film. Estrenar ahora, en medio de los crecientes casos de COVID-19 en los principales mercados del mundo, y con estados como Texas, Florida y California, no es una opción. Sin embargo, es de esto último de lo que se quejan las cadenas de cines que miran con desconcierto desde países ajenos a la situación en Norteamérica. Se está fraguando un creciente resentimiento entre algunos operadores de cine internacionales, pues no consideran que la situación en sus países sea la misma que la de Estados Unidos, y por eso piden comprensión.
La taquilla internacional podría salvar la papeleta
"Si la comunidad de exhibición no tiene nuevas películas en los próximos meses, no habrá una comunidad de exhibición. No habrá un mañana. Para la mayoría, si no todas las grandes películas de estudio, entre el 70% y el 80% de toda la taquilla está en el extranjero, y parece que eso se ha olvidado", explicaba un empresario del cine en el Reino Unido. No es una cuestión más. Los grandes estudios saben que los estrenos comienzan a ser rentables en las taquillas internacionales, de las que extraen casi toda la recaudación. Una película como Avengers: Endgame no habría funcionado al mismo nivel económico sin un estreno internacional en países como China, Corea del Sur o Japón. Por eso, las cadenas de cines y las salas ajustan sus planes a las distribuciones de las majors, y en Reino Unido, inicialmente habían fijado las fechas de reapertura del 10 de julio para sus negocios, pero cambiaron sus plazos después de que Tenet y Mulan se retrasaron a fines de junio. "Estamos esperando ver qué sucede con las fechas de estreno antes de tomar una decisión final, porque obviamente es diferente si una película se mueve o si lo hacen", explicaba Tim Richards, consejero delegado de una importante cadena en Reino Unido con más de 90 locales.
Ahora, países como Alemania, Dinamarca, Holanda, Lituania, Polonia, España o Italia sobreviven con sus cines en base a una gran parte de relanzamientos, reestrenos o películas de archivos. Como determinados empresarios explican, este modelo no es sostenible a largo plazo, y el ritmo de estrenos tendrá que llegar en algún momento para restaurar la normalidad. "Indudablemente, gracias a este tipo de programas ver cómo se restaura la confianza del consumidor, pero no podemos prosperar nuevamente como una industria sin un esfuerzo concreto y centrado en los principales lanzamientos", señalan fuentes de la distribución de películas. A día de hoy, regiones como Asia, Europa, Medio Oriente y parte de África, tendrían abiertos gran parte de sus cines, confirmando que hay un gran mercado dispuesto a disfrutar de películas de estrenos. Pero desgraciadamente, debido al diferente empuje del coronavirus, que ha sido más o menos lesivo en según qué países, las reaperturas han funcionado de forma distinta, a escala diversa y eso causa dolores de cabeza a los estudios que sopesan los beneficios de una campaña de marketing global y homogénea o una serie de pequeños estrenos locales.
"Será una catástrofe si Mulan y Tenet se retrasan aún más. Nosotros hemos estado cumpliendo en contra de todos los pronósticos porque no queremos que la gente se olvide de nosotros, pero no sabemos cuánto tiempo podemos aguantar así", explicaba el responsable de la cadena de cines más grande de Francia. La situación es delicada, y los cines piden auxilio.
