Disney+, a través del servicio Star, continúa fortaleciendo su oferta de películas para un público más adulto y adolescente. Este verano estrenará Prey, la precuela de la saga Predator, y desde su irrupción en países como España, Star se ha ido convirtiendo en el hogar de las series, películas o licencias más cañeras. Además de servir como contenedor para todo el catálogo de la antigua Fox, Star también es el canal de distribución de un buen número de producciones originales como esta La Princesa (The Princess), una descarada y directa cinta de acción protagonizada por Joey King (Crazy Stupid Love, Independence Day: Contraataque) y que cuenta con la producción de Derek Kolstad, creador de la saga John Wick con Keanu Reeves. En Vandal la hemos podido ver en adelanto -se estrena en Disney+ hoy día 1 de julio- y os contamos qué nos ha parecido en una crítica sin spoilers.
Una fábula cargada de acción y luchas incesantes…
En La Princesa, la fortaleza de una joven de la realeza, hábil y formidable con la espada, se ve puesta a prueba. Hermosa y tenaz, se niega a casarse en un matrimonio concertado con un sociópata cruel y sanguinario, al cual da vida Dominic Cooper (Preacher). Tras conquistar el castillo en el que habita, este futuro heredero al trono del reino de fantasía en el que se ambienta el filme, decide encerrarla en lo más alto de la más alta torre del castillo.
Atrapada y atada a la cama, un día decide huir, aunque su pretendiente, despechado y vengativo, está decidido a hacerse con el trono a cualquier precio. La cinta viene firmada por el director vietnamita Le-Van Kiet, un cineasta afianzado en el género del terror y la acción que se aventura, por primera vez, en el ámbito de las producciones norteamericanas.
Bastan apenas unos segundos de metraje para darnos cuenta de que en esta película, a diferencia de las consabidas y clásicas fábulas, la protagonista no necesitará de ningún príncipe o ejército para garantizar su salvación, y aunque en un principio podemos creer que nos encontramos ante una suerte de versión de La princesa prometida, nada más lejos de la realidad. Sí, tiene cierto regusto a las producciones de fantasía, espada y brujería más nostálgicas, pero con un sabor netamente actual, plagado de los habituales tics del género de acción y de lucha. De hecho, uno de los aciertos de La Princesa es su gran ritmo, a veces extenuante, que en combinación con su corta duración -apenas una hora y media-, hacen que la trama se desarrolle como un tiro durante casi la totalidad del metraje en base a potentes luchas, coreografías imposibles con espadas y armaduras por doquier y algún que otro flashback.
La historia va intercalando con cierta inteligencia el pasado de esta heredera al trono con su delicada situación actual, todo ello mientras se va zafando de sus captores y entabla combate con los numerosos guardias, villanos y lugartenientes que la custodian en la torre. Su estructura es casi la de un videojuego, en el que la protagonista supera diferentes fases y combates -a cada cual más disparatado y original- y contempla como va despertando en ella una furia cada vez mayor. Una cosa que hace especialmente bien La Princesa es su manejo de la llamada subversión de expectativas. En el ámbito cinematográfico -y en el entretenimiento en general-, es habitual que se den situaciones muy similares en películas o series, con patrones que se repiten una y otra vez de la misma manera o que buscan soluciones similares para su ejecución. Aquí no tienes claro cómo se salvará un personaje u otro, o de qué forma nos sorprenderán en la siguiente habitación o zona en la que tenga que internarse la soberana que da título a la obra.
…que tiene un final algo descafeinado
En este aspecto, y en algunas de sus secuencias más emblemáticas, se tiende a sorprender al espectador, que nunca podrá poner la mano en el fuego por la manera en la que la princesa acabará saliendo indemne de un encuentro o venciendo al enorme e imponente guardia que le impide el paso. Es un poco como lo que sucede con John Wick -la producción de Kolstad destaca- y en gran parte de la filmografía de Guy Ritchie pero, desgraciadamente, no con tanta clase. Si bien La Princesa busca dejarnos con la lengua fuera constantemente, cansados y agotados ante tanto chocar de espadas, y hay alguna que otra set piece inspirada, a la cinta le cuesta algo llegar al final. Es curioso, porque su duración no es excesiva y su ritmo destaca sobre otros apartados, pero da la impresión de no dosificar bien sus cartas y fortalezas. Cuando nos plantamos cerca del final, y se consuma algún que otro giro de guion, La Princesa parece llegar a la línea de meta un poco falta de ideas. Su resolución no está a la altura de las expectativas, y aunque el humor y cierta moraleja consigue enaltecerla, creemos que no habría estado de más plantear su clímax de otra manera.
En cualquier caso, creemos que este pequeño problema no es óbice para condenarla en exceso. La Princesa es una película entretenida, muy divertida y sorprendente en su arranque, y que cuenta con una protagonista carismática a la que parece sentarle como un guante la acción. No obstante, a Joey King la veremos en la esperada Bullet Train con David Leitch (otro padre de John Wick) y parece que seguirá acumulando papeles en cintas de Hollywood tras su éxito entre el público más adolescente. Se lo ha ganado a pulso y en este caso, a golpe de espada. La princesa se estrena hoy día 1 de julio en Disney+.
Hemos visto La princesa en acceso anticipado a través de la plataforma Debut gracias a la cortesía de la agencia Way to Blue y Disney España.