X
Juegos
Foro
Plataformas

Los mejores cooperativos de la generación

Analizamos los títulos cooperativos más importantes de la generación.

El lanzamiento de las consolas de nueva generación es inminente y en Vandal queremos hacer balance sobre uno de los modos multijugador más importantes de una generación que está dando sus últimos coletazos, pero que ha sabido exprimir al máximo y potenciar el tema de este especial: el cooperativo.

Hablamos de potenciar y expandir, pues no es un modo que se haya inventado en los últimos años, sino que gracias a las plataformas online de las consolas actuales y las mecánicas jugables instauradas a lo largo de estos años, se han podido ver y experimentar nuevas formas de jugar con amigos, ya sean físicos o virtuales.

Si bien es cierto que las desarrolladoras han optado por incluir multijugador competitivo en muchos de sus proyectos, aunque el jugador pensara que era innecesario, no han sido menos numerosos los proyectos que han apostado por incluir diversas variantes del modo cooperativo, ya sea con la posibilidad de experimentar las campañas para un jugador con uno o hasta tres amigos más, o bien por modos de juego exclusivos en los que acabar con los infinitos enemigos sería imposible de no contar con la ayuda de otro jugador.

Desde matanzas zombis, hasta juegos de plataformas, pasando por shooters en primera persona, hemos seleccionado los que para nosotros son los juegos cooperativos más destacables de la generación.

Tú y tus amigos... ¡rodeados de zombis!

El tan recurrente género zombi no ha perdido la oportunidad de explotar al máximo la colaboración entre jugadores para sobrevivir a las hambrientas hordas de caminantes.

Algo que supieron plasmar a la perfección en Valve cuando tuvieron la genial idea de desarrollar un título en el que hasta cuatro jugadores lucharan codo con codo y espalda con espalda contra infectados de todo tipo.

Así, en Left 4 Dead -y su continuación- la única forma de que cuatro personas sobreviviesen era el trabajo en equipo y la ayuda mutua, pues en este caso, el daño que podía sufrir el equipo durante cualquiera de las misiones de sus campañas era exagerado. Pues los infectados no eran simple caminantes, sino que un ser mutante, el tank podía acabar con los cuatro compañeros de un embiste y del mismo modo, con la posibilidad de alcanzar el refugio en el que reponer nuestra salud y guardar nuestro progreso con tranquilidad. Así, la mano de un amigo a la hora de revivirte y protegerte era, en muchas ocasiones, la única forma real de superar las campañas en el mayor nivel de dificultad.

Como complemento, la saga incorpora un modo enfrentamiento en el que equipos de cuatro jugadores encarnan a los supervivientes y los infectados, luchando por superar la campaña o sabotearla, respectivamente. Debemos decir que fue toda una novedad y todo un placer poder jugar como tank, witch, jockey, o boomer entre otros, con el único objetivo de impedir que los supervivientes rivales superaran las misiones...pero todo un suplicio estar en el lado superviviente.

Aunque se pudiese jugar con la filosofía de 'a lo loco', la única garantía de éxito era la comunicación y la seguridad al dar cada uno de nuestros pasos como equipo, lo que reportaba al jugador una impagable sensación de satisfacción. Es por eso que lo consideramos -y así muchísimos jugadores- el mejor juego cooperativo dentro del género.

Siguiendo con estas premisas encontramos Dead Island, un juego con cooperativo de hasta cuatro personas en el que los zombis, esta vez, acaban con unas idílicas y tranquilas vacaciones en una isla paradisíaca. La novedad que aporta esta saga al género -pues su continuación, Dead Island: Riptide ya está a la venta- se encuentra en la inclusión de un sistema de clases al estilo Borderlands que dota de gran dinamismo a la campaña cooperativa.

El elenco de personajes no es muy abundante, pero cada uno de ellos cuenta con unas características determinadas, ventajas y limitaciones, por ejemplo a la hora de empuñar unas armas u otras, su resistencia frente a los ataques de los enemigos, o también una rama de habilidades diferentes que se van desbloqueando a medida que acabamos con más y más enemigos. De esta forma, ninguna partida es igual a otra, siendo esencial asumir un rol determinado en función de qué personaje hayamos escogido y sacarle el máximo partido con el objetivo de superar la aventura.

La japonesa Capcom no dejó pasar la oportunidad de seguir desarrollando más y más una saga en la que no deja de ampliar horizontes, Resident Evil, incluyendo un interesante modo cooperativo para dos jugadores en sus dos últimos títulos de acción: Resident Evil 5 y Resident Evil 6. Pese a que ha sido en la última entrega en la que más se ha explotado el modo cooperativo, ambas aportan una experiencia jugable diferente y más divertida de lo que resulta una partida en solitario en la que tendríamos que luchar contra la 'voluntad' de la inteligencia artificial que controla al compañero. De nuevo, un amigo permite una mayor fluidez a la hora de resolver los puzles, mayor facilidad para superar zonas complicadas o jefes finales, y una rapidez de reflejos cuando te encuentras muriendo que impide que aparezca la tan detestada pantalla de Game Over. Ambos son títulos que ganan muchos enteros si se juegan en cooperativo.

Cooperativos en primera persona

El género de acción en primera persona también ha dado lugar a grandes experiencias jugables en solitario, pero también a unas cuantas que se disfrutan muchísimo más acompañado. La diversión y el reto que se alcanza jugando acompañado es, sin duda, una de las mayores que se pueden encontrar en todo el catálogo de esta generación.

La saga Halo es, quizá, una de las más rentables y mejor valoradas de la historia de los videojuegos, algo que se ha ido ganando a pulso desde el lanzamiento del primer título. El buque insignia de Microsoft dio el salto a Xbox 360 en el año 2007 con Halo 3, título que incluía, como mayor baza y evolución con respecto a las entregas previas, un modo cooperativo para hasta cuatro jugadores. Era la primera vez que se incluía el modo cooperativo para cuatro jugadores en una saga cuyo multijugador se centraba en el competitivo, también presente, y los resultados de esta apuesta no pudieron ser mejores, pues consiguió que una vez terminada la campaña no tuviéramos que recurrir al multijugador competitivo para alargar la vida del juego, sino que la rejugabilidad de la misma era infinita.

El reto consistía en superar la campaña junto a tres compañeros en el mayor nivel de dificultad, Legendario y, para quien aún tuviese ganas de más, activar varias calaveras que incrementaran la dificultad hasta el punto de no poder morir ni una sola vez durante toda la misión, pues de hacerlo se reiniciaría, o bien, recuperar salud por medio de los golpes cuerpo a cuerpo. Acabar con los élites nunca fue tan divertido en una saga que, visto el éxito, apostó por el cooperativo a cuatro como elemento característico e identificatorio. Así pues, en Halo Reach y el más reciente Halo 4, se mantuvo esta posibilidad, ya que lo que funciona no se ha de cambiar. Por ello, se dio una vuelta de tuerca más a los modos multijugador cooperativo dentro de la saga, incluyendo el modo Tiroteo -incluido por vez primera en el 'spin-off' Halo 3: ODST- y, en la última entrega, las misiones Spartan Ops.

En el primer modo, el objetivo era superar oleadas y oleadas de grunts, élites, y demás enemigos alienígenas del universo Halo creado por Bungie, en el que era poco probable salir airoso si no se contaba con la ayuda de varios soldados Spartan más. Pese al éxito de dicho modo de juego, 343 industries tomó las riendas de la saga, y en la cuarta entrega decidió prescindir del mismo en favor de un nuevo modo llamado Spartan Ops, consistente en un conjunto de cincuenta misiones cooperativas divididas en diez episodios de cinco capítulos con lanzamiento semanal en el que un grupo de cuatro Spartan luchan contra las fuerzas alienígenas cumpliendo objetivos tales como defender un generador, acabar con un número de enemigos usando todo el arsenal disponible, incluso vehículos, al tiempo que se van conociendo más detalles de la trama como si de una serie de ficción televisiva se tratara. Por todo esto, podemos decir, sin ninguna duda, que se trata de la saga con mejores modos cooperativos dentro del género de la acción en primera persona.

Por otro lado y también en primera persona, encontramos una saga que mezcla el shooter con el rol dando como resultado una jugabilidad exquisita y trepidante: Borderlands. Se ha dicho en innumerables ocasiones que la obra desarrollada por Gearbox bebe de las ideas de Diablo y las adapta, principalmente por el sistema de clases. Tanto en Borderlands como en su continuación, Borderlands 2, el jugador puede elegir un personaje de entre un grupo de posibilidades dependiendo de qué es lo que prefiere y cuál es su forma de jugar; si prefiere manejar un personaje 'tanque', o bien otro más débil y ágil, cada uno con sus habilidades especiales únicas a desarrollar gracias a la experiencia que vamos adquiriendo mientras superamos misiones y acabamos con enemigos en nuestra búsqueda del botín de la cámara.

Hasta cuatro jugadores pueden compartir la misma partida y progresar codo con codo. Pero, a diferencia de otros títulos, en esta saga mayor compañía no implica mayor facilidad, sino todo lo contrario. El hecho de que en ninguna de las entregas se haya incluido un selector de dificultad permite que la misma vaya 'in crescendo' al ritmo en que aumentan el número de personas en la partida. Sin embargo, cuantas más personas haya, existe una garantía de éxito mayor, pues se permite la curación entre compañeros, y la recuperación de compañeros que se encuentren derribados, además de la posibilidad de compartir objetos del inventario, tales como armas, escudos, etcétera. Las dos entregas de Borderlands forman parte de los mejores títulos cooperativos de la generación.

Acción en tercera persona

Además del shooter en primera persona, su más exitosa variante, en la que la acción se representa desde el hombro del personaje y no desde sus propios ojos, ha sido explotada con excelentes resultados durante estos últimos años. El representante por excelencia de este subgénero nació de la mano de Epic Games con su saga exclusiva para la consola de Microsoft: Gears of War. Desde la primera entrega se apostó por el multijugador, en sus dos variantes, como fuente principal de diversión, pero el mejor resultado global se puede encontrar en el fin de la trilogía, Gears of War 3.

Los fans demandaban un modo cooperativo para más de dos jugadores y Epic no defraudó, pues el guión se amoldó para cumplir con esta exigencia, haciendo que en todo momento hubiera cuatro personajes disponibles: Marcus, Dom, Baird, Cole, Sam y Anya formaban el escuadrón CGO encargado de acabar con las hordas de locust y lambent que amenazaban la humanidad. Una vez más, la partida en cooperativo garantizaba un avance en la campaña más satisfactorio y menos duro para el jugador, permitiendo que un jugador derribado por fuego enemigo se arrastrase hasta llegar a un compañero de pelotón que le tendiese la mano y reviviera. Además, como novedad en la franquicia se incluyó algo similar a las 'calaveras' de la saga del Jefe Maestro, los mutadores, cuyos efectos tales como munición infinita, exigencia de recarga activa perfecta, o doble daño de los disparos, permitían al grupo de amigos personalizar la dificultad y el reto de la partida, pero ante todo, hacer de la experiencia algo inigualable a nivel de diversión.

Pero sin duda alguna, el punto fuerte de Gears of War 3 lo encontramos en el renovadísimo y adictivo modo Horda para cinco jugadores. En este modo, en el que el objetivo consistía en superar cincuenta oleadas a cada cual más difícil, es en el que se podía elaborar un trabajo en equipo más rico, asumiendo roles, reparando barreras para frenar el asedio locust y lambent, compartiendo armas, munición y dinero con el que fortificar todo el mapeado o comprar un mecha Silverback. Hay pocas experiencias más retantes y divertidas que intentar superar cincuenta oleadas de pura ferocidad locust junto con cuatro amigos más.

Una de las empresas más importantes del sector, Electronic Arts, no dudó ni un segundo en incluir la posibilidad de jugar acompañado la obra de terror y acción de Visceral Games, Dead Space 3. Aunque para muchos fans este hecho fue algo que lamentar, pues daba a entender la primacía de la acción en detrimento del terror de la saga, la inclusión del modo cooperativo para la campaña supuso algo nuevo y fresco, pues no se limitaba a una simple compañía acabando con necromorfos a lo largo de nuestra aventura en Tau Volantis, o la ayuda y protección cuando uno de los dos se encuentre derribado, sino que la idea fue más allá, lo que los desarrolladores llamaron 'cooperativo asimétrico'.

En este modo, dos jugadores -siempre a través de internet- encarnaban al protagonista Isaac Clarke y a su nuevo compañero de sufrimiento, John Carver, un soldado atormentado por la pérdida de su mujer e hijos que, de no jugar en cooperativo, aparecería en puntos concretos a lo largo de la gélida aventura en Tau Volantis. El hecho de jugar en cooperativo permite experimentar una campaña diferente a la orientada a un jugador, pues no hablamos solamente de resolver puzles para dos jugadores donde la coordinación y compenetración es clave, sino que se nos permitirá conocer más aspectos de la historia del nuevo personaje Carver, dándonos nuestro acceso a nuevas zonas y misiones cooperativas opcionales que nos perderíamos de jugar en solitario.

De esta forma, llegados a determinados puntos, el jugador que controle a Carver sufrirá visiones en las que el terror se desata en forma de pesadillas repletas de enemigos y presenciará hechos diferentes a los que estará viendo, al mismo tiempo, aquel que maneje a Isaac Clarke: el famoso juego asimétrico. Aunque puede haber opiniones enfrentadas, nos ha parecido una forma de ver el modo cooperativo muy inteligente e interesante.

Por último, existen dos sagas orientadas completamente al multijugador cooperativo que, de jugar en solitario, ofrecerían una experiencia incompleta, estas son Army of Two y Kane & Lynch. Pueden resultar más o menos atractivas para el jugador, pero lo que sí está claro es que ambos planteamiento exigen coordinación para cumplir los objetivos y acabar con las hordas de enemigos mientras pasamos un buen rato con otra persona, pues el cooperativo está limitado a dos personas.

Plataformas y puzles

Entre tanto disparo es imposible no fijarse en el género de las plataformas que, a lo largo de estos años de generación, han significado un soplo de aire fresco con apuestas arriesgadas o continuistas, pero muy satisfactorias y agradables a la vista. Pero además de ello, se adaptaron a los modos multijugador haciendo de ellos los títulos más divertidos y retantes para jugar rodeado de amigos o familia.

Nintendo apostó por la diversión en familia con su consola Wii, y fruto de ello encontramos uno de los títulos más entrañables y divertidos en cuanto al modo multijugador cooperativo se refiere: New Super Mario Bros. Wii. Un título que volvía a los orígenes del personaje estrella de la compañía nipona, y que aun siendo excelente en el modo para un jugador, si nos rodeábamos de amigos el resultado era insuperable, pudiendo salvar junto con tres amigos a la siempre maltrecha princesa Peach de las garras del malvado Bowser.

La diversión de este modo no radica únicamente en aplastar goombas rodeado de amigos, sino que, en muchas ocasiones, fruto de algún despiste y siempre involuntariamente, podía ocurrir que por algún empujón uno de nuestros acompañantes cayera por un precipicio e intentase vengarse en su siguiente vida, lo que reportaba muchas risas. De este modo, las situaciones divertidas eran infinitas y muy diversas, gracias al caos que se formaba en la pantalla y que distaba mucho de lo que se podía experimentar en la partida para un solo jugador, con pantallas generalmente más llevaderas y previsibles.

Ese divertido caos que se forma durante las partidas en multijugador se premia con la posibilidad de que nuestros amigos nos devuelvan a la vida -mientras tengamos vidas- pudiendo continuar con la aventura y también con la posibilidad de que nos convirtamos en burbuja en cualquier momento si presionamos el botón de acción, salvando a nuestro personaje de una muerte segura o bien -y esto no es recomendable- evitar algún punto complicado.

Otro de los pesos pesados de Nintendo, Donkey Kong, fue resucitado de forma excelente por Retro Studios en su vertiente más clásica con Donkey Kong Country Returns, el que podríamos denominar como mejor plataformas de la generación por diversión, variedad, jugabilidad, diseño artístico y nivel de reto. Un nivel de reto que, a diferencia de otros juegos que cuentan con modo cooperativo, se mantenía pese a jugar acompañado.

El sistema es el mismo al visto en los clásicos de Super Nintendo, pues cada uno de los jugadores controla a Donkey Kong y Diddy Kong, pero la gran diferencia con respecto al título de Mario -además de que solamente es para dos jugadores- radica en que en este caso es indispensable que nuestro compañero tenga, como mínimo, el mismo nivel que nosotros, puesto que no cuenta con una jugabilidad que compense las deficiencias de uno de los jugadores, pudiendo ser una experiencia ciertamente frustrante si las habilidades de los jugadores no son equiparables. Se trata de un título que premia la compenetración, y en el que el reto de conseguir todas las letras KONG y superar los niveles más difíciles acompañados es muy gratificante.

Si hablamos de los mejores plataformas de la generación no podemos dejar de lado la obra de Michel Ancel en Ubisoft, siendo Rayman Origins uno de los pocos títulos capaces de desafiar el trono de Donkey Kong como mejor plataformas de la generación. Un juego con un nivel de reto similar al del mono que también optó por permitir que hasta cuatro jugadores se enrolaran en una aventura preciosa, retante y, sobre todo, muy divertida. Cada jugador tomaba el papel de Rayman, Globox y dos diminutos, cuyas apariencias se iban desbloqueando a medida que nuestra cuenta de electoons aumentaba al superar las mismas fases que en el divertido modo de un jugador, convirtiéndose en una alocada experiencia muy similar a la vista en New Super Mario Bros Wii.

Tales son las similitudes que en la obra de Ancel también podíamos sabotear a nuestros compañeros, golpeándolos, y si por una de aquellas moría, reaparecía envuelto en una burbuja que se desplazaba por el nivel y que podía ser explotada por cualquiera de los otros tres compañeros para devolverle a la vida, haciendo la experiencia más divertida, pero también fácil. Facilidad presente a la hora de seguir a todos los personajes en pantalla, pues el juego se encargaba de que en todo momento se pudiese seguir la actividad de todos los jugadores, autoajustándose la cámara y haciendo los pertinentes 'zooms'. Al terminar cada nivel se nos mostraba una pantalla en la que nos indicaban la cantidad de looms -unos seres minúsculos y dorados- que había acumulado cada uno de los jugadores, por lo que existía una competencia sana por ver quién era aquel que conseguía la mayor cantidad de los mismos a lo largo de cada pantalla. Una gozada.

Una de las sagas más innovadoras de la generación y dentro del género de las plataformas ha sido LittleBigPlanet, una simpática apuesta de Media Molecule que tiene como base la creación de nuevos niveles con un editor que nos permite jugar a ser desarrolladores. En LittleBigPlanet 2 podemos encontrar una comunidad increíblemente grande, lo que se traduce en un conjunto de niveles creados por la comunidad casi incontable. Estos niveles y también los de la historia principal, se pueden jugar con amigos, forma en la que más se disfruta el título, pudiendo jugar acompañado de tres amigos, pegarles, agarrarnos a ellos para poder superar obstáculos, pegarles pegatinas, compartir secretos, redecorar su nave, e incluso compartir ideas a la hora de crear niveles para, acto seguido, comprobar la calidad de los mismos dando un paseo con nuestros 'sackboys'. La gran virtud de este título se encuentra en que es casi infinito, pues la única forma de que dejemos de jugarlo es que nos aburramos de él, cosa difícil viendo la cantidad de niveles temáticos del mundo de videojuegos que van surgiendo cada día.

Trine 2, la continuación de uno de los desarrollos independientes más aclamados y, sobre todo, bellos de la generación es una gran opción a la hora de decidir qué juego jugar en cooperativo. El trabajo de Frozenbyte es, en este aspecto, impecable. El juego permite que hasta tres personas se metan en el papel de tres personajes diferentes y muy diferenciados entre sí por medio de habilidades únicas que nos permitirán avanzar con soltura por los bellos parajes a medida que vamos resolviendo puzles.

Podemos elegir entre Zoya, una ladrona que se caracteriza por una gran agilidad y un gancho que permite salvar obstáculos, Amadeus, un habilidoso mago capaz de crear cajas y puentes del tamaño que deseemos al tiempo que los hace levitar, y Pontius, el personaje guerrero por naturaleza, un caballero con fuerza bruta que puede machacar a los enemigos con un martillo, acabar con ellos con su afilada espada, o bien defenderse de los mismos con su brillante escudo. La diferencia entre jugar en solitario o acompañado de dos amigos radica en que cada uno se puede especializar en una forma de jugar y a la hora de resolver los numerosos puzles no tendremos que estar cambiando de personaje una y otra vez como sí se hace en el modo para un jugador. La experiencia es genial.

Si hablamos de puzles no podemos olvidar al que para muchos ha sido el más original y mejor juego de puzles de la generación. De la mano de Valve surgió la idea de crear un juego de puzles en el que encarnásemos a una chica que pretende huir de unas instalaciones científicas llamadas Aperture Science. ¿La forma de volver al exterior? Usar con cabeza una pistola de portales. El resultado fue inesperado, pues además de contar con unos puzles la mar de retantes y divertidos, el guión, en ocasiones bizarro, pero cargado de humor, hizo del título una obra maestra instantánea.

Parecía difícil de superar, y habrá opiniones dispares respecto a ello, pero Portal 2 consiguió mantener el nivel y, en ocasiones, superarlo. La gran novedad de la entrega se encontró en la inclusión de un modo cooperativo que, en este ocasión, no consistió en jugar lo mismo que en el modo para un jugador pero acompañado, sino que este modo multijugador era completamente independiente de la historia principal, por lo que todos los puzles y salas por las que creábamos portales eran algo completamente nuevo.

Dos jugadores encarnaban a dos robots con el objetivo de superar salas de desafíos pensados para dos jugadores, por lo que se nos ofrecía una experiencia jugable más compleja y completamente diferente y, por tanto, había que poner a prueba nuestro cerebro y la capacidad de adaptación del mismo a otras formas de pensar. La coordinación entre ambos jugadores era el elemento clave de la fórmula, por lo que la comunicación debía de ser fluida y constante para no quedarnos bloqueados en una sala que nos ofreciese un puzle algo difícil. Se trataba de un trabajo en equipo equilibrado porque estaba pensado para que ambos jugadores afrontasen la misma carga a la hora de resolver los puzles que se presentaban, puesto que los robots no pueden avanzar de forma independiente, lo que marcaba la diferencia con respecto a multitud de títulos con modo cooperativo en los que siempre hay algún jugador que lleva las riendas y va más avanzado que el resto.

Ambos robots son independientes, lo que quiere decir que los portales de ambos no están conectados entre sí, cada robot puede conectar sus propios portales de forma separada. Para evitar despistes, se podía indicar al otro jugador donde colocar un portal, realizar gestos para llamar su atención, incluso realizar una cuenta atrás para garantizar que los movimientos se realizaban de forma coordinada en aquellos desafíos que así lo requiriesen y, una vez superados, realizar gestos desbloqueables para mostrar nuestra satisfacción, u otros sentimientos. El resultado, un excelente juego que devuelve a la vida uno de los géneros más olvidados de la generación con un guión cargado de chistes y sarcasmo con el que pasar un buen rato acompañado estaba garantizado.

Otras apuestas

Además de los géneros que hemos repasado anteriormente, existen otras apuestas más arriesgadas que cuentan con un modo cooperativo y que hemos querido destacar por su diversión, innovación, u originalidad.

¿Quién no ha querido ser estrella del rock? ¿Quién no ha soñado con montar una banda? Pues Harmonix consiguió acercar las sensaciones de ser una estrella del rock con Rock Band 3, la obra más completa de su saga más exitosa. Contando con batería, guitarra, micrófono y la inclusión de un teclado, nos permitía hacer nuestros pinitos como músico o cantante roquero...aunque fueran instrumentos de plástico. Ya fuese a través de internet, o montando todo un escenario en el salón de tu casa, el amplio abanico de posibilidades y el bien seleccionado 'tracklist' del juego -más todas las canciones que se pueden arrastrar desde los anteriores Rock Band- hizo de este título una de las mejores experiencias cooperativas en cualquier consola. Retante a medida que sube el nivel de los temas a tocar, adictivo como pocos y sobre todo desenfadado. El resultado a los instrumentos puede ser mejor o peor, pero la experiencia de seguro es inolvidable.

Cuando hablamos de apuestas arriesgadas siempre nos viene a la mente todo el trabajo que hacen pequeños estudios o desarrolladores independientes, permitiendo que probemos otros títulos de menor presupuesto pero con mecánicas jugables adictivas, o experiencias únicas e irrepetibles. Este es el caso de Journey, un juego desarrollado para PlayStation 3 por un pequeñísimo estudio llamado thatgamecompany que ha conseguido un increíble éxito a todos los niveles por lo especial de su propuesta, su belleza y, en definitiva, la sensación que reporta una vez lo juegas. Sin ahondar más en la misma, pues es algo que debe ser experimentado por cada uno, esta aventura en principio de soledad también cuenta con un componente online.

Si se juega estando conectado a internet existe una alta probabilidad de que durante nuestro viaje nos encontremos con algún otro jugador que esté disfrutando de la aventura. No sabremos nada de ese jugador, pues no se nos indicará en ningún momento su 'nick', y lo único que podremos hacer será una serie de gestos como sentarse o saltar, a partir de ahí queda a disposición del jugador la decisión de seguir la aventura junto con el desconocido que nos hemos encontrado durante la misma o seguir por nuestra cuenta. Pese a que no cambia en nada la jugabilidad, ya que realmente no se trata de un modo cooperativo, lo raro será que ese viaje de soledad no se haga acompañado del desconocido que nos encontremos.

Otro de los más exitosos juegos independientes, Minecraft, también permite cooperar entre varios jugadores para construir el mundo que deseemos de forma conjunta, ayudándonos, aportando materiales, picando, construyendo y haciendo frente a la noche. Este modo cooperativo hace la tarea mucho más llevadera que si todo el trabajo recayese en un solo jugador y permite ver construcciones y réplicas de lugares reales o ficticios realmente impresionantes. Es como construir cosas con Lego pero solamente limitados por nuestra voluntad.

Hablando de Lego, no podemos terminar este reportaje sin mencionar los simpáticos y divertidos juegos de Lego ambientados en películas como El Señor de los Anillos, Indiana Jones, Star Wars, Harry Potter, Batman y un largo etcétera. Todos permiten disfrutar del ácido humor característico en compañía, al tiempo que recogemos todos los coleccionables repartidos por los escenarios y construimos todo tipo de objetos. Una saga en el que la diversión en familia y con amigos está garantizada.